tag:blogger.com,1999:blog-8647817511753090232024-03-13T20:09:36.082+01:00SOBRETARDELo último de la tarde, antes de anochecer (DRAE).
Creado para tratar temas que vayan surgiendo de mis lecturas o meditaciones, sin preocuparme demasiado por la actualidad.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00620597546106587112noreply@blogger.comBlogger408125tag:blogger.com,1999:blog-864781751175309023.post-72036905866262595582018-07-29T18:06:00.003+02:002018-07-30T12:40:31.772+02:00De ciertas cosas y de la propiedad intelectual<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0; mso-bidi-font-weight: bold;">Insisto en que este blog está
oficialmente fenecido, aunque reviva alguna vez. Podría ser de esos muertos a
los que alguien se refirió cuando dijo “los muertos que vos matáis gozan de
buena salud”. Escribo alguien, sin más, porque, aunque muchos crean lo
contrario, estos dos octosílabos no aparecen en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Don Juan Tenorio</i> de Zorrilla. En realidad, no se sabe quién lo dijo.
Lo dejo, no sigo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0; mso-bidi-font-weight: bold;">Esta es ya la primera
digresión. He contado más de una vez que, con el blog ya muerto, no tengo por
qué ajustarme a la extensión normal de las entradas y me pueden salir
kilométricas. Antes, con el blog vivo, distribuía mis escritos más largos en
varias entradas encadenadas. Ahora prefiero escribir una sola entrada y que el
lector haga sus pausas cuando quiera. ¿No es mejor así? Si hago yo las
particiones, obligo al lector a aceptarlas tal cual y a esperar los sucesivos días
de publicación para llegar hasta el final. De esta otra manera, escribo el
texto entero y que el lector se administre como quiera. Una verdad queda
incuestionada e incuestionable: mi proclividad a escribir largo. Odio los tuits
y los 140 caracteres. La verdad es pleomórfica y nada, por simple que sea, se
puede decir con mediana exactitud en menos de dos o tres páginas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0; mso-bidi-font-weight: bold;">Si me tomo estas libertades con
mi blog, en cambio hay una cualidad que sí me exijo siempre para revivir al
muerto: que se trate de un tema de cierta trascendencia y actualidad. En realidad
es como si fuera un blog nuevo, porque en el antiguo ya se hacía notar en el
pórtico que no me iba a preocupar mucho por la actualidad. Ahora es distinto,
hace falta alguna razón algo urgente para exhumar un cadáver y hacerle hablar.
Por ello, de mis últimas entradas muchas fueron de tema político.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0; mso-bidi-font-weight: bold;">Esta de hoy no lo es estrictamente,
pero sí se refiere a un asunto candente. Ha surgido por una razón concreta que
explicaré y que me permitirá explayarme sobre un fenómeno actual y preocupante,
que todavía no menciono. Calma.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0; mso-bidi-font-weight: bold;">Tengo más de veinte libros
publicados, la mitad de ellos sólo en digital; la otra mitad en papel y
digital. No soy un experto, pero tengo la impresión de que cualquier cosa
digitalizada, a no ser que esté protegida con medios extraordinarios, está
completamente abierta, accesible y puede ser copiada sin más; pirateada como se
dice en términos coloquiales. Yo publiqué mis textos digitales en Amazon, pero
ahora me los encuentro en otros sitios y para ser descargados gratis, al menos
durante un cierto tiempo de prueba. Lo he descubierto por lo que sigue.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0; mso-bidi-font-weight: bold;">Miro en Google uno de mis
libros, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Apuntes sobre literatura</i>, de
los que están sólo en soporte digital. En una dirección, en una URL, me
encuentro el encabezado: <b>Apuntes sobre Literatura (Spanish Edition), <i>Francisco
Luis Redondo Alvaro</i></b><span style="mso-bidi-font-style: italic;">, y un
texto en el que se cita un par de párrafos míos y se hace una reseña de la
obra, bastante bien escrita y que la describe muy adecuadamente, en términos
halagüeños. Copio el texto, que es algo largo, en un color distinto del
habitual del blog, e indico claramente, entre comillas y con el color de
siempre, las dos citas mías que mencioné:<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #3333ff;">Se trata de una interesante obra, peculiar en más de un
sentido; parece que estuviera dirigida a un lector único, al que se le hablara
al oído, amistosamente y con la más absoluta libertad. Su nota más
característica es la total libertad en la redacción y en el método, junto a un
humor bastante sutil, que está presente desde las primeras líneas. El propio
autor explica, al principio:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">“Estas notas son para mi uso personal, pero están
escritas con la idea de que pudieran ser leídas, algún día, por un lector poco
avisado o imprudente. Esto último no debe confundir o desvirtuar su principal
objetivo o hacer injustificables las licencias que me tomo. Estas licencias se resumen,
en la práctica, en una: no tengo ninguna intención —y por lo tanto ninguna
obligación— de ser absolutamente completo, meticuloso o académico”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #3333ff;">La idea que subyace en todo el proyecto es la entusiasta
convicción de que los lectores, el otro necesario extremo de la comunicación
literaria, han sido descuidados por unos y otros, sin considerar que para tener
buena literatura hacen falta, antes que ninguna otra cosa, buenos lectores. A
partir de ahí, con esos presupuestos, el contenido y el tono de estos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Apuntes sobre literatura</i> es el
pertinente. No se establece una diferencia insalvable entre el autor y el
lector, sino más bien un conversación amable y fluida entre ambos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #3333ff;">Se habla luego, sin un guion prefijado: de la memoria y
la inteligencia, del valor de las palabras, de los contenidos de las obras, de
su limpieza, de su extensión, de los mundos que describen, de la belleza y el
feísmo, del extraño éxito de ciertas novelas, de los sentimientos en la
literatura, de las tipos de narrador, de la ficción histórica, de la erudición,
de la variable génesis de las obras, etc. En definitiva, de muchos de esos
temas candentes de la literatura, que se han estudiado y discutido a lo largo
de la historia. Todo a la luz de las obras que se van analizando, desde antiguas
obras persas o indias hasta las más recientes, con citas textuales de las
mismas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #3333ff;">Todo es como un gigantesco muestrario en el que se expone
lo que, a juicio del autor, puede ser buena y mala literatura, de los más
diversos géneros y procedencias. La ficción de contarlo todo a un lector
privilegiado y atento se lleva al extremo y a veces parece asistirse a una
imposible conversación entre ambos, buscando aquiescencias y complicidades. Hay
algunas digresiones intercaladas, casi todas adobadas con un delicado humor. El
material recogido es abundante y también las diversas opiniones sobre temas
literarios, con citas escogidas, muchas de ellas nada fáciles de
encontrar.</span><br />
<span style="color: #3333ff;">Al final, hay un índice de nombres, con más de cuatrocientas entradas, para dar
una idea de los autores que vienen mencionados en la obra. También hay más de
cien notas explicativas; casi todas son la traducción de pasajes que no están
en español en el texto.</span><br />
<span style="color: #3333ff;">Para mostrar algo del ambiente general de la obra, traigo aquí un párrafo sobre
el valor de las palabras, que hace referencia a un cuento de Goethe:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">“Una hermosa serpiente de color verdemar se tragó unas
monedas de oro y se fue haciendo luminosa y transparente. Se metió luego en una
cueva en la que había una estatua en piedra de un viejo rey. El rey, la estatua
del rey, le preguntó: ¿De dónde vienes? De la sima donde habita el oro,
contestó la serpiente (se sabe desde siempre que las serpientes pueden hablar y
hasta ser muy convincentes). ¿Qué es más precioso que el oro?, preguntó el rey.
La luz, respondió la serpiente. ¿Qué es más bello que la luz?, preguntó el rey.
La palabra, respondió la serpiente”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #3333ff;">Un libro para leer despacio, sin prisas. Para
disfrutarlo.</span> <span style="color: #7030a0;">Fin de la capción.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Aunque en la dirección de la que hablo se contempla un período
de una semana de prueba gratis, para inspeccionar o descargar la obra, uno ha
de registrarse de manera obligatoria y aportar de entrada una tarjeta bancaria.
Se trata, evidentemente, de una entidad que persigue algún ánimo de lucro. Pero
he de reconocer que todo lo que me pareció novedoso o valorable de mi libro al
escribirlo, está recogido convenientemente en la crítica y lo hago constar así.
<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">No he investigado cuantas direcciones análogas, que atañan
a otras obras mías, circulan en Internet y me resulta imposible conocer cuántos
lectores he podido tener por estas vías, lo que es una contrariedad, porque un
escritor gusta de saber a cuántos lectores llega. Un escritor escribe para ser
leído, aunque la intensidad o urgencia de este deseo sea todo lo variable que
se quiera. Aclararé que el número de webs que aparece al escribir mi nombre
entre comillas —para contabilizar únicamente las citaciones precisas— es de
varios miles, lo que imposibilita un seguimiento exhaustivo de las mismas. Todo
esto es ya un serio inconveniente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Naturalmente, hay algo más, mucho más grave: el desprecio
por cualquier clase de propiedad intelectual y la usurpación de derechos
económicos que deberían corresponder exclusivamente al autor de la obra. Esto a
mí, particularmente, no me importa, porque escribo por afición y nunca pensé en
posibles ventajas económicas, que además sé que son infrecuentes entre los escritores.
Pero también soy consciente de que hay escritores profesionales que aspiran con
toda justicia a vivir de su ocupación. Y si ya es difícil sin piratería, uno
puede imaginarse cómo es con ella. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">El famosísimo dicho de</span><span style="mso-ansi-language: FR;"> <span lang="FR" style="color: #7030a0;">Pierre-Joseph </span></span><span style="color: #7030a0;">Proudhon, en su obra </span><i><span lang="FR" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: FR;">Qu'est-ce que la propriété?</span></i><span style="color: #7030a0;">, “la propiedad es el robo”, parece haberse instalado sin
matizaciones o distingos en el terreno de la producción intelectual. Y eso me
parece profundamente injusto, porque revela una falta de comprensión de lo que
es el trabajo de creación, que demanda muchas veces un esfuerzo y una
dedicación que no tiene muchos análogos en otros quehaceres. Me permitiré una
última licencia, la de copiar el párrafo en el que Proudhon menciona, con
cautela y seguro de no ser comprendido, la definición suya: </span><span lang="FR" style="color: #3333ff; mso-ansi-language: FR;">Si j’avais à répondre à la
question suivante : Qu’est-ce que l’esclavage? et que d’un seul mot je
répondisse : c’est l’assassinat, ma pensée serait d’abord comprise. Je
n’aurais pas besoin d’un long discours pour montrer que le pouvoir d’ôter à
l’homme la pensée, la volonté, la personnalité, est un pouvoir de vie et de
mort, et que faire un homme esclave, c’est l’assassinat. Pourquoi donc à cette
autre demande : Qu’est-ce que la propriété? ne puis-je répondre de
même : c’est le vol, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">sans avoir la
certitude de n’être pas entendu</b>, bien que cette seconde proposition ne soit
que la première transformée? </span><span style="color: #3333ff;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Un querido amigo de juventud decía, hablando sobre ese
tema y con entera convicción: La propiedad surgió cuando un primer hombre tuvo
la desfachatez, la desvergüenza, de decir de algo “esto es mío” y otro hombre
fue lo suficientemente pusilánime para aceptarlo. Mi amigo era puro y sincero y
creía en lo que decía. Hay un período de la vida en que se puede creer en cosas
parecidas, que atañen a los grandes e insolubles problemas de nuestro mundo. Y hay personas
que llegan con estos convencimientos hasta el final de sus vidas. Son seres
puros, admirables y raros.</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00620597546106587112noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-864781751175309023.post-22529294259598867482018-07-03T11:10:00.002+02:002018-07-05T19:13:18.983+02:00La impotencia de la posverdad<br />
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; tab-stops: 171.6pt; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #0601cf; mso-bidi-font-style: italic;">Este
blog está oficialmente fenecido y sólo escribo en él muy ocasionalmente. Por
ello me permito hacer entradas con extensión de artículo de periódico —a veces hasta más— y no las fragmento. Quedan aquí,
completas, y el lector podrá demorar su lectura cuanto guste, quizá toda la
eternidad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Terminé mi entrada anterior prometiendo hablar de lo que
la posverdad no puede conseguir, lo que está fuera de su efímero, frágil y
falaz reino. Quizá no se ha reparado debidamente en hasta qué punto el coqueteo,
el cambalache frívolo con la mentira, que es la seña distintiva de la posverdad,
va frontalmente en contra de la gran tradición humanística de nuestra
civilización occidental. Desde hace unos dos mil quinientos años, una actitud
reconocida y aceptada por los sabios, los filósofos y los científicos, que
constituye el eje sobre el que se ha de desarrollar la búsqueda de la verdad,
se resume en una curiosa y extendida fórmula: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Amicus Plato sed magis amica veritas</i>, que traduciré muy
literalmente: amigo Platón, pero más amiga la Verdad. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Todo ha de supeditarse a ella, a la Verdad, a su pureza,
a su integridad. Ni siquiera podría decirse quien fue el primero que utilizó
esta enseña, el que la compuso, ni el exacto ámbito cultural en que surgió,
aunque está inscrita en la época de Platón y Aristóteles. En el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fedón </i>platónico, al narrar el último día
de la vida de Sócrates, se cuenta cómo sus discípulos atenienses y otros filósofos
de distintos lugares de Grecia quieren oír de él sus últimas certezas,
particularmente en lo referente a la inmortalidad del alma. Tras el debate, quedan
dudas, sobre todo por las objeciones planteadas por dos de ellos venidos de
Tebas, Simmias y Cebes, discípulos del pitagórico Filolao. Y es el propio
Sócrates el que establece la regla de oro: </span><span style="color: #0601cf;">“Vosotros,
por tanto, si me hacéis caso, habréis de cuidaros poco de Sócrates y mucho más
de la verdad, y si en algo os parece que digo lo cierto, lo reconoceréis, pero
si no, os opondréis con toda razón”.</span><span style="color: #7030a0;"> Sí, aquí
podría decirse ya <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Amicus Socrates sed magis
amica veritas.</i><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Platón, en el libro IX de su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Republica</i>, nos muestra a un Sócrates consciente de que Homero y sus
imitadores no conducen al descubrimiento de la verdad en algunos asuntos de los
que tratan, ya que ofrecen imágenes o apariencias de diferentes realidades, sin
tener exacto conocimiento de las mismas. Para Sócrates resulta claro que Homero
ha superado sus propios límites al tocar un sinfín de temas, muchos de los
cuales quedaban fuera de sus competencias propias. Aquí podría también escribirse
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Amicus Homerus sed magis…</i><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Para muchos estudiosos, el origen más probable de la
famosa enseña estaría en el libro I de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ética
a Nicómaco</i>, de Aristóteles, expresada con la fórmula ya expuesta, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Amicus Plato magis amica veritas.</i> El
texto analiza la teoría del bien universal, que se originó en el seno de la
escuela platónica y dice: Deberíamos examinar la noción del bien universal,
aunque esta investigación nos resulte difícil “por ser amigos nuestros los que
han introducido esas ideas”. Sin embargo, debemos sacrificar incluso lo que nos
es propio, cuando se trata de salvar la verdad, sobre todo siendo filósofos,<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> </b>pues, siendo ambas cosas queridas, es
justo preferir la verdad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">A lo largo de toda la historia de la filosofía se encuentra
esta veneración por la verdad, con formulaciones que copian y refrendan las
primitivas griegas. La frase <i style="mso-bidi-font-style: normal;">amicus
Plato, sed magis amica veritas</i>, la más generalizada, citada por </span><span lang="EN-GB" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-GB;">Ammonio </span><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">en su libro</span><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-GB;"> </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="EN-GB" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-GB;">La vida de Aristóteles</span></i><span style="color: #7030a0;">, ha sido reproducida en su contexto clásico por muchos
autores: Beda el Venerable, Santo Tomás, Erasmo de Rotterdam, Lutero,
Cervantes. Se encuentra también, algo modificada, en Newton: </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="EN-GB" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-GB;">Amicus Plato, amicus Aristóteles, sed magis amica
veritas</span></i><span style="color: #7030a0;">. Se había convertido ya en moneda
de uso común. ¡Qué hermoso es verles a todos declarándose amigos invariables de
la verdad y haciendo progresar así el mundo!<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Este asunto de las frases que exponen el profundo amor y
respeto debidos a la verdad es sólo una anécdota, una constatación banal. Más
importante y nuclear es el hecho de que en el mundo de la ciencia y de la
filosofía, en el estricto campo de la epistemología, ha existido una
preocupación constante por las vías correctas para buscar la verdad. El tan
reconocido método científico no es más que el conjunto de normas elaboradas
para lograr este propósito. Diversos filósofos han delineado también criterios
para poder proclamar la verdad de una proposición.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">No es este el lugar para estudiar <i style="mso-bidi-font-style: normal;">in extenso</i> este tema. Por citar a alguien, me referiré al filósofo
americano Charles Sanders Peirce y su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">fallibilism
</i>(falibilismo), término que creó a finales del siglo XIX y que postula que “ninguna
creencia puede ser justificada enteramente”. Este aserto ha sido definido con
diversa exigencia y rotundidad por diferentes autores, que lo aplican a áreas
más o menos amplias de lo cognoscible. En realidad, la idea de que la verdad
científica es siempre provisional y perdura sólo hasta que nuevas experiencias
la modifican o completan, está firmemente anclada en la historia del
pensamiento científico. Lo que revelan estas ideas es que se impone siempre,
necesariamente, un cuidado exquisito al transitar el difícil camino que conduce
hasta la verdad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Otro concepto básico en el campo de la filosofía de la ciencia
es el de falsabilidad o refutabilidad, términos centrales en la teoría
epistemológica falsacionista del filósofo austríaco Karl Popper. Esta teoría
exige que cualquier proposición universal ha de producir necesariamente enunciados
lógicos “que puedan demostrarse falsos empíricamente”. Esta posibilidad de
demostrar el error, esta falsabilidad es el segundo pilar del método
científico, siendo el primero el de la reproducibilidad. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">¿Por qué cuento todo esto? Pues, simplemente, para poner
de manifiesto que para todos los que se han dedicado a investigar en los más
diversos campos del saber, la verdad es una cualidad del pensamiento
absolutamente crucial, exigible, irrenunciable, capaz de seducir al
entendimiento de forma absoluta. Frente a esta primacía axiológica, este
carácter cuasi religioso de la búsqueda de la verdad, el mundo de la posverdad
ha de parecer, forzosamente, vacío de contenido y un basurero de falacias.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Cuando uno llega a cierta edad, es casi imposible no
mirar hacia atrás de vez en cuando, para encontrar el mundo que fue. Incluso
tratando de ser ecuánime, de no dejarse engañar por los factores que pueden
embellecer nuestros recuerdos, tiene uno la casi seguridad de que hoy vivimos
malos tiempos, aunque nunca los tiempos fueran buenos del todo para quienes les
tocó vivirlos. Hace casi un siglo que Santos Discépolo compusiera el tango <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cambalache</i> (1934) y siempre se pensó que
podría describir la sociedad de cualquier época. A pesar de todo, parece que
algunos conceptos, algunas maldiciones, serían aplicables especialmente a
nuestro presente, con la irrupción triunfante de la posverdad, el acceso a cierta
‘cultura’ de las masas y la pérdida del sentido humano de la moral. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que
traidor, ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador. ¡Todo es igual, nada es
mejor, lo mismo un burro que un gran profesor!</i>, decía el tango.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">No creo ser pesimista si afirmo que hoy día se tiene la
impresión de que, a pesar de que buena parte del mundo más civilizado —más desarrollado,
quizá sería un calificativo más apropiado— ha logrado niveles de organización
social y de riqueza apreciables, se está todavía muy lejos de la perfección en
nuestro estado de bienestar y plenitud social. Como dijo alguien, con fina
ironía, el problema no es que los pobres quieran ser ricos, lo realmente grave
es que los ricos quieren ser felices. Y hay grandes áreas de pobreza y graves simas
de infelicidad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Un porcentaje alto de estos países a los que me refiero
tienen esa organización social y política que hemos convenido en llamar
democracia. ¿Podría ser que esta forma de gobierno, de la que se dice con gran
convicción que es la menos mala de todas, no estuviera tan adornada de gracias
como se supone? No haré sino mencionar el reciente libro de Jason Brennan, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Contra la democracia</i>, en el que se
señalan con cautela algunas<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>importantes
fallas del sistema. Me limitaré a decir que, desde el siglo XIX, cuando empezó
a cristalizar la democracia moderna, se tuvo la impresión de que una rémora básica
de la misma derivaba del hecho de que muchos miembros de la sociedad carecían
de la formación necesaria para poder participar en el juego político. Desde el
principio, se pensó que con el tiempo se irían educando todos y este
inconveniente inicial iría desapareciendo. Fue un optimismo que luego se reveló
no enteramente justificado. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Lector, con estudiar a algunos de nuestros diputados ya
tienes una idea de lo que puede ser la democracia y puedes ahorrarte leer a
Brennan para ver sus defectos. Si alguien grabara algunas intervenciones en
nuestro Congreso de Diputados (y Diputadas, no se olvide) y publicara el vídeo,
lo convertiría en viral en un santiamén y con él podría preparar un opúsculo
que sería un </span><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">best-seller</span><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0;"> </span><span style="color: #7030a0;">internacional y haría olvidar por los siglos el libro de
Brennan. Ni comparación en efectividad, en crudeza.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">En el mundo actual, al que, simplificando hasta lo
irrazonable, consideraré inficionado por el innoble espíritu de la posverdad —un
mundo que se ha hecho poco racional y en el que se dan fenómenos inimaginables
hace sólo unas décadas, quizá por la proliferación de las llamadas redes
sociales y otros medios de comunicación y participación—, es obvio que la
frivolidad ha invadido espacios reservados antes a los pensadores y estudiosos y
ensombrece el futuro de la meditación filosófica sosegada y la persecución
serena de la sabiduría. Era hermoso, decía antes, ver tantos hombres preclaros
proclamándose amigos de la verdad. Es triste encontrar ahora tantos dispuestos
a deformarla y envilecerla.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Las masas han decidido enseñorearse de áreas reservadas
antes a personas de gran formación, profundidad y equilibrio mental y disponen
para ello, entre otras armas, de un foro universal en el que se puede
quintaesenciar el pensamiento siempre que se haga con sentencias de menos de
140 caracteres. Naturalmente que es lícito resumir las ideas, pero no se puede
vivir en la jibarización permanente y la utilización rutinaria de los
procederes de Procusto, aquel peculiar posadero de la mitología griega. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Las perversiones de la democracia no son de ahora, tienen
una historia antigua. Una de ellas, la oclocracia o gobierno de la muchedumbre
(del griego ὀχλοκρατία, ochlokratía) fue llamada así por Polibio —historiador
griego, del siglo II a. de C., en su obra <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Historia
general</i>, en cuarenta volúmenes—, quien la consideró como el peor de todos
los sistemas políticos, el último estado de la degeneración del poder, porque la
muchedumbre, la masa, a la hora de juzgar los asuntos políticos presenta una
voluntad viciada, confusa e irracional, que le priva de la capacidad de
autogobierno.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">En la obra de Brennan, el filósofo americano
ya citado, se sugiere una forma muy distinta y opuesta de manejar los asuntos
públicos: la epistocracia, el gobierno de los filósofos, de los sabios, como proponía
Platón. La etimología de la palabra remite a la antigua Grecia, ya que deriva
de </span><a href="https://en.wiktionary.org/wiki/%E1%BC%90%CF%80%CE%B9%CF%83%CF%84%CE%AE%CE%BC%CE%B7" title="wikt:ἐπιστήμη"><span style="color: #7030a0;">ἐπιστήμη</span></a><span style="color: #7030a0;"> (<i>epistḗmē, </i>conocimiento) y κράτος (<i>krátos,
</i>poder). En definitiva, esta fórmula otorgaría <span style="mso-bidi-font-weight: bold;">el poder o gobierno a los que saben, los que tienen el conocimiento
necesario para gobernar</span>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">El problema obvio es arbitrar la manera de
seleccionar a estos sabios gobernantes. Brennan piensa que se podría lograr con
diversas estrategias: impedir el voto a quienes no pasen determinadas pruebas;
permitir que todos voten, pero con votos de distinto valor según la formación
del votante; hacer que voten sólo personas escogidas al azar, tras pasar por un
curso de conocimientos políticos; crear un sistema en el que las decisiones se
tomen por sufragio universal, pero teniendo un cuerpo epistocrático con poder
de veto. No hay ninguna evidencia de que cualquiera de estas variantes conduzca
a mejores resultados que la democracia actual, la que conocemos hoy.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; tab-stops: 171.6pt; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Quiero alejarme de estos planteamientos excesivamente sesudos, para mí
y supongo que también para mis lectores. Como esta entrada es, en cierto modo,
la continuación de una carta abierta a don Iván Redondo, en la que pretendía
centrarme en la cosas que la casi omnipresente posverdad es incapaz de lograr,
me referiré a esta ‘impotencia de la posverdad’, con un sencillo cuento que enlaza
con mi lejana niñez: la historia de don Pedrito. Lo resumiré aquí, con un
lenguaje no muy lejano del original:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; tab-stops: 171.6pt; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">En uno de los pueblos más bonitos
de España vivía un hombre todavía joven, casado y con dos hijos preciosos, heredero de un negocio familiar que le permitía un cómodo vivir. Los vecinos
no pasaban de cinco mil y él era servicial y amable con todos, que le
correspondían holgadamente. Este ambiente amistoso, unido al hecho de que su
estatura era más bien reducida, había hecho que, a pesar de ser ya claramente un
adulto, le llamaran cariñosa y respetuosamente don Pedrito. El ser humano se busca
a veces, sin necesidad, complicaciones y desventuras; don Pedrito no se
resignaba con el diminutivo y quería ser conocido e interpelado como don Pedro.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; tab-stops: 171.6pt; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Uno de sus mejores amigos,
que sabía la íntima comezón de don Pedrito por el asunto, le aconsejó que se
colocara calzas interiores en los zapatos y que estos fueran de tacón lo más alto
posible. Así lo hizo el buen señor, pero incomprensiblemente todos le seguían
llamando don Pedrito. De común acuerdo con su amigo, don Pedrito empezó a usar también
un sombrero de copa altísimo que, junto con los zapatos, le aumentaba
considerablemente su estatura, su porte. La gente continuaba siendo muy amable
y cariñosa con él y llamándole don Pedrito. Realmente, no lo podía entender.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; tab-stops: 171.6pt; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Se miraba don Pedrito en
los espejos y veía que, con las ayudas mencionadas, su estatura era hasta más
de la normal y no se explicaba por qué no le llamaban ya, de una vez, don
Pedro. Un buen día, subió al desván de su casa, con sus zapatos y su sombrero
puestos, y encontró allí un espejo que había pertenecido a sus abuelos. Distraídamente
se fijó en él y vio su cuerpo entero, pero en la imagen reflejada no aparecía
ninguna de las dos prendas mencionadas. Era un espejo viejo, aunque no de
aquellos tan corrientes en la dorada antigüedad que eran capaces de hablar. Sin
embargo, no hizo falta, porque don Pedrito era un hombre inteligente, aunque
algo caprichoso, y supo perfectamente por qué todos le seguirían llamando don
Pedrito hasta el fin de sus días.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; tab-stops: 171.6pt; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Es un cuento muy sencillo,
para niños, pero los fabricantes de apariencias y asesores de imagen deberían
recapacitar sobre él. Mucho más elaborado y conocido es el <span style="mso-bidi-font-style: italic;">cuento de Hans Christian Andersen, <i>La
reina de las nieves</i>, en el que se describe un espejo que es capaz de
transformar la realidad, ya que no refleja lo bueno de las personas y las cosas
y en cambio magnifica sus aspectos negativos, lo que no deja de ser una forma
de posverdad. Téngase presente que esta supone simplemente la deformación de la
realidad, tanto embelleciéndola como afeándola. En política partidista, se
trata de ensalzar al que se pretende ayudar y denigrar al contrincante.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; tab-stops: 171.6pt; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0; mso-bidi-font-style: italic;">En
este cuento, es el demonio el constructor del espejo, bajo la forma de un <i>troll</i>
perverso —los <i>trolls</i> son duendes de la mitología germano-nórdica,
escandinava, considerados peligrosos para los humanos—. Lo llevó hasta los más
remotos lugares del país, por lo que todos sus habitantes sólo pudieron
contemplar la parte más triste, pobre y desolada del mundo. Quiso después el duende
subir con su portentoso invento hasta los cielos para burlarse de los ángeles y
del Señor. Cuando estaba muy alto, el espejo se le escapó de las manos y al
caer a la Tierra se rompió en millones de pedazos muy pequeños que se esparcieron
por el mundo. Si uno de estos pedazos entraba en el ojo de una persona se
quedaba allí y le hacía ver sólo lo feo y desagradable de la creación y si llegaba
al corazón, lo<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>transformaba en un trozo
de hielo. Apurando la analogía con la posverdad, habría que decir que con esta,
las partículas pueden llegar al cerebro y anularlo parcial o completamente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; tab-stops: 171.6pt; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">El problema de la posverdad
es que, aunque muchas personas resulten engañadas al apreciar ciertos
personajes públicos pulidos artificialmente, quedarán otras que sabrán
discernir en ellos el artificio acompañante y la auténtica realidad. Y siempre
habrá en alguna parte un espejo que los muestre en su prístina naturaleza e
integridad. Ni el más aventajado de los muñidores políticos podrá hacer que lo
ilegítimo pase por legítimo, aunque sea legal. Y tampoco podrá ocultar los
rasgos personales aborrecibles y vulgares de los personajes, ni la fealdad de
su ambición o falta de escrúpulos. Como ha señalado un conocido articulista, aunque
se hayan “sustituido las ideas por perros y gafas de sol”, resulta imposible
olvidar sus conductas y su carencia de refrendo popular. Eso, don Iván, no hay
mago que pueda zurcirlo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; tab-stops: 171.6pt; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Es que en este mundo de la
posverdad hay mucho Ganelon, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">if you know
what I mean</i>. Dante en su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Divina Commedia</i>,
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Inferno</i>, canto XXXII, lo llama
Ganellone y lo coloca en el Cocito, el lago congelado situado en el noveno
círculo del Infierno, en la segunda esfera, Antenora, en donde son torturadas
las almas <i style="mso-bidi-font-style: normal;">de’ traditori di loro schiatta
e de' traditori de la loro patria</i> (los traidores a su linaje y los
traidores a su patria). Están allí, enterrados en hielo hasta la cintura, con
la parte superior del cuerpo padeciendo los helados vientos infernales. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; tab-stops: 171.6pt; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">El político quizá más
valorado de la transición, hablando a un miembro de otro partido, le espetó:
Usted podrá llegar a ocupar cargos destacados, las circunstancias podrán
convertirle en una persona importante, pero nadie podrá hacer de usted un
caballero. Pues eso. Hay metas que no pueden alcanzarse con la posverdad, porque
reclaman la franqueza, la honestidad, la contundencia de la Verdad pura, la
sagrada y eterna Verdad. Ocurre, además, que cuando alguien ha incurrido una
vez en una grave falta, la gente también tiende a generalizar, aplicando en
otros ámbitos de conducta el dicho latino sobre la credibilidad de los
testigos, <i>falsus in uno, falsus in ómnibus.</i></span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00620597546106587112noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-864781751175309023.post-26226086058000809652018-06-26T10:40:00.002+02:002018-06-27T05:29:50.488+02:00Carta abierta a don Iván Redondo<br />
<div align="center" class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Estimado señor Redondo: Por lo que leo en la
prensa, parece que fuera usted una especie de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Deus ex machina</i>, capaz de transmutar una situación, una realidad,
en un periquete, como ocurría en las antiguas representaciones teatrales de
griegos y romanos. En nuestras circunstancias actuales, cuando ninguno de los diecisiete
ministros (y ministras, no se olvide) juró su cargo, evitando así obsoletas y
periclitadas fórmulas de lealtad o perseverancia, entiendo que la calificación
de arriba, que alude a un Dios, resulte extremadamente inadecuada. Por ello
podría llamarle más bien <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Magister falsae
veritatis</i>, o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Magister posterae
veritatis</i>, o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Magister post veritatis</i>,
aunque tampoco sé si estos latinajos son pertinentes en nuestro mundo moderno. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Los dos últimos, además, son un intento no
justificado de traducir literalmente al latín el término de posverdad, en un
sentido que no es correcto, ni refrendado por nuestra Academia, porque la
posverdad no tiene nada que ver con una verdad posterior o más reciente —lo que
podría sugerir la idea de más moderna, más actual…, quizá más ajustada o más
verdadera—. Todo viene de una confusión debida a la transliteración de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">post-truth</i>, término que, en inglés, no
implica secuencia temporal o espacial. En efecto, aunque el prefijo post en
inglés puede remitir a una noción temporal o de orden en otros casos, este
matiz semántico no existe en el término concreto que nos ocupa. Por tanto, la
versión al castellano de tal expresión debería explicitar y enfatizar esa idea
de falsedad, de mentira, traduciéndola por falsa verdad o pseudoverdad (ψευδής
αλήθεια).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Porque la posverdad es, sobre todo y principalmente,
una mentira o, si se quiere, una cierta manera de mentir, una distorsión
deliberada de la realidad, una manipulación de creencias y emociones
para influir en la opinión pública, como la define con
acierto la RAE. En el fondo, nada nuevo, se mire como se mire: desde que el
hombre inventó la palabra —o la palabra creó, hizo hombre al hombre—, este supo
emplearla para ocultar su pensamiento, para suplantarlo, para mentir. Hace ya
dos mil quinientos años había griegos, los sofistas, que, según Protágoras,
podían convertir en sólidos y fuertes los argumentos más débiles y eran capaces
de envenenar y embelesar con las palabras, como afirmaba también el filósofo Gorgias
de Leontinos. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nihil novum sub sole</i>. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Esta perorata tiene una finalidad, señor Redondo,
aparte de la de felicitarle por su habilidad para contribuir eficazmente a
modelar o embaucar la opinión pública. Sin regatearle elogios —usted tiene, lo
digo ya, un apellido que lleva casi inevitablemente a la inteligencia, a la
brillantez, y lo afirmo con conocimiento de causa—, también me propongo
apuntarle que es muy difícil engañar a las masas. Quiero decir que las masas,
se engañan ellas solas muy ricamente, sin necesidad de inductores, y sólo se
dejan seducir por los que les cuentan aquello que quieren oír; o sea que, en el
fondo, aquí no se sabe quién seduce a quién. Por citar a alguien, le recuerdo
que hace casi un siglo se escribió <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
rebelión de las masas</i>, que debería ser ahora texto de obligada lectura.
Su autor, Ortega y Gasset, era también en ocasiones un gran embaucador, pero
operaba sobre sedicentes intelectuales y engañar a estos ha sido siempre mucho
más fácil.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Un banco de arenques no es más inteligente
que un arenque solitario. De hecho, algún sólido pensador ha sostenido que la
inteligencia de una masa es siempre igual a la del más necio de sus
integrantes. Cuando en el seno de la misma surge alguien que grita o compone
pareados, este cómputo hay que dividirlo forzosamente por el número </span><span style="color: #7030a0; font-family: Symbol; font-size: 12pt; text-indent: 1cm;">p </span><span style="color: #7030a0; text-indent: 1cm;">(3,1415926...). No se conocen las razones de este
cálculo, pero es exactamente así, como atestiguan los psicólogos, sociólogos y
matemáticos de todos los tiempos. Hay que confiar en la matemática, que como se
sabe desde Kepler y Galileo rige el veloz movimiento de los astros, la forma y
configuración de sus estelas y singladuras.</span><br />
<span style="color: #7030a0;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Puedo confundirle, señor Redondo. Le estoy
escribiendo una carta y me pierdo hablando de dioses, latines, griegos,
apellidos y masas. Me corrijo enseguida. Usted es, también lo leo en alguna
parte, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">spin doctor</i>; yo soy, por decirlo
también en inglés, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">medical doctor</i>,
doctor en Medicina. Esto último todo el mundo sabe lo que es y no requiere más
explicaciones. Otra cosa es lo de spin doctor, que es </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: #0425cc;">someone whose
job is to make ideas, events, etc. seem better than they really are, especially
in politics</span></i><span style="color: #7030a0;"> (alguien cuyo trabajo
consiste en fabricar ideas, acontecimientos, etc., que parezcan mejores de lo
que son realmente, especialmente en política). Reconocerá que estos doctores
son legión. El tabernero que abre un bar en el antiguo Madrid y proclama que
hace las mejores croquetas de España, es también, en mi entender, un spin
doctor. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">No se me entienda mal. No es lo mismo abrir
un bar de tapas que ganar una moción de censura y derribar un gobierno. Lo que
yo me pregunto en este asunto, y no deja de inquietarme profundamente, es el
valor de todo esto, de estas estrategias, en la persecución de la verdad
‘verdadera’, o la justicia, la igualdad, la fraternidad universal, las utopías
diversas, que han acariciado los hombres desde siempre. Con otras palabras, la
última utilidad, moralidad y racionalidad de estos empeños.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Usted, señor Redondo, hace su labor lo mejor
que puede y parece que la hace con notorios éxitos para quien le contrata. El
abogado defensor de un asesino en serie, cumple igualmente con su misión ante
la ley. Usted ha trabajado para personas de derechas, de izquierdas y gentes ni
de acá ni allá. Pero un instrumento tan potente como ese del que le es dado
disponer, forzosamente ha de regirse por ciertas normas, por alguna clase de
código. No se me vaya a inquietar por esto: usted puede argüir, con razón, que no
es culpable de nada, porque todos los políticos son iguales. No lo digo en un
sentido maligno; quiero decir, simplemente, que todos tienen la ilusión, el
deseo ferviente, de acertar, de mejorar la suerte de sus conciudadanos, aunque
luego opere la realidad y haya también pillines que busquen solamente su medro
personal. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Así que mi crítica no va dirigida a usted,
sino a este mundo moderno ramplón y vacuo, en el que se ha universalizado la
estupidez. Shakespeare, en el acto V, escena ii, de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Henry V</i>, hace decir al rey, hablando a la reina: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">We are the makers of manners, Kate</i>
(Somos los forjadores de modales, Kate). Hoy este papel de definidores del buen
gusto, de las buenas maneras, queda a menudo en manos de ignaros payasos y
albardanes. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Lo que sí quiero resaltar es cuán distinto es
su trabajo del de otros, intelectuales o sencillos obreros. Un médico, un
albañil, no tratan casi nunca de camuflar o embellecer engañosamente la
realidad, sino que buscan mejorarla con sus actuaciones. A veces con rigor y
entusiasmo excepcionales, batallando contra la dificultad, la adversidad. Le
copio unas palabras de un traumatólogo amigo: “Estás allí, en el quirófano,
tratando de que la fractura quede bien reducida y ves que es muy difícil, que
no puedes. Sin embargo, te dices que eso tiene que quedar bien e insistes y te
rompes el alma hasta que logras que el desaguisado se componga y la función
quede garantizada”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Hace poco un albañil vino a mi casa para
colocar una loseta del baño que el fontanero había roto antes para reparar una
avería. Fue admirable su cuidado en recoger y quitar los trozos rotos que
quedaban, antes de colocar el nuevo elemento. No era fácil, porque algunos
pedacitos quedaban ocultos, escondidos, bajo la mampara. Yo mismo le dije que ya
estaba bien, que apenas se notaba. No me contestó, pero estoy seguro de que
pensaba como mi amigo traumatólogo: “esto tiene que quedar bien”. Y siguió
trabajando, esforzándose, hasta que todo quedó perfecto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Esa tarea de embellecer la realidad, de
mejorarla —no de describirla sesgada y falazmente, como hace la posverdad—,
¡cuánta belleza y pasión encierra! Es el amor por la Obra Bien Hecha, que
algunos persiguen con tesón y furia. De esto hablábamos los jóvenes de mi
época, cuando la posverdad existía, como siempre, pero no estaba entronizada
como hoy. El maestro Eugenio d’Ors, en una conferencia pronunciada en la
Residencia de Estudiantes de Madrid, en el año 1915, que publicó luego en un
opúsculo, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Aprendizaje y Heroísmo</i>,
dejó unas palabras, que muchos de nosotros, décadas más tarde, considerábamos
sagradas: </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: #0425cc;">Todo
pasa. Pasan pompas y vanidades. Pasa la nombradía como la oscuridad. Nada
quedará a fin de cuentas, de lo que hoy es la dulzura o el dolor de tus horas,
su fatiga o su satisfacción. Una sola cosa, Aprendiz, Estudiante, hijo mío, una
sola cosa te será contada, y es tu Obra Bien Hecha.</span></i><span style="color: #7030a0;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Una sola cosa cuenta, la única por la que
deberíamos esforzarnos: la lucha por la Verdad, no por las mil posverdades.
Quiero asociar estas líneas con un cuadro de gusto muy académico del pintor
francés, Édouard Debat-Ponsan (1847-1913), de título <i>Nec mergitur</i> (¡que
no salga!), o también <i>La Vérité sortant du puits</i> (la Verdad
saliendo del pozo). Una mujer joven, exaltada, de mirada soñadora y perdida, valiente,
de belleza sólida, antigua, la Verdad, pugna por emerger de un pozo, mientras
un noble con antifaz y un clérigo tratan de impedirlo. Lleva un espejo en su
mano, símbolo de muy diversas cosas en la historia, entre ellas, la verdad, la
iluminación, etc.; la vanidad también.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">El pintor, antiguo combatiente en la guerra
franco-prusiana de 1870, tomó partido a favor del capitán Dreyfus y expuso el
cuadro, alusivo al célebre asunto, en el Salon des Champs Elysées, en 1898. Le
fue luego ofrecido por suscripción a Émile Zola, autor del famoso artículo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Yo acuso</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">J'accuse</i>), del mismo año. Eran tiempos antiguos, tiempos de la
Verdad; no se conocía entonces la posverdad (me refiero, claro, a la palabra).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjszpKkKONRQEwvz3yUtpZDIUSbKgox2imGyFoMwui63GBMU0H0f7AHnV4oXp1Z92N7Wcy9pLz1RfslQJSXKkSxgpH_M0gkI-YOOjwGjiIdUEPOd4lEXQbFVblrRpVpXJWMZx_yAOomNn4/s1600/V%25C3%25A9rit%25C3%25A9+sortant+du+puits.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="372" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjszpKkKONRQEwvz3yUtpZDIUSbKgox2imGyFoMwui63GBMU0H0f7AHnV4oXp1Z92N7Wcy9pLz1RfslQJSXKkSxgpH_M0gkI-YOOjwGjiIdUEPOd4lEXQbFVblrRpVpXJWMZx_yAOomNn4/s320/V%25C3%25A9rit%25C3%25A9+sortant+du+puits.jpg" width="198" /></a> </div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: center;">
<span style="mso-no-proof: yes;"><v:shapetype coordsize="21600,21600" filled="f" id="_x0000_t75" o:preferrelative="t" o:spt="75" path="m@4@5l@4@11@9@11@9@5xe" stroked="f">
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</v:f></v:f></v:f></v:f></v:f></v:f></v:f></v:f></v:f></v:f></v:f></v:f></v:formulas>
<v:path gradientshapeok="t" o:connecttype="rect" o:extrusionok="f">
<o:lock aspectratio="t" v:ext="edit">
</o:lock></v:path></v:stroke></v:shapetype><v:shape alt="https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/4/44/La_V%C3%A9rit%C3%A9_sortant_du_puits.jpg" id="Imagen_x0020_1" o:spid="_x0000_i1025" style="height: 327pt; mso-wrap-style: square; visibility: visible; width: 203.4pt;" type="#_x0000_t75">
<v:imagedata o:title="La_V%C3%A9rit%C3%A9_sortant_du_puits" src="file:///C:\Users\Usuario\AppData\Local\Temp\msohtmlclip1\01\clip_image001.jpg">
</v:imagedata></v:shape></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">De momento, dejo aquí mis reflexiones. Las
seguiré otro día, contando cómo la historia ha sido también, en la filosofía,
en la ciencia, una lucha heroica por buscar y alcanzar la Verdad, la verdad con
mayúsculas. Empeño al que dedicaron toda su vida, entre tentaciones y peligros
de toda índole, visionarios de todas las épocas, que trataban de lograr un
mundo mejor, más justo, más cercano a la pura Verdad. Hablaré, sobre todo, de
lo que la posverdad no puede ni podrá conseguir jamás, de lo que está fuera de su efímero reino.</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00620597546106587112noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-864781751175309023.post-64581967681062921532018-04-15T09:24:00.001+02:002018-06-18T16:21:16.023+02:00Carles Puigdemont in Schleswig-Holstein (English)<br />
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #0070c0; mso-ansi-language: EN-US;">I already
said that this blog, written with undeniable vocation of being published as a
book, was practically closed due to its excessive growth. I will only write new
entries in very specific circumstances. In return, they may have an extension,
in journalistic terms, more of article than of column. In some cases, like this
one, I will divide it into two entries (separated here by asterisks) somewhat
different in character, more general and descriptive the first one. Exceptionally,
I write them in English.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">A recent
event, the arrest of former Catalan President Carles Puigdemont, of whom I will
speak in due time, in the state of Schleswig-Holstein, in the extreme north of
Germany, next to the border with Denmark, has reminded me of that part of German
land —land and sea, I should say— especially dear to me and that perhaps I know
better than the rest of the country, for which I profess, as a whole and for
many reasons, an invincible affection. I enjoyed many times its beautiful
landscapes and the civility of its people. The idea that Germans do not make
much noise when they meet is one of the misconceptions that different peoples
have of each other. It so happens that in Spain we may all speak at once and
Germans do it more orderly, almost always one at a time. At the end, the
laughter, the approval or disapproval, the jokes and the songs may be even noisier
or louder than in Spain.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">This
marriage of land and sea is well embodied in Schleswig-Holstein, German <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Land</i> that I visited many times, almost
always in summer, in endless and unforgettable days, often in the last week of
June, at the time of the <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Kieler Woche</i>,
an annual event famous worldwide, when hundreds of sailboats from different
countries participate in races and competitions of various kinds in the Kiel
fjord, more than one hundred kilometers from Hamburg.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">In this
latter city, unthinkable without its port, its river Elbe and its commercial
and maritime vocation, another happening is also celebrated in summer, the
Hamburg Festival <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Kreuzfahrt</i>, in which
at least seven major cruise lines arrive at the city in the same dates. The
frolic takes place in the immense port, at night, among dozens of fireworks and
with lovely games of light, led by renowned lighting designers (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">lichtkünstler</i>), using spotlights and
other lighting devices, which fill and sweep the total area where the event
takes place.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">The show
is unforgettable. Buildings and boats shrouded in light, with overflowing
masses of excited and happy people scattered everywhere, on the piers, on the
open terraces, on the decks of the innumerable ships of all types and sizes,
with their melancholic sirens shuddering the air and insistently calling to
enjoy the moment and this unique opportunity, setting fire into the hearts in
the warm night of the Nordic summer, so ephemeral. Wanting to capture the
fleeting beauty of the moment, which will not return until after two years or
until God knows when. With the need and the urgency to profit the good weather
season, the beautiful mallow sunsets, eternal in the summer in those latitudes.
United all in the innocent observance of the Latin <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Carpe diem</i>; unknowingly following the ancestral and happy Dionysian
rites, which underlie all cultures. Trying to fix forever the fairy atmosphere
of the moment, to be able to remember it later.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">Events
like this inevitably engender nostalgia, the fatal feeling that everything splendid
ends too soon, the realization that happiness occupies only a small part of our
lives. According to a chronicle of the event in 2014, six hundred thousand souls
from all over the world were there, looking astonished and incredulous to the
Elbe, transformed by magic into an enormous, beautiful and fugitive stage.
Similar festivals exist in other countries. Perhaps in northern Europe, with
limited summers that flee fast, people tend to take advantage of them with
greater vehemence, with more pressing desires. It is beautiful to see them so
determined not to let the elusive happiness escape.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">These are
countries of land and sea, I said. Life on land cannot be conceived without
reference to the sea and many local songs tell us about it. One of the most
popular, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Wo die Nordseewellen</i>, is
sung in <i style="mso-bidi-font-style: normal;">plattdeutsch</i> (a West Germanic
language spoken mainly in northern Germany and the eastern part of the
Netherlands and that has some variants). Can someone not expert have an idea of
the subject? Wikipedia serves, at least, so that daring fools, who believe
that the world is simple and four ideas are enough to understand it, may stop a
little and meditate. With so many different languages and dialects, can any of
them be used as argument to justify a disintegration or separation? The process
would never end and could atomize any community, no matter its antiquity, its
birth process, its history.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">I cannot
speak with authority about the musical taste of the Germans. But I have been
able to appreciate that soft songs, sometimes melancholic or sad, are cherished
in that country. I believe that German people, with the caution due in any
generalization, are serious, honest and romantic. As one of my goals is to
disclose realities that I have had the fortune of knowing, I will refer to some
typical or popular German songs, that my readers can even listen to with the
links that I show; they may be new for some of them. Of North Germany, to be
more precise, of the seafaring Germany, turned over to the sea for centuries.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">One of
them is the aforementioned <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Wo die
Nordseewellen</i>. I give the link to <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Youtube</i>
and translate some words of the beginning:</span><span lang="EN-US" style="color: #7030a0;"> </span><a href="https://youtu.be/oBM_2GsWsKU"><span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">https://youtu.be/oBM_2GsWsKU</span></a><span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Where the waves of the North Sea bathe the beach, / where the yellow
flowers bloom on the green earth, / where seagulls scream in the storm. / That
is my home</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Heimat</i> is the word
used in German), <i style="mso-bidi-font-style: normal;">there I feel at home</i>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">One’s home
lies in very different places and can therefore be in the sea. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Heimat</i>, the German word in this song,
designates the <i style="mso-bidi-font-style: normal;">terroir</i>, the homeland,
in a deep and kindly sense. The world is full of such gentle homelands, intimate,
welcoming, small and definite spaces anchored in a preterit time that is often that
of childhood. There is so much beauty in our world that we all receive some of
it and I have always thought that excessive and exclusive love to homelands are
unjustified and vacuous. Exacerbated nationalisms are perverse. When I run into
one of those extreme nationalists, I want to laugh, then I feel like crying. In
the end, I want to run away. Not because they are dangerous, although they may
be so —they have been, infinitely, throughout history— but because I fear them.
I'm afraid because they bore me, they bore the sheep.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">Another
song is <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Seemann, deine Heimat ist das
Meer</i> (Sailor, your home is the sea) and was composed by Werner
Scharfenberger. The link is </span><a href="http://youtu.be/B-SVP6i9tbk"><span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">http://youtu.be/B-SVP6i9tbk</span></a><span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">. I translate the initial
words: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sailor, forget your dreams, / do
not think about your house. / Sailor, the wind and the waves / call you. / Your
home is the sea, / your friends are the stars. / Your love is your ship, / your
nostalgia is distance. / Only to them you have to be faithful / your whole
life.<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">Another
song, very sad and that does not come from the regional area that I'm sticking
to, is <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Abba Heidschi Bumbaidschi</i> (I
have seen the title written in various ways). It is a very old song of
Austro-German origin, perhaps dating back to the fifteenth century, with a text
that speaks of a mother who dies and leaves her little son alone. It was
originally a lullaby, but it has become a Christmas theme, without the words
having changed. The title is untranslatable and the link for the version of
Plácido Domingo is </span><a href="https://youtu.be/80n6JTscWBU"><span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">https://youtu.be/80n6JTscWBU</span></a><span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">. I offer in Spanish
only a few words, very simple: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Abba Heidschi
Bumbaidschi, sleep peacefully, / your mother has left / and will be out / for a
long time.<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">These
Germans from Schleswig-Holstein, of whom I am speaking now, are serious and yet
warm people, show honesty, restraint, consideration for the law, the institutions
and the servants of order. It is not fear, I know it very well, it is respect,
as if they understood without effort that their work is necessary and important
for any society. I will briefly tell an event, which happened while I was
there. A rather elderly lady fell at home and broke the bone of her elbow, the
olecranon, a part of the ulna. Only by lightly exploring the injury could you
hear the crackle of the fracture. Almost in front of the house there was a
traumatology clinic and I wanted to take her there, although there was no
urgency in fact. It was impossible, because the lady argued that she had to go first
to her family doctor, who also lived very close, so that he could write the
pertinent request to the specialist.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">Perhaps
these Germans are even somewhat different from those of the South of the
Country. They themselves joke a little about the latter and consider them less
formal people, of more erratic behavior. In the north, for example, it is not
usual in restaurants and breweries to share a table with strangers, what is, in
contrast, very common and almost obligatory in Bavaria. It is a minor detail.
In Schleswig-Holstein, I met people of very diverse condition, from university
professors to workers of varied trades. I never had any problem with these
people of simple and unsophisticated likings, who have fun in a calm and placid
way.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: center;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">*****<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">In my
first summers there, they were very popular the so-called <i>Butterfahrten</i>, 'butter trips', which ended in 1999. They were boat
trips of four to five hours, which could be decided and started as soon as the
weather seemed right and the body asked you to breathe more closely the marine
winds. They had an almost symbolic cost, half German mark (0.25 of the current
euros), and many of the passengers were retired people, without haste, without
time constraints. The boat navigated until passing the German jurisdictional
waters, their limit in the sea. Then you could buy products in the ship's shop,
such as alcohol, perfumes, tobacco, especially butter, exempt from taxes. The
trip was a delight with seagulls constantly on our heads, almost threatening,
attentive to the food that could fall or be thrown next to the boat. People
—many knew each other for their frequent coincidence in the trips— were
chatting, eating, joking, never having an argument or a brawl. Old people,
educated, legal people, as someone would say now.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">And the
gentle winds caressing us. They were refreshing and friendly winds, like those that
some Arabian pilots kept in silver tubes and opened when, already elderly and
forced to retire from sailing, had longing for the sea. Good and happy winds.
How do we know that a wind is good? Reader, the heart knows; when we are happy
and the wind invites us to get after the world and love it, that wind is good
and you should only care that it is not bad for anyone. In the fourth book of <i>Gargantua and Pantagruel</i>, an Island of
Wind is mentioned, where live people who neither eat nor drink and feed only on
the wind. They clustered around the wind vanes and breathed it there. We
breathed it in our journey in peace and harmony. Francisco Umbral writes in <i>Las ninfas</i>: “So much loneliness inclines
me to abandon myself in the wind”. We felt in happy company and also took
shelter in the winds, which greeted us in the friendly, boundless sea.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">Those
stout people from the North love their climate and their winds. When I was
there, in summer, and came a somewhat cold wind, which surprised me a little,
my companions were happy and told me, smiling: <i>Frische Luft, eh, Frank, schöne Luft!</i> (Fresh air, eh, Frank,
beautiful air!). For them it is like that. I also finally came to like it. Am I
going to discuss winds, their legends and stories? The Arab pilots, in the
times of the caliphate of Baghdad, believed that by means of hidden magic
certain winds could be tamed to always have them abaft, to arrive at the places
where the heart demands you to go. There are no winds like that, so constant
and docile. Life consists in taking advantage of them when they blow in favor
and avoid them when they are contrary.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">People of
the world are very different and by recognizing it —but really, without
restrictions— we win a lot. I see myself in those summers of North Germany, in
a beautiful beach of fine and white sand, with a fresh and clean air, that can
be invigorating and pleasant, but that makes bath impossible for a majority and
forces to hide in the <i>Strandkörbe</i>,
those huge baskets, authentic shelters. Some of my German friends confess to
me, in the most sincere and friendly way, that they could not live in a country
with a climate like ours. In fact, they usually spend their summer vacations in
latitudes even further north, in Norway, towards the Arctic Circle, etc. On the
other hand, it is true, others buy their houses in Mallorca or the Spanish
Levante and adore the Sun. The world is diverse and anyone loves what he wants
or what he can.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">It is
clear, reader, that I like Germany and its people. I will bring here, as an
exordium, some words that should make many think, among them the Catalan
separatists, and thus I begin to unveil the recent event that I mentioned at
the beginning of this post and of which I said that I would speak in due time.
The quote is from Tzvetan Tódorov, a linguist and Bulgarian-French literary
critic, who died a short time ago: “<i>The
man who finds his country sweet is nothing more than a tender debutante; the
one for whom each floor is like his own is already worthy of consideration; but
only he for whom the whole world is like a foreign country is perfect</i>”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">I have it
very clear that I belong, at least, to the second category. I feel the German
land as my own. This breadth of horizons is not reduced only to Germany,
something similar happens to me with other countries and cities in which I
lived: New York, Bologna, Lausanne, etc. The memories of these places —of my
youth spent there too, but that is another story—, always haunt me and still
help me to be content. The third category, defined more ethereally in the last
sentence, the most beautiful and literary of the quotation, is less strictly
logical, more vague. What is really meant? Literature is just that: the
vagueness, the insinuation, the mystery... Well, I also sometimes feel like a
foreigner in this world of ours, so you know it.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">Returning
to my story, the recent event I mentioned at the beginning is none other than
the detention on German soil of the former Catalan president Carles Puigdemont,
imprisoned in Neumünster, in the Land of Schleswig-Holstein, not far from the
free Hanseatic city of Hamburg. He is there awaiting the decision that the Land
authorities adopt on the international arrest warrant issued by the Spanish
justice system.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;"> I
know that area well and I already said that I have a high regard for the people
who live there. They seem serious, noble, honest, reliable and, as one would
say in German, <i>nette Leute</i>.
Curiously, the opinion that was held of Catalans in my youth was somehow
similar, although it has changed enough in the latter decades. All this makes
me think about the matter and try to give some advice to the illustrious
prisoner.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">My advice
for him would be to impartially observe his fellow inmates in the prison. He
should for some time not to pay attention to his lawyers or the people of Catalonia
who may visit him or write to him in these days of imprisonment. I am sure, Mr.
Puigdemont, that despite being confined in a penitentiary, you will find there
those quiet, solid and reasonable people I speak of. Surely they will be more
exemplary and judicious than those who cheer you in your native country and
urge you to continue committing crimes. And that your prestigious lawyers, who
fight eagerly, spurred by fabulous profits, to obtain your impunity in front of
your crimes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">I am happy
to know, Mr Puigdemont, that you consider good people your fellow prisoners in
Germany, as you recently stated. In that we can agree. In what follows it is
not likely, because I sincerely believe that they are more prudent and better
people than you. Look at them and, if you can understand each other, speak to
them and tell them what you intend and how you intend to do it, tell them the
truth of what you have done so far. Tell them the story of the past thirty
years, especially the last few months, the times you have ignored court
warnings, the times you have broken the law, the various crimes you have
committed. With simple words, without half-truths, without hiding anything.
They will listen to you politely and will know how to form an opinion. That is
the only international acquiescence that you should look for.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">Mr.
Puigdemont, you and your followers have become a bad example for everyone. Your
well-organized and orchestrated campaigns may find an echo in small sectors of
population of some country and in radical groups, fundamentally dedicated to
creating any of the infinite variants of chaos. In any meeting of people like
the ones I have known in the region of Germany where you are —and whom you can
approach now if you continue some time in jail—, they will not arouse any
enthusiasm or understanding. Because these people are, in general, compliant,
lovers of order and law, not fond of excesses and with a noble and just sense
of social coexistence, of life in common.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">Molt
Honorable Carles Puigdemont, I sincerely believe that in the prison in
Neumünster there will be people much more honorable than you, even if they have
also made mistakes. Nobody will have committed the very serious fault that you
have committed: to break a country, to divide it perhaps already without a
possible solution, to face one half of its inhabitants against the other half.
All that, after years of dirty, dishonest, unfair play, adorned, in addition,
with an infinite arrogance, fatuity and a stubbornness worthy of a better
cause. Talk to your fellow prisoners, try to acquire that respect for the law
and order that they most certainly still retain. And try, when you can, the <i>Kieler Sprotten</i>, those delicious little
fish (sprats) smoked from the region.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">On the
verge of publishing this second part of my entry, the news comes, Mr.
Puigdemont, of your release, what unfortunately deprives you of the
detoxification cure to which I am referring. Do not get too puffed up, or throw
bells on the fly. Already in our Spanish Golden Age it was said that “doblones
doblan leyes” (money bends laws). I do not allude to any suspicion of
prevarication, but to the mere effect of having a legion of flexible,
understanding, tolerant and seasoned lawyers, masters of legal
prestidigitation, some of them with a penalty of years of imprisonment in their
history. In spite of everything, they cannot stifle the feeling of true
justice, which I am sure beats in the hearts of the good people of
Schleswig-Holstein and other places of the world; that justice without futile
“considerations, exemptions, attenuations, etc.”, that springs natural, pure
and accurate from the deep foundations of human beings.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">Thus, it
turned out that there was no violence, none of the infinite variants of it.
Neither more or less innocent preparation for violence, nor possibility of
violence. And nothing illegal was done. My eyes saw and my ears heard how a
republic was proclaimed in part of my Spanish land and a crowd was inflamed by
the event, although disappointed shortly after. Nothing of that existed,
everything was a fallacious reverie of my mind, a collective hallucination,
anchored in pure symbolism. There were no transition laws, nor lists of
citizens to implement fiscal taxes to the new country. Neither festive and
ostentatious acts, which were sad and like doomsday for those who did not share
the same feelings. They derogated the Spanish Constitution and the Catalan
Statute, voted laws without qualified majority, ignoring half of the members of
Parliament, deprived of their legitimate faculties. They systematically
violated the law to impose, with the strength of the people in the street and
no reason, a unilateral secession imposed by way of the <i>fait accompli</i>. And in spite of everything, they talked about a
‘government </span><span lang="FR" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: FR;">coup
d’état’, </span><span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">referring
to Madrid’s government. One of the most popular quotes —absolutely apocryphal
because it is not, nor is there anything like this, in Don Quixote— says: <i>Cosas veredes, Sancho, que farán fablar las
piedras (You will see things, Sancho, that will make stones to speak).</i> This
has been the case here, in its most absolute nudity. Unfortunately, the stones
rarely speak, and when they do, nobody pays too much attention. That is how the
world goes.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<br /></div>
</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00620597546106587112noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-864781751175309023.post-27097957133648240532018-04-07T12:34:00.000+02:002018-04-07T16:32:38.969+02:00Carles Puigdemont en Schleswig-Holstein (II, final)<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">En mis primeros veranos allí, eran muy
populares los llamados <i>Butterfahrten</i>,
‘viajes de la mantequilla’, que terminaron en el 1999. Eran excursiones de unas
cuatro o cinco horas en barco, que se podían decidir e iniciar en cuanto el
tiempo se presentara propicio y el cuerpo te pidiera respirar más de cerca los
vientos mareros. Tenían un coste casi simbólico, medio marco alemán (0,25 de
los actuales euros), y muchos de sus pasajeros eran jubilados, sin prisas, sin premuras
de tiempo. Se navegaba hasta pasar las aguas jurisdiccionales alemanas, su
límite en el mar. Entonces se podían comprar en la tienda del buque productos, como
alcohol, perfumes, tabaco, sobre todo mantequilla, exentos de impuestos. El
viaje era una delicia con las gaviotas constantemente sobre nuestras cabezas, casi
amenazadoras, atentas a la comida que podía caer o ser arrojada junto al barco.
Gentes —muchas se conocían por su frecuente coincidencia en el viaje—
charlando, comiendo, bromeando, sin jamás una discusión o una trifulca; gente
mayor, gente educada, gente legal, que alguien diría ahora.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Y los gentiles vientos acariciándonos. Eran
vientos refrescantes y amables, como aquellos que algunos pilotos arábigos
guardaban en tubos de plata y los abrían cuando, ya mayores y retirados
forzosos del navegar, tenían añoranza de la mar. Vientos buenos y venturosos.
¿Cómo se sabe que el viento que nos llega es bueno, es venturoso? Lector, el
corazón lo sabe; cuando nos alegra y nos invita a señorear el mundo y amarlo,
ese viento es bueno y sólo debes preocuparte de que no sea malo para nadie. En
el libro cuarto de <i>Gargantúa y Pantagruel</i>,
se menciona la Isla del Viento, en la que viven gentes que ni comen ni beben y se
alimentan del viento. Se agrupan en torno a las veletas y lo respiran allí. Nosotros
lo respirábamos en nuestro viaje en paz y concordia. Francisco Umbral escribe
en <i>Las ninfas</i>: “Tanta soledad me
inclina a abandonarme en el viento”. Nosotros nos sentíamos en alegre compañía
y también nos amparábamos en los vientos, que nos saludaban en el mar amigo, inabarcable.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Esas recias gentes del norte aman su clima y
sus vientos. Cuando estaba allí, en verano, y se levantaba un viento algo frío,
que a mí me extrañaba en pleno estío, mis compañeros se animaban y me decían,
sonriendo: ¡<i>Frische Luft, eh, Frank,
schöne Luft</i>! (¡aire fresco, eh, Frank, hermoso aire!). Para ellos es así. A
mí llegó también a gustarme. Además, ¿me voy a poner a discutir de vientos, de
sus leyendas e historias? Los pilotos árabes, en los tiempos del califato de
Bagdad, creían que mediante magias ocultas se podía emparentar con un viento
determinado y tenerlo siempre de popa, para llegar a donde el corazón mandara.
No hay vientos así, tan constantes y dóciles. La vida consiste en aprovecharlos
cuando soplan a favor y bolinear, cuando son contrarios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Las gentes del mundo son muy distintas y al
reconocerlo —pero de verdad, sin restricciones—, llevamos mucho ganado. Me veo
en esos veranos del Norte alemán, en una bella playa de arena fina y blanca,
con un aire fresco y limpio, que puede ser vigorizante y agradable, pero que
imposibilita el baño para una mayoría y obliga a cobijarse en las <i>Strandkörbe</i>,
esas cestas enormes, auténticos refugios. Algunos de mis amigos alemanes me
confiesan, de la manera más sincera y amistosa, que no podrían vivir en un país
con un clima como el nuestro. De hecho, suelen pasar sus vacaciones en
latitudes aún más al Norte, en Noruega, hacia el Círculo Polar Ártico, etc. En
cambio, otros compran sus casas en Mallorca o Levante y adoran al Sol. El mundo
es diverso y cada uno ama lo que quiere o lo que puede.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Está claro, lector, que a mí me gustan
Alemania y sus gentes. Traeré aquí, como exordio, unas palabras que deberían hacer
pensar a muchos, entre ellos a los separatistas catalanes, y empiezo ya a
desvelar el reciente suceso que mencioné al principio de esta entrada y del que
dije que hablaría a su tiempo. La cita es de Tzvetan Tódorov, un lingüista y
crítico literario búlgaro-francés, que murió hace poco tiempo: </span><span style="color: #0070c0;">“El hombre que encuentra dulce a su patria no es más que
un tierno debutante; aquel para quien cada suelo es como el suyo propio ya es
digno de consideración; pero sólo es perfecto aquel para quien el mundo entero
es como un país extranjero”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Tengo muy claro que pertenezco, al menos, a la
segunda categoría. Siento la tierra alemana como propia. Esta amplitud de
horizontes no se reduce sólo a Alemania, algo parecido me sucede con otros
países y ciudades en las que viví: Nueva York, Bolonia, Lausanne, etc. Los
recuerdos de estos lugares —también de mi juventud gastada allí, pero esa es
otra historia—, me rondan siempre y aún me ayudan a ser feliz. La tercera categoría,
definida más etéreamente en la última frase, la más bella y literaria de la
cita, es menos estrictamente lógica, más inconcreta. ¿Qué se quiere decir
realmente? La literatura es eso: la vaguedad, la insinuación, el misterio… Pues
también alguna vez me siento extranjero en este mundo nuestro, para que lo
sepáis. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Volviendo a mi relato, el suceso reciente que
mencioné al principio no es otro que la detención en suelo alemán del
ex-presidente catalán Carles Puigdemont, preso en una cárcel de Neumünster, del
<i>Land</i> de Schleswig-Holstein, no lejos
de la ciudad libre hanseática de Hamburgo. Está allí en espera de la decisión
que las autoridades del <i>Land</i> adopten
sobre la orden de detención internacional cursada por la justicia española.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;"> Conozco bien esa zona y ya dije que tengo una
alta consideración por la gente que la habita. Me parecen serios, nobles, honrados,
fiables y, como se diría en alemán, <i>nette
Leute</i>. Curiosamente, la opinión que se tenía de los catalanes en mi
juventud era algo parecida, aunque luego haya cambiado bastante en las últimas
décadas. Todo esto me hace pensar en el asunto y tratar de dar algún consejo al
ilustre prisionero.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Mi consejo sería que observara imparcialmente
a sus compañeros de cárcel. Que dejara por algún tiempo de prestar atención a sus
abogados o a las gentes de Cataluña que puedan visitarlo o escribirle en estos
días de reclusión. Estoy seguro de que, a pesar de estar confinado en un centro
penitenciario, encontrará allí esas gentes tranquilas y razonables de que hablo.
Seguramente serán más ejemplares y
juiciosos que los que le vitorean y animan en su país natal y le apremian para
que siga delinquiendo. Y que sus prestigiosos abogados, que luchan
afanosamente, espoleados por ganancias fabulosas, para conseguir su impunidad
frente a sus delitos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Me alegra saber, señor Puigdemont, que usted
mismo considera buena gente a sus compañeros de cárcel en Alemania, como ha
declarado recientemente. En eso podemos estar de acuerdo. En lo que sigue es
más probable que no, porque yo creo sinceramente que son gente más prudente y
mejor que usted. Fíjese en ellos y, si pueden entenderse, hábleles y dígales lo
que pretende y cómo pretende hacerlo, dígales la verdad de lo que ha hecho
hasta ahora. Cuénteles la historia de los últimos treinta años, especialmente
de los últimos meses, las veces que ha ignorado los apercibimientos de
tribunales, la veces que ha infringido la ley, los diversos delitos que ha
cometido. Con palabras sencillas, sin medias verdades, sin ocultar nada. Ellos
le escucharán educadamente y sabrán formarse una opinión. Esa es la única
aquiescencia internacional que debe contar y que usted debe buscar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Señor Puigdemont, usted y sus seguidores se
han convertido en un mal ejemplo para todo el mundo. Sus bien organizadas y orquestadas
campañas, quizá encuentren eco en pequeños sectores de población de algún país
y en grupos radicales, dedicados fundamentalmente a instaurar alguna de las
infinitas variantes del caos. En cualquier reunión de gentes como las que yo he
conocido en esa región de Alemania en que
se encuentra —y a las que usted podrá acercarse ahora si continúa algún tiempo
en la cárcel—, no suscitarán ningún tipo de entusiasmo o comprensión. Porque esas
gentes son, en general, cumplidoras, amantes del orden y la ley, poco amigas de
excesos y con un sentido noble y justo de la convivencia social, de la vida en
común.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Molt honorable Carles Puigdemont, creo
sinceramente que en esa cárcel de Neumünster habrá gente mucho más honorable
que usted, aunque hayan cometido también errores. Nadie habrá cometido la
gravísima falta que usted ha cometido: quebrar un país, dividirlo quizá ya sin posible
arreglo, enfrentar una mitad de sus habitantes contra la otra mitad. Todo eso,
tras años de juego sucio, deshonesto, injusto, adornado, además, con una
soberbia infinita y una tozudez digna de mejor causa. Hable con sus compañeros
de prisión, trate de adquirir ese respeto por la ley y el orden que con toda
seguridad todavía retienen. Y pruebe usted, cuando pueda, los <i>Kieler Sprotten</i>, esos deliciosos
pequeños peces (espadines, en español) ahumados de la región.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">A punto de publicar esta segunda parte de mi
entrada, llega la noticia, señor Puigdemont, de su excarcelación y por
desgracia le priva de la cura de desintoxicación a la que me estoy refiriendo.
No se envanezca demasiado, ni lance campanas al vuelo. Ya en nuestro Siglo de
Oro se decía que “doblones doblan leyes”. No aludo con esto a ninguna sospecha
de prevaricación, sino al mero efecto de contar con una legión de abogados
flexibles, comprensivos, tolerantes y curtidos, maestros en la prestidigitación
legal, alguno de ellos con pena de años de cárcel en su historial. A pesar de
todo, no podrán ahogar el sentimiento de la verdadera justicia, que estoy
seguro late en las buenas gentes de Schleswig-Holstein y en tantos otros sitios
del mundo; esa justicia sin c</span><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">onsiderandos, atenuantes y eximentes, etc., que
brota natural, pura y certera del corazón de los seres humanos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Ha resultado, pues, que no hubo violencia,
ninguna de las infinitas variantes de la misma. Ni preparación de violencia más
o menos inocente, ni posibilidad de violencia. Y no se hizo nada ilegal. Mis
ojos vieron y mis oídos oyeron cómo se proclamaba una república en suelo
español y una multitud se enardecía por el acontecimiento, aunque se
desilusionaba poco después. Nada de eso existió, todo fue una ensoñación falaz
del entendimiento, una alucinación colectiva, anclada en el simbolismo. Tampoco
hubo leyes de transición, ni listas de ciudadanos para implementar deberes fiscales.
Ni actos festivos y ostentosos, que eran tristes y agoreros para los que no
pensaban igual.</span><br />
<span style="color: #7030a0; text-indent: 1cm;"> Derogaron la Constitución y el Estatut,
votaron leyes sin mayoría cualificada, ignorando una mitad del Parlament,
privada de sus legítimas facultades. Violaron la ley de forma sistemática para
imponer, con la fuerza de la calle y la sinrazón, una secesión unilateral
impuesta por la vía de los hechos consumados. Y a pesar de todo, hablaron de
golpe de estado del Gobierno. Una de las citas más populares —absolutamente
apócrifa porque no está, ni hay nada parecido, en el Quijote— dice: </span><i style="text-indent: 1cm;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Cosas veredes, Sancho, que farán fablar las piedras</span></i><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; text-indent: 1cm;">. Este ha sido el
caso aquí, en su más absoluta desnudez. Desgraciadamente, las piedras rara vez
hablan, y cuando lo hacen, nadie les presta demasiada atención. Así nos va.</span></div>
</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00620597546106587112noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-864781751175309023.post-21411756539564203582018-04-03T18:46:00.000+02:002018-04-11T11:01:55.412+02:00Carles Puigdemont en Schleswig-Holstein (I)<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #0070c0;">Ya dije que este blog, escrito con la innegable vocación
de ser publicado como libro, quedó prácticamente clausurado por su crecimiento
excesivo. Sólo escribiré nuevas entradas en circunstancias muy concretas. A
cambio, podrán tener una extensión, en términos periodísticos, más de artículo
que de columna. En algún caso, como este mismo, lo fraccionaré en dos entradas,
algo diferentes en su carácter, más general y descriptivo el de la primera.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Un reciente suceso, la detención del ex-presidente
catalán Carles Puigdemont, del que hablaré a su tiempo, en el estado de
Schleswig-Holstein, en el extremo Norte de Alemania, junto a la frontera con
Dinamarca, me ha hecho recordar esa parte de tierra alemana —de tierra y mar
debería decir— que me es especialmente querida y que quizá conozco mejor que el
resto del país, por el que profeso, en conjunto y por muchas razones, un
invencible afecto. Gocé muchas veces de sus hermosos paisajes y de la alegría y
urbanidad de sus gentes. Lo de que los alemanes no hacen mucho ruido cuando se
reúnen es una de las ideas falsas que los diversos pueblos tienen unos de
otros. En España, eso sí, hablamos todos a la vez y allí lo hacen más
ordenadamente, casi siempre de uno en uno. Aunque luego las risotadas, las
muestras de aprobación o desaprobación, las bromas y las canciones sean igual
de ruidosas o más que en España.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Ese maridaje de tierra y mar se encarna bien en Schleswig-Holstein,
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Land </i>alemán que visité muchas veces, casi
siempre en verano, en días interminables e inolvidables, coincidiendo a menudo,
en la última semana de junio, con la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Kieler
Woche</i>, una fiesta anual famosa en todo el mundo, durante la cual miles de
veleros de muy distintos países participan en regatas, pruebas y concursos de
diversa índole en el fiordo de Kiel, la capital del territorio, a unos cien
kilómetros de Hamburgo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">En esta última ciudad, impensable sin su puerto, su río Elba
y su vocación comercial y marinera, se celebra también en verano otro <i>happening</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">, el</span> Kreuzfahrt Festival Hamburg, en
el que al menos siete grandes líneas de crucero llegan a la ciudad en las
mismas fechas. La fiesta tiene lugar en el inmenso puerto, por la noche, entre
decenas de fuegos artificiales y con sabios juegos de luz, dirigidos por
renombrados diseñadores de iluminación (<i>lighting designers, lichtkünstler</i>),
empleando focos y otros artificios lumínicos, que llenan y barren el área total
en que se desarrolla el evento. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">El espectáculo es inolvidable. Edificios y barcos
envueltos en luz, con masas desbordantes de gentes emocionadas y alegres dispersas
por todas partes, en los embarcaderos, en las terrazas al aire libre, en las
cubiertas de los innumerables buques de todos los tipos y tamaños, con sus
melancólicas sirenas estremeciendo el aire y como llamando insistentemente a
gozar del momento y de la oportunidad única, incendiando los corazones en la tibia
noche del verano nórdico, tan efímero. Queriendo aprisionar la fugaz belleza del
instante, que no volverá hasta pasados otros dos años o hasta quién sabe cuándo.
Con la necesidad y la urgencia de apresurarse para apurar el buen tiempo, los bellos
atardeceres del estío, eternos en esas latitudes. Unidos todos en la inocente
observancia del <i>Carpe diem</i> latino; siguiendo sin saberlo los ancestrales
y felices ritos dionisiacos, que subyacen en todas las culturas. Intentado
fijar para siempre el ambiente feérico del momento para poder recordarlo
después. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Aconteceres así engendran inevitablemente la nostalgia,
la fatal sensación de que todo termina demasiado pronto, la constatación de que
la felicidad ocupa sólo una parte reducida de nuestras vidas. En una crónica
del evento, de 2014, se habla de seiscientas mil almas de todo el mundo, asomadas
atónitas e incrédulas al Elba, transformado por arte de magia en un enorme, bello
y fugitivo escenario. Festivales análogos hay en otros países. Quizá en los del
norte de Europa, con veranos limitados que huyen veloces, las gentes tienden a
aprovecharlos con mayor vehemencia, con ansias más apremiantes. Es hermoso
verles tan decididos a no dejar escapar la esquiva felicidad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Son países de tierra y mar, dije. La vida en tierra no se
concibe sin las referencias al mar y muchas canciones locales nos hablan de él.
Una de las más populares, <i>Wo die Nordseewellen</i>, está cantada en <i>plattdeutsch</i>,
en bajo alemán, el que se habla todavía en áreas rurales de la zona. ¿Es muy
diferente del alto alemán? Si se ve escrito, no demasiado, pero hablado, se complica
mucho el asunto. Voy a Wikipedia y tomo un párrafo, que mutilo: </span><span style="color: #0070c0;">“En el término bajo alemán están los grupos bajo fráncico
(en el oeste) y bajo sajón (en el este). El grupo bajo fráncico comprende el
holandés, flamenco occidental, brabantés/flamenco oriental, kleverlandés,
groningués, zelandés, limburgués, afrikáans… El plattdeutsch comprende aquellos
dialectos bajo sajones y bajo fráncicos que son usados dentro de Alemania…”.</span><span style="color: #7030a0;"> ¿Puede alguien no experto tener siquiera una idea del
tema? Wikipedia sirve, al menos, para que los tontos atrevidos, que creen que
el mundo es sencillo y bastan cuatro ideas para entenderlo, se paren un poco y
mediten. Con tantas lenguas y dialectos distintos, ¿se puede esgrimir alguna como
argumento para justificar una disgregación o separación? Se podría no acabar
nunca y atomizar cualquier comunidad, por antigua que sea su trabazón, su
nacimiento, su historia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">No puedo hablar con autoridad sobre los gustos musicales
de los alemanes. Pero sí he podido apreciar que tienen éxito en ese país las
canciones suaves, a veces melancólicas o tristes. Yo creo que el pueblo alemán,
con las salvedades inherentes a toda generalización, es serio, honesto y
romántico. Como una de mis metas es divulgar realidades que he tenido la
fortuna de conocer, me referiré a algunas canciones típicas o populares
alemanas, que mis lectores hasta podrán escuchar con los vínculos que muestro;
quizá para algunos sean nuevas. De la Alemania del Norte, para ser más
precisos, de la Alemania marinera, volcada al mar desde siglos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Una de ellas es la ya mencionada <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Wo die Nordseewellen</i>. Doy el vínculo para <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Youtube</i> y traduzco, abreviadas, palabras del inicio: </span><span lang="EN-US" style="color: #7030a0; text-indent: 1cm;"><a href="https://youtu.be/oBM_2GsWsKU" style="text-indent: 1cm;">https://youtu.be/oBM_2GsWsKU</a>. </span><i style="text-indent: 1cm;"><span style="color: #0070c0;">Donde las olas del mar del Norte bañan la playa, / donde
las flores amarillas florecen en la verde tierra, /donde las gaviotas chillan
en la tormenta. / Ese es mi hogar </span></i><span style="color: #0070c0; text-indent: 1cm;">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Heimat</i> es la palabra utilizada)<i style="mso-bidi-font-style: normal;">, allí me siento en mi casa.</i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">El hogar se tiene en muy distintos sitios y puede estar
por tanto en el mar. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Heimat</i>, la
palabra alemana en esta canción, designa el terruño, la tierra chica, la
patria, en un sentido entrañable y profundo. El mundo está lleno de patrias
así, íntimas, acogedoras, espacios pequeños y concretos, anclados en un tiempo
pretérito que es muchas veces el de la infancia. Hay tanta belleza en nuestro mundo
que a todos nos tocó algo y siempre he pensado que los cantos excesivos y
exclusivos a las patrias son injustificados y vacuos. Los nacionalismos
exacerbados son perversos. Cuando me topo con uno de estos nacionalistas a
ultranza, me dan ganas de echarme a reír. Luego me dan ganas de echarme a
llorar. Al final, me dan ganas de echar a correr. No porque sean peligrosos,
aunque puedan llegar a serlo —lo han sido, infinitamente, a lo largo de la
historia—, sino porque les temo. Les temo porque me aburren, aburren a las
ovejas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Otra canción es la de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Seemann,
deine Heimat ist das Meer </i>(Marinero, tu hogar es el mar) y fue compuesta
por Werner Scharfenberger. El vínculo es </span><a href="http://youtu.be/B-SVP6i9tbk"><span style="color: #7030a0;">http://youtu.be/B-SVP6i9tbk</span></a><span style="color: #7030a0;">. Traduzco el principio: </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: #0070c0;">Marinero, deja tus sueños, / no pienses en
tu casa. / Marinero, el viento y las olas / te llaman para sí. / Tu hogar es el
mar, / tus amigas son las estrellas. / Tu amor es tu barco, / tu nostalgia es
la distancia. / Sólo a ellos has de ser fiel / tu vida entera.<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Otra canción, muy triste y que no procede del ámbito
regional al que me estoy ciñendo, es <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Abba
Heidschi Bumbaidschi</i> (el título lo he visto escrito de diversas maneras).
Se trata de una muy vieja canción de origen austro-alemán, que quizá se remonta
hasta el siglo XV, con un texto que habla de una madre que muere y deja solo a
su hijo. Fue al principio una canción de cuna, pero se ha ido convirtiendo en
una tema navideño, sin que las palabras hayan cambiado. El título es
intraducible y el vínculo, para la versión de Plácido Domingo es </span><a href="https://youtu.be/80n6JTscWBU"><span style="color: #7030a0;">https://youtu.be/80n6JTscWBU</span></a><span style="color: #7030a0;">. Ofrezco en español las palabras iniciales, muy
sencillas: </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: #0070c0;">Abba Heidschi Bumbaidschi</span></i><span style="color: #0070c0;">, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">duerme tranquilo, / tu madre se ha ido / y
estará fuera / por mucho tiempo.</i><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Estos alemanes de Schleswig-Holstein, de los que
estoy hablando ahora, son gente seria y sin embargo cálida, transparentan
honradez, mesura, consideración por la ley, las instituciones y las fuerzas del
orden. No es miedo, lo sé muy bien, es respeto, como si comprendieran sin
esfuerzo que su labor es necesaria e importante para cualquier sociedad. Como
muestra contaré brevemente un suceso, que ocurrió estando yo allí. Una señora
bastante mayor cayó en su casa y se rompió el hueso del codo, el olécranon, una
parte del cúbito. Sólo explorando ligeramente la lesión se podía oír el
crepitar de la fractura. Casi enfrente de la casa había una clínica
traumatológica y quise llevarla allí, aunque no había ninguna urgencia. Fue
imposible, porque la señora argumentó que debía ir antes a su médico de
cabecera, que vivía también muy cerca, para que expidiera la pertinente petición
al especialista.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Quizá estos alemanes son incluso algo distintos a los del
Sur del País. Ellos mismos bromean sobre estos últimos y los consideran gentes
menos formales, de más errático comportamiento. En el norte, por ejemplo, no es
habitual que en los restaurantes y cervecerías se comparta mesa con
desconocidos, lo que, en cambio, es muy corriente y casi obligado en Baviera.
Es un detalle sin importancia. En Schleswig-Holstein, conocí gentes de muy diversa
condición, desde profesores universitarios hasta menestrales de variados
oficios. Jamás tuve ningún problema con estas personas de gustos sencillos y
poco sofisticados, que se divierten de manera tranquila y plácida.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">(continuará)</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00620597546106587112noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-864781751175309023.post-78179676685355653202018-03-10T18:49:00.000+01:002018-03-10T18:49:33.551+01:00Para el escritor Jaime Salom Vidal in memoriam<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Amigos lectores, interrumpí este blog en la entrada 400,
porque creció demasiado (más de mil páginas). Hice una excepción, la entrada
401, para la necrológica de una querida amiga de la infancia. Haré<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>hoy otra, para la del dramaturgo Jaime Salom,
de quien fui también muy amigo. La leí hace ya cinco años en un homenaje
póstumo que le dedicamos en Madrid, aunque no la traje entonces al blog; aquí
viene ahora.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Pero no quiero romper mi silencio sólo con tristes
noticias. En esta primavera, en mi<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>añorado Nueva York, publican un libro mío, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Relatos con Nueva York al fondo</i>. Para ello he contado con la
inapreciable ayuda de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE,
hay casi cincuenta millones de hispanoparlantes en Estados Unidos), que ha
auspiciado el proyecto y con la que voy teniendo una colaboración cada vez más
estrecha. Encuentro entre sus miembros una acogida que me recuerda los años de
mi juventud en aquella ciudad, inolvidables por tantas razones.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; font-size: 14.0pt;">Para el
escritor Jaime Salom Vidal, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">in memoriam</i><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Podría empezar con
un “Decíamos ayer”, porque voy a hablar del ayer, de lo que dije o escribí en
el pasado sobre Jaime Salom, hace entre diez y doce años. Me alegra haberlo
hecho entonces; a la gente hay que decirle las cosas, las cosas buenas y quizá
hasta las malas, cuando están vivas. En mis palabras Jaime aparecerá vivo y
hurgaré poco en la tristeza de su desaparición. Y como él fue sobre todo un
autor teatral, dotaré a mi discurso de una leve arquitectura escénica.
Atención, porque tendrán ustedes que imaginar.</span><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; font-size: 16.0pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">1) Primer acto: Un
noble anfiteatro de un vetusto edificio, que fue facultad de Medicina y
hospital, en una calle cerca de aquí. Un médico presenta, ante los jubilados de
su Colegio, una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Historia de Asemeya</i>,
recién publicada, y les dice: Me apasiona lo que piensan los mayores. Cuando ya
se han cansado de pelear, cuando han aquietado las ansias de triunfo, cuando
han aprendido lo que es realmente importante. Cuanto más hacia atrás se mira,
más hacia adelante se ve. Por eso, es a los mayores a los que me encanta
preguntar: ¿Es una futesa la vida? Contadme. ¿Es verdad lo que dice Macbeth?: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La vida no es más que una sombra que pasa,
un pobre cómico que se pavonea y agita una hora sobre la escena y después no se
le oye más; un cuento narrado por un idiota, con gran aparato y que nada
significa.</i> <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Todo eso, sigue
diciendo el presentador, se lo podría preguntar a nuestro presidente de
Asemeya, que es hombre inteligente y sensible, y tiene una impresionante obra
ya hecha. Y prometo hacerlo, en cuanto se haga mayor. Porque Jaime Salom no es
ni siquiera un mayor joven, de los que hablé antes; es un mayor adolescente.
Eugenio D'Ors escribió que la adolescencia más que un período temporal es un
estado. Nuestro presidente está en ese estado de adolescencia, de gracia, y,
para que lo sepan, le están estrenando ahora en muchas ciudades del mundo,
quizá más que nunca. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">La cita de Shakespeare es de las más repetidas de la
literatura. Como aquella otra del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hamlet</i>,
cuando Polonio pregunta: ¿Qué lee mi señor? y Hamlet responde: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Palabras, palabras, palabras</i>. </span><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Sobre las
palabras, me permitiré una muy corta digresión, ya que estamos todos aquí,
hermanados por el cariño y la admiración a Jaime, y también por el amor irrenunciable
a las palabras. Goethe, en un escrito de sus años estudiantiles de Strasbourg,
cuenta: Una hermosa serpiente se tragó unas monedas de oro y se fue haciendo
luminosa y transparente. Se metió luego en una cueva en la que había una
estatua de un viejo rey. El rey, la estatua del rey, le preguntó: ¿De dónde
vienes? De la sima donde habita el oro, contestó la serpiente (se sabe desde
siempre que las serpientes pueden hablar y ser muy convincentes). ¿Qué es más
precioso que el oro?, preguntó el rey. La luz, respondió la serpiente. ¿Qué es
más bello que la luz?, preguntó el rey. La palabra, respondió la serpiente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">2) Segundo acto: </span><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Una bellísima ciudad de la
Toscana. En una casa, cercana a la plaza donde se celebran las famosas carreras
del Palio, un viejo profesor de su universidad, una de las más antiguas de
Italia, lee una carta que viene de España</span><span style="color: #7030a0;">:
He leído tu nuevo libro y te felicito. También por tus cartas, inteligentes e
inspiradoras. Ni siquiera falta el humor cariñoso y benévolo, cuando hablas de Jaime
Salom, de lo que te contara sobre su escasa frecuentación de las modistillas (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">sartine</i>) en su juventud, y añades que “
forse si è rifatto (desquitado) in seguito”. En cuanto al “rifacimento”, he
tenido alguna confianza con Jaime y creo que “si è rifatto meno di quanto
avrebbe potuto”, dada su fama, su inteligencia y su aspecto físico. Ha estado
siempre trabajando mucho y no le ha quedado demasiado tiempo; esa es la verdad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Yo escribí esa carta y el profesor era Arnaldo Cherubini,
al que muchos de ustedes conocieron. En sus cartas, muerta su esposa Bruna,</span><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;"> a veces me hacía
el regalo de sus sentimientos y de sus tristezas. Quizá la lejanía nos hace
menos pudorosos. En una de ellas, confesando el amor por su esposa, su soledad
presente, decía</span><span lang="IT" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: IT;">: “</span><span style="color: #7030a0;">Y ahora, claro, continúo viviendo,
pero sin ninguna alegría; y trabajando, y mucho, hasta la náusea, sin alegría;
a veces hasta riendo, sin alegría. Es el indiscutible y lógico reverso de la
medalla: si has amado, debes sufrir por todo lo que has amado”. Traigo aquí estas
palabras por las referencias a Jaime, en su carta y en la mía, y porque son de
un muerto, pertinentes ahora, para ayudarnos a aceptar o soportar la muerte de
otro muerto. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Amor y muerte, los dos grandes temas de la vida, tan
entreverados a veces. Hemos sido diseñados para morir, no es algo surgido por
azar. Cualquiera que conozca los procesos de envejecimiento celular lo sabe. Y
nada sería tan insoportable como nuestra vida terrenal, prolongada en exceso.
La inmortalidad nos llegaría a enloquecer por la eterna repetición de los
aconteceres, por la insistente presencia de lo ya vivido, por el constante
infortunio del mundo. Mejor esta humanidad nuestra, de dioses ínfimos,
mortales, gozando de la impagable libertad de equivocarnos, de errar el camino
y empezar de nuevo. Bendita, sobre todo, la posibilidad de olvidar. Olvidaremos
el dolor hiriente de la muerte de Jaime y nos quedaremos con el esplendor de su
amable imagen de eterno adolescente. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Otro de los grandes temas: el olvido. Hay quien no quiere
olvidar. Quizá recuerden, de Tristán e Isolda, aquel perro fantástico, Petit
Cru, que un hada entregara al rey de Gales, con un cascabel, cuyo sonido tenía
la magia de borrar todos los recuerdos tristes. Tristán padeció los peligros de
la guerra, sólo para conseguirlo y enviarlo a Isolda, para que olvidara. Pero Isolda
quiso compartir su sufrimiento con Tristán y arrojó el cascabel al mar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">En cambio, la infantina Blanca Flor, en la deliciosa <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Farsa infantil de la cabeza del dragón</i>,
de Valle-Inclán, dice: Quiero olvidar. Y el Príncipe Verdemar le contesta: No
se olvida cuando se quiere. Y la infantina insinúa: Dicen que hay una fuente… Y
el príncipe añade: Esa fuente está siempre al otro extremo del mundo. Para
llegar a ella hay que caminar muchos años. ¿Se olvida al beber sus aguas?,
pregunta de nuevo la infantina. Se olvida sin beberlas, contesta tajante el
príncipe. Es el tiempo quien hace el milagro y no la fuente. Cuando una
peregrinación es larga, se olvida siempre.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">3) Tercer acto:
Una habitación llena de libros, en una calle rumorosa y alegre del centro de
Madrid. Un hombre mayor, de aspecto agradable, distinguido, lee una carta. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Querido Jaime: Me
alegró encontrarte el otro día en la Gran Peña y comprobar que estás en
excelente forma. Si acabas de encontrar definitivamente el elixir de la
inmortalidad, avísame. El emperador Shih huang-ti lo buscó desesperadamente en
el siglo III a. de C., por la inmensa China y el mar de Japón y llamó sin
descanso a los magos y a los alquimistas para que vinieran a su corte. Los
sabios confucianos criticaron este torpe y absurdo anhelo de pervivir, y él
ordenó ejecutar a 460 de ellos. Estas, Jaime, son mis inocentes florituras y
casi todas están en las buenas enciclopedias. Nunca estoy más acompañado que
cuando estoy solo en casa, con ellas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Te despides como
Presidente y habrá adhesiones de los no presentes. Te envío ya un muy cariñoso
saludo, para ti y para todos. Y quiero que alguien diga que yo digo que,
sinceramente, conociendo no mal la historia de Asemeya, nunca ha habido un
presidente tan apropiado como tú, ni ha tenido ninguno tus méritos literarios;
de eso estoy completamente convencido. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tardará
mucho tiempo en nacer, si es que nace...<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Un abrazo para ti
y mis mejores saludos para Montse, Paco Redondo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">4) Epílogo: Salón
de actos en una de las zonas más nobles de Madrid, frente al Palacio de las
Cortes, con un público educado y paciente. Algunos médicos han hablado de ese
excelente y fértil dramaturgo que fue Jaime Salom, cada uno como el buen Dios
le dio a entender. El último dice: Se cuenta que </span><span style="color: #7030a0;">Julio César Escalígero, un médico humanista del siglo XVI, no podía
leer el relato de la muerte de Sócrates, en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fedón</i> platónico, porque se echaba a llorar. </span><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">A mí me duele en
lo más hondo sólo imaginar el regreso de Jaime a Sitges, en ese viaje final a
Ítaca que hacemos todos los mortales, cuando el mundo se despuebla de caminos y
sólo queda el que nos devuelve al punto de partida. Acompañado de su esposa
Montse, pero ya vencido, sembrador involuntario de vastas soledades, memorando,
como de un sueño ajeno, la huidiza juventud, la felicidad esquiva; buscando con
urgencia esa palabra justa que uno quiere decir, y decirse, antes de morir. La
vida, la de cualquiera, es la historia de una derrota. Hasta en casos como el
de Jaime, favorecido casi siempre por la Fortuna y, desde hace muchos años
hasta el final, por la feliz aparición de Montse. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">No sé si nos damos
cabal cuenta del privilegio que hemos tenido al compartir algo de nuestra vida
con él. Yo no traté de analizar sus méritos y me limité a escuchar a mi memoria
y sobre todo a mi corazón. Remembré al amigo ilusionado que disfrutamos los que
le conocimos y quise mi charla adornada de palabras nobles y antiguas, alada,
no demasiado triste. No lo logré, porque seguramente era imposible. Lleva razón
esa profunda seguidilla popular que canta: </span><span style="color: #7030a0;">“Dices
que no son tristes / las despedidas. /</span><span style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;"> </span><span style="color: #7030a0;">Dile al que te
lo ha dicho / que se despida”.</span><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Cae el telón. Fin
de la representación.<o:p></o:p></span></div>
<br />Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00620597546106587112noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-864781751175309023.post-63969590079582731232017-11-09T19:09:00.000+01:002018-03-03T16:43:51.544+01:00Para Mary Cordero, in memoriam<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<i><span style="color: #0070c0;">Interrumpí
hace ya meses este blog porque había alcanzado una extensión excesiva, muy
alejada de mis propósitos. Escribo hoy una entrada excepcional, dedicada a una muy
querida amiga, también muy singular, que acaba de dejarnos. <o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">La indomable Muerte se llevó a Mary Cordero;
era de las gentes de mi pueblo, Úbeda, que conozco desde niño. El hecho me ha
cogido desprevenido y vulnerable. La Muerte puede caminar a hurtadillas, lo sé muy
bien. Pero la conseja no parecía aplicable a ella, que gozaba de una iluminada vejez,
despierta y creativa, interesada por todo, por las cosas viejas y por las
nuevas. Era una dicha, un premio, una fortuna para sus amigos. Era una mujer
abierta, sensible, cariñosa, capaz de entender, y de querer, a todos, los de su
edad y los más jóvenes. Desde que leyó mis primeros escritos, no dejó de
alabarlos y animarme; la proclamé de inmediato mi agente literaria honorífica
en La Loma. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Me llegó la triste noticia cuando escribía,
en la introducción a un artículo: “Tengo una leve desconfianza hacia el género
humano y me dispongo a dejar el mundo, cuando toque, tras haber contemplado sus
pompas y glorias que no me ofuscaron del todo, con sincera conformidad y hasta con
un poco de aburrimiento”. Todo eso quedó arrasado por la noticia de la muerte
de Mary y comprendí, en un momento, que ella no estaría de acuerdo con mis palabras,
porque era una mujer vital, risueña y volcada al futuro.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Cada uno vive como puede y, en cierto modo,
muere como quiere. He hablado alguna vez de la </span><i><span lang="FR" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: FR;">fatigue de
vivre</span></i><span style="color: #7030a0;">, la ‘fatiga de vivir’, y me
reconforta este aspecto benefactor, raramente considerado, que también tiene la
Muerte. Federico II de Hohenstaufen, al que se llamó <i>stupor mundi </i>(pasmo del mundo), rey de muchos reinos, al final de
su vida, cansado ya de batallar, de intrigar, de intentar convencer, de pactar,
de amenazar y de castigar, anhelaba refugiarse en esa paz que otorga la Muerte.
Era inteligente, culto, soñador, escéptico y hablaba nueve lenguas. Murió en su
cama, con el habito cisterciense. Seguramente compartiría el espíritu del
epitafio latino que un famoso escritor francés, hacia el fin del siglo XIX,
pudo ver en Brindisi, la ciudad portuaria situada en el final de la Vía Apia.
Estaba inscrito en la tumba de un navegante y decía: </span><i><span style="color: #0070c0;">Caminante,
detente. He recorrido muchas veces los mares con las velas al viento, he pisado
tierras desconocidas y aquí he llegado a mi fin. Ahora no temo ni los vientos,
ni las tormentas, ni el mar cruel, ni los piratas. A ti, oh, Muerte, que me has
liberado de mis preocupaciones, te saludo, Diosa bienhechora.</span></i><span style="color: #7030a0;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">El olvido, como el dios romano Jano, tiene dos
caras. Es tan nuclear en nuestra existencia, que se metamorfosea en formas diversas.
A veces sentimos la necesidad imperiosa de olvidar y otras, por el contrario,
nos aterra la posibilidad de olvidar.</span><span style="color: #7030a0; font-family: "trebuchet ms" , "sans-serif"; font-size: 7.5pt;"> </span><span style="color: #7030a0;">El protagonista de una obra de Byron, <i>Manfred</i>, un noble atormentado por un complejo
de culpa, invoca, mediante conjuros, a un grupo de Siete Espíritus. Estos le
preguntan, ¿qué quieres de nosotros, hijo de mortales?, y él dice una sola
palabra: olvidar.</span><span style="color: #7030a0; font-family: "trebuchet ms" , "sans-serif"; font-size: 7.5pt;"> </span><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Para otros, el temor a olvidar
conduce a la angustia. Porque los recuerdos son el hilo que vertebra nuestra
conciencia, los materiales con que edificamos nuestra personalidad. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En el Hades
griego, para algunos mitólogos había dos ríos: el Letheo borraba la memoria de
los que lo cruzaban, que se libraban así de las vicisitudes que vivieron. Otro
río, el Mnemósine, tenía los efectos contrarios: sus aguas hacían recobrar la
memoria de todas las cosas. Después de la muerte, cada uno de los llegados
podía elegir beber el agua de uno de los dos: o bien olvidarlo todo o bien
recordarlo todo. Una elección quizá nada fácil para muchos de los humanos.</span><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; font-family: "trebuchet ms" , "sans-serif"; font-size: 7.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Ya dije
que estas divagaciones, que me ayudan a mí, nuestra Mary no las compartiría.
Seguramente estaría mucho más de acuerdo con aquel personaje de García Márquez,
Fermina Daza, de setenta y dos años, que “descubrió que las rosas olían más que
antes, que los pájaros cantaban al amanecer mucho mejor que antes […] que el
amor era el amor en cualquier tiempo y en cualquier parte, pero tanto más denso
cuanto más cerca de la muerte”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Mary
era del grupo de mis amigos de siempre. Ellos </span><span style="color: #7030a0;">son
mi pasado, los múltiples espejos en los que me he mirado y reconocido. Veo lo
que hemos vivido juntos y lo que no pudimos o no nos dejaron vivir. Sin ellos
el pasado se esfuma y se desvanece mi historia. Cuando se van, me asaltan los
recuerdos, los sueños, la nostalgia de un tiempo ido que no sé buscar solo. Y constato
que el mundo no es como debiera, que todo está tocado de banalidad, y se
afianza la certeza de que la felicidad es imposible o efímera. Llevo muy mal
que se mueran, cada vez lo soporto peor. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">En un relato mío, <i>El reino de Ta</i>, el viejo rey Piasta quiso viajar a Tirnanoge, la
tierra de la perpetua juventud, nunca visitada por la Muerte. Preparaba el
viaje cuando se le presentaron unas hadas: Rey Piasta, ¿te gustaría seguir
viviendo cuando hayan muerto tus caballos y tus canes, los maestros que te
guiaron en la vida, las mujeres que te amaron, los armados compañeros de las
batallas? ¿Te gustaría vivir en un mundo en el que no tendrás a nadie con quien
compartir un recuerdo de infancia o mocedad? El rey se llegó hasta la ribera de
un río y meditó allí las preguntas de las hadas. Tras pensarlo mucho, decidió
no ir a Tirnagoge y dejarse morir, cuando llegase su hora.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Para expresar mi desánimo tras la muerte de
Mary, tengo que recurrir a otros. A Borges, a un hermoso poema suyo del que
tomo algunos versos deslavazados: </span><i><span style="color: #0070c0;">Ya no es mágico el mundo, […] sólo me queda el goce de
estar triste. […] Ya no seré feliz. Tal vez no importa. / Hay tantas otras
cosas en el mundo; / un instante cualquiera es más profundo / y diverso que el
mar. […] La muerte, ese otro mar, esa
otra flecha.</span><span style="color: #7030a0;"><o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Y otros versos de un gran poeta amigo, Jaime
Ferrán, al que tuve la suerte de conocer y que murió hace poco. Años antes
había muerto su esposa, Carmen. El poeta lo contó así, con desolada sencillez,
desde su casa en el estado de Nueva York, en el que ese mismo día habían
entrado ciervos en el jardín: </span><i><span style="color: #0070c0;">No estaba
preparado / para el final. Nunca lo estamos. / Llegó por la mañana. […] Vino la
enfermera… / Se pararon dos ciervos / en el jardín. / Cuando nos lo dijeron /
ya no estaban. Tú también te habías ido</span></i><span style="color: #0070c0;">.</span><span style="color: #7030a0;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Hay quien no quiere olvidar. En <i>Tristán e Isolda</i>, se cuenta de un perro
fantástico, Petit Cru, con un cascabel, cuyo sonido tenía la magia de borrar
todos los recuerdos tristes. Isolda, para no olvidar y compartir su sufrimiento
con el ausente Tristán, arrojó el cascabel al mar. En cambio, la infantina
Blanca Flor, en la <i>Farsa infantil de la
cabeza del dragón</i>, de Valle-Inclán, dice: </span><i><span style="color: #0070c0;">Quiero olvidar. Y el Príncipe Verdemar
contesta: No se olvida cuando se quiere. Y la infantina insinúa: Dicen que hay
una fuente… Y el príncipe añade: Esa fuente está siempre al otro extremo del
mundo. Para llegar a ella hay que caminar muchos años. ¿Se olvida al beber sus
aguas?, pregunta de nuevo la infantina. Se olvida sin beberlas, contesta
tajante el príncipe. Es el tiempo quien hace el milagro y no la fuente. Cuando
una peregrinación es larga, se olvida siempre.</span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Yo querría acogerme ahora, en estos momentos
de melancolía, a lo que se podría llamar la modulación piadosa del olvido: la
gracia de recordar los momentos felices que compartí con Mary Cordero y olvidar
todo lo que me remita a su desaparición. Ojalá lo logre, ojalá lo logremos
todos los que la conocimos.</span></div>
<span style="color: #7030a0; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00620597546106587112noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-864781751175309023.post-995627056054986122017-06-21T10:14:00.000+02:002017-06-21T10:23:21.102+02:00De la buena literatura (entrada 400 del blog)<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Ya expresé mis dudas sobre la pertinencia de
haber intentado un corto paseo por el inabarcable mundo de la Matemática en las
cinco últimas entradas de mi blog. Por fortuna, hay muchos libros que pueden
cumplir mucho mejor esta misión divulgadora, que no citaré aquí. Para mi
propósito, buceé brevemente en <i>A History
of Mathematics</i>, del profesor norteamericano Carl B. Boyer, y en otro libro
interminable (2000 páginas), traducido al español: <i>Historia Universal de las Cifras</i>, del libanés Georges Ifrah, nacido
en Marraquech en 1947, incluido en la <i>American
Scientist List</i> de “100 libros que dieron forma a un Siglo de la Ciencia”,
el siglo XX.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Lo hecho, hecho está. Hemos llegado así a la
entrada número 400 de mi blog, que la querría muy especial. Con ella, vuelvo a
temas más fáciles de entender y los que me motivaron fundamentalmente para ir
construyendo este blog: temas de literatura, de la buena literatura. Esa buena
literatura que casi se está perdiendo en estos tiempos modernos, aunque
obviamente no puede morir. Primero, por los miles de obras, creadas a lo largo
de los siglos, que perdurarán eternamente, porque sus autores supieron llegar
con ellas al núcleo más vivo e íntimo de los seres humanos. Y segundo, porque,
si se aleja uno de los superventas y de los premios literarios, sigue
apareciendo en autores de hoy, los que conciben la literatura como lo que es: una
de las Bellas Artes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Empieza el verano y es tiempo de relajarse,
de descansar, para todo el mundo; para mí también, claro. No es el momento para
sesudos estudios de estilos o escuelas literarias. En esta entrada, sólo quiero
hacer una declaración personal, bastante concreta, aunque también me ampare en
lo escrito por un escritor moderno español. Mostraré luego una cata de otros
dos escritores, españoles también, del siglo XX.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Mi declaración, tajante por esta vez: <b>No entiendo, no puedo entender, que se lea
sólo para distraerse, para llegar a conocer la resolución de una intriga.</b>
Para eso están los noticiarios, los programas de TV, las porteras de las casas
de vecinos... Para mí, la lectura que no lleve al lector a la fantasía, a la
ensoñación, al encandilamiento por las palabras, que no logre conmoverle, maravillarle,
que no le haga vibrar y conmoverse por su belleza, su ritmo, su musicalidad,
que no remita a otros escritores, a datos eruditos y culturales, que no demande
alguna visita al diccionario, etc., no tiene sentido, no es propiamente
literatura. Tomo, y mezclo, frases de Francisco Umbral, de su obra <i>La noche que llegué al Café Gijón </i>(1977):
“</span><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">No
soporto la torpeza literaria en el creador, los adjetivos tópicos, por no
tratar de buscar otros. Un mal estilo traduce una sensación de desgana. […] Me
molesta la ‘prótesis argumental’, ese determinismo que hay en ella. Al arte le
ha estorbado siempre su necesidad argumental (en todas las artes). […] Hay
escritores que identifican la escritura con la trascendencia. Basta con perder
la gravedad para ser escritor”. Sobre el cuento escribió: “En el cuento la
primera ley es que pase lo menos posible”. Y sobre los críticos: “Nadie ha
estudiado en serio a nadie. Y si lo hace, como no se lee, lo que sigue
funcionando son los tópicos de periódico”. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Los dos escritores españoles de los que
ofreceré una muestra de su estilo, son dos gallegos: Álvaro Cunqueiro y Ramón
María del Valle-Inclán, dos de mis predilectos en lengua española (los dos escribieron
también en vernácula). Con estos autores no importa lo que digan, no hace falta
que cuenten una historia o desarrollen una trama, una intriga. Por cierto, lo
hacen y lo hacen muy bien. Lo que quiero decir es que, aunque no contaran nada,
sólo oír mentalmente sus palabras es una delicia. Y lo es justamente porque
saben escribir, conocen ese secreto que no todos descubren, al que muy pocos
escritores llegan. Para no hacer esta entrada interminable, me limitaré a
copiar unos pasajes de ambos, escogidos sólo porque los releí recientemente. No
son, de ninguna manera, los más excelsos; no he querido buscar, seleccionar. Intercalaré
alguna conveniente explicación en cursivas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">De Cunqueiro, de su <i>Vida y fugas de Fanto Fantini</i>, la penúltima novela que escribió,
de1972:</span> <span style="color: #0070c0;">Tenía ya Fanto trece años, y
dominaba a Donatus (<i>Aelius Donatus, gramático
latino del siglo IV</i>) y Euclides, sabía encaperuzar el azor, todo de armas y
caballo, ‘ordo lunatus’ (<i>maniobra de
combate naval</i>) y marcha flanqueando en lo que toca a campaña, y voces
venecianas y griegas. Iba para alto, la cabellera sin perder de su oro, los
ojos celestes con el mérito de unas largas pestañas oscuras, y siempre la
sonrisa en la boca. El cuello largo y la cintura estrecha confirmaban su
esbeltez, y por el ejercicio de armas, se le alargaban los antebrazos y se le
redondeaban las piernas, en las que lucía el fino tobillo heredado de <i>donna</i> Becca. La palabra gentileza valía
para decir la estampa del aprendiz de capitán, que el <i>signor</i> Capovilla no dudaba de que lo sería y famoso. Fanto tenía la
voz alegre y la mirada amiga, y un buen corazón.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">También habla Cunqueiro del caballo de Fanto,
de Lionfante, que pronunció un famoso discurso ante el Senado veneciano,
defendiendo a su dueño, amante que había sido de Cósima Bruzzi, la bellísima
mujer de Sir Franco Loredano:</span> <span style="color: #0070c0;">Que donna
Cósima quedó prendada del rubio Fanto, de la clara sonrisa que amanecía en su
rostro, soleado de los días de mar, solamente con verlo, es indudable. En
entrevistas sucesivas, y ya en secreto, ¿cómo no le contaría Fanto a donna
Cósima su vida militar, las batallas, prisiones, fugas y naufragios? Mi capitán
le contaba a donna Cósima los azares de su vida, las aventuras por mar y
tierra, de cómo por menos aún que el espesor de un cabello había escapado de la
terrible prisión o de la muerte... Y ella lloraba.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #0070c0;">Lionfante afirmó ante los senadores que él había
asistido a varios encuentros de donna Cósima con Fanto en la terraza de
Poniente, y que estaba de vigilancia, lo que le era fatigoso, porque tenía que
estar con las dos patas delanteras (<i>recuérdese
que se trata de un caballo</i>) apoyadas en el vano entre las dos almenas de
esquina, para poder ver si llegaba alguien por el camino de ronda, y aunque 1a
honestidad y el respeto que debía a su amo, el capitán Fanto, le impedía echar de
vez en cuando una ojeada a cómo iban los amores, que entre historia e historia
había grandes silencios solamente rotos por los suspiros de donna Cósima, que
eran como imitaciones de pájaros, podía jurar que jamás hubo entre donna Cósima
y Fanto la menor discusión, ni pensares diferentes, y que todo era una música
de abrazos, besos, promesas y largas despedidas, y que un día que se escuchó
una alarma en el portillo de los Panes, su amo saltó sobre él y salieron al
trote, como de vigilancia, dejando a donna Cósima desnuda en la terraza. Cuenta
Lionfante que no pudo evitar el verla, y recordaba ahora que era como si la
luna nueva se hubiera acostado en la hierba, en el rincón donde nacen los
lirios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Y dos pasajes de una obra de Valle, <i>Viva mi dueño</i> (1926):</span> <span style="color: #0070c0;">¡Altramuces! ¡Abanicos! ¡Naranjas! ¡El programa de la
corrida! ¡La lista grande! ¡Nardos y claveles! Se vierte sobre las aceras el
vocerío de cafetines y tabernas. Zumbona manolería asalta la imperial de los
ómnibus. Disputas y zaragatas (<i>tumultos</i>).
Las coimas de rumbo se lucen en calesa, florido el rodete y el pañuelo del
talle. La Corte muestra su vana magnificencia en landós y carretelas. Clarines.
Escolta de Guardias. Morriones y plumeros. Grupas (<i>ancas de una caballería</i>) en corveta (<i>andar el caballo con los brazos al aire</i>). Caballerizos de espadín y
tricornio a la portezuela de las carrozas reales. La Reina Nuestra Señora,
lozanea entre azules y guipures (<i>tipo de
encaje</i>). A su izquierda se acoquina la pulcra insignificancia del Rey
Consorte. Las Reales Personas no disimulan el desacuerdo del tálamo. La Señora
saluda apomponada, florea la mano, tiene una afable sonrisa para su Pueblo. El
Augusto Consorte se inclina, con urbana mesura, en un término casi olvidado del
gran atalaje. Charoles y metales. Cuatro yeguas andaluzas. Encumbrados
palafreneros: pelucas blancas y medias encarnadas. Otra sección de Guardias.
Renovados clarines baten la marcha del Príncipe de Asturias. El Augusto Niño,
con uniforme de sargento, encanta al populacho con la monería de su saludo
militar. Sonríe, entre bigotes y perillas marciales. […] Los Serenísimos
Señores Duques de Montpensier recibían en sus habitaciones el homenaje del
bando unionista que conspiraba sin recato contra la Majestad de Isabel II.
Generales, tribunos y poetas decoraban aquella intriga, con grandes gestos de
virtudes romanas. La Unión Liberal se disfrazaba de matrona. Casco, rodela,
lanzón, una sábana por manto, jugaba la tragedia, después de haber representado
en las tablas políticas el intermedio de baile entre los Muñuelos Progresistas
y los Escapularios Moderados. El Capitán General de los Ejércitos, Duque y
Grande, que con su bengala imponía el ritmo de quiebros y mudanzas, había
estirado el descomunal zancajo en tierra francesa. El héroe de Luchana se fue
del mundo para no ver aquellos amenes. Héroe de cortas luces, pero tresillista
de mucha cautela, resplandece en los fastos isabelinos, aplicando a la ciencia
política los ardides con que se llevaba las puestas en la tertulia de su Doña
Manuela. La Unión Liberal, huérfana y sin compás, croaba la fábula de las ranas
pidiendo Rey (<i>fábula de Esopo</i>). La lucida
comparsa de vates laureados, elocuentes tribunos y farrucos fajines, rendía
acatamiento de testas coronadas a los Serenísimos Infantes. El Duque conversaba
en un ángulo con el General Córdova. La Duquesa, asistida de damas y galanes,
ocupaba el estrado. Las fichas del dominó en los mármoles, los descartes de
malilla, las canciones a coro, pregonaban la cerrazón y el aburrimiento de la
tarde.</span><br />
<span style="color: #7030a0; text-indent: 37.7953px;">Termina aquí esta peculiar entrada de mi blog, la número 400. Es la más larga de todas, es la que tiene mayor proporción de texto citado. Si yo lograra con ella que algún lector leyera a los autores que menciono, la consideraría exitosa. Y es la última, hasta después del verano por lo menos. Queridos lectores, que tengáis un verano feliz, </span><i style="text-indent: 37.7953px;"><span style="color: #0070c0;">que vos </span></i><i style="text-indent: 37.7953px;"><span lang="FR" style="color: #0070c0; mso-ansi-language: FR;">plaisirs soient sans mélange, votre beauté durable, et votre bonheur sans fin</span></i><span lang="FR" style="color: #7030a0; text-indent: 37.7953px;"> </span><span style="color: #7030a0; text-indent: 37.7953px;">(<i>que vuestros placeres sean puros, vuestra belleza duradera y vuestra felicidad sin fin</i>). Son palabras de la dedicatoria del <i>Zadig</i> de Voltaire a la sultana Sheraa, que hago mías. Añado dos capturas de pantalla, con mis últimas entradas y procedencia de mis lectores.</span><br />
<span style="color: #0070c0;"><br /></span><span style="color: #0070c0;"></span>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="color: #0070c0;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGnOwyXzCzm2zyYcaR7ppKvR3Q_BlsuuleWM4PGI6h2cjCas4SFav0cgaIC78nI3rPDj9rbYL0QX91HArnbbZ0eVixufl1eO-KuNCd8MEUx8K7OKaNdGAi32JzOdmNmmuFIe_H2gIl27k/s1600/Captura+de+pantalla+2017-06-21+10.15.04.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="1600" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGnOwyXzCzm2zyYcaR7ppKvR3Q_BlsuuleWM4PGI6h2cjCas4SFav0cgaIC78nI3rPDj9rbYL0QX91HArnbbZ0eVixufl1eO-KuNCd8MEUx8K7OKaNdGAi32JzOdmNmmuFIe_H2gIl27k/s320/Captura+de+pantalla+2017-06-21+10.15.04.png" width="320" /></a></span></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="color: #0070c0;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuDKUqh-IeVPs6nNgWDJiZE6mDEnLG6wNiJEUZs5bwJ7ZfYodpeRe9AwKfuVpkZf9dEMb-Y-neAXy9guY7LOjiTmBFPepbjqCWkPU70jnEFGsVDpG2eoidzsI38DXZp0dOot3Dmfr_-ak/s1600/Captura+de+pantalla+2017-06-21+10.15.50.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="1600" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuDKUqh-IeVPs6nNgWDJiZE6mDEnLG6wNiJEUZs5bwJ7ZfYodpeRe9AwKfuVpkZf9dEMb-Y-neAXy9guY7LOjiTmBFPepbjqCWkPU70jnEFGsVDpG2eoidzsI38DXZp0dOot3Dmfr_-ak/s320/Captura+de+pantalla+2017-06-21+10.15.50.png" width="320" /></a></span></div>
</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00620597546106587112noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-864781751175309023.post-51476409456684304432017-06-18T19:07:00.001+02:002017-06-19T17:38:34.984+02:00De las Letras y de las Ciencias (5 de 5)<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En mis
entradas anteriores, he hablado un poco de los números primos, sobre todo de
los de Mersenne, lo que representa una parte ínfima de una rama de la
Matemática, la Teoría de Números, la más asequible para los profanos. Habría que
decir algo, al menos, de Euclides, de Fermat, del “</span><span style="color: #7030a0; mso-bidi-font-weight: bold;">teorema fundamental de la
aritmética”, etc. Este teorema establece que cualquier número natural es un
producto de números primos (factores), que serían como los ladrillos con los
que se construyen todos los números naturales. Lo enunció Euclides en el siglo
III a. C., con algunas lagunas en su demostración, resueltas dos mil años más
tarde por el matemático Johann Carl Friedrich Gauss (1777–1855). Y relatar también
los esfuerzos de los investigadores por encontrar alguna regla en la sucesión de
los números primos, misterio que persiste inviolable.</span><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0; mso-bidi-font-weight: bold;">¡Son tantos los
campos y tan fascinantes! Los llamados números de Fermat se calculan mediante
la fórmula N<sub>F</sub> = 2^(2^n) + 1, y Pierre de Fermat (1602-1665) pensó
que todos eran primos, lo que no es cierto. De hecho son primos para n = 0 hasta
4. Para n=5, el número resultante, el 4294967297, es ya compuesto, igual a
641*6700417. <span style="display: none; mso-hide: all;">{\displaystyle
F_{5}=2^{2^{5}}+1=2^{32}+1=4294967297=641\cdot 670041</span>Es el menor número
de Fermat que no es primo, como fue probado por Leonhard Euler, en 1732. No
está claro si hay más primos de Fermat; en la actualidad sólo se contemplan estos
cinco, los mismos que conoció el jurista y matemático aficionado francés.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0; mso-bidi-font-weight: bold;">Fermat propuso también
el conocido como su ‘último teorema’, cuya prueba desafió a los matemáticos
durante más de tres siglos, hasta que fue resuelto en 1995. El teorema </span><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">dice que la
ecuación x^n + y^n = z^n no tiene solución con números enteros para n>=3
(>=, mayor o igual que). Sí la tiene para n=2; sabemos que 3^2 + 4^2 = 5^2.
El proceso lógico específico de la matemática exigiría demostrar que, en
efecto, para n=3 no existen números enteros que satisfagan la igualdad x^3 +
y^3 = z^3 y, además, que esto ocurre forzosamente para todos los exponentes
sucesivos mayores que 3.</span><span style="color: #7030a0; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Porque
este es el método típico de la matemática, distinto al de la inducción
incompleta, válido para las ciencias experimentales: la inducción completa
o, mejor, “razonamiento por recurrencia”. En él se distinguen dos fases: en la
primera se muestra que cierta proposición tiene el carácter que Bertrand
Russell llamaba “hereditario” —si es verdadera para un elemento de una secuencia,
ha de ser verdadera para el elemento que le sucede—. En la segunda fase se
demuestra que la proposición es verdadera para ese primer término de la
secuencia. Estas exigencias vienen de que la matemática es una ciencia exacta, el
paradigma de las ciencias exactas, y en ella no tiene cabida la citada
inducción incompleta. En el caso del último teorema de Fermat, la primera
aserción no pudo demostrarse hasta 1995, por el británico Andrew J. Wiles, mediante
métodos que se estima que sólo el 0.1 % de los matemáticos vivientes puede
entender.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Puesto
que todo numero natural es un producto de primos, uno puede preguntarse cuántos
‘factores primos’ tienen los distintos números. Esta cifra es variable y no hay
una fórmula mágica para calcularla, ni es probable que se encuentre jamás. Sí
se puede tener una idea de la distribución de ese número de factores en un
determinado conjunto de números naturales y resulta que, cuando se estudia un
conjunto grande, las frecuencias del número de tales factores adoptan una
figura en forma de campana, bien conocida por los matemáticos: la curva de
Gauss, como demostraron Paul Erdös y Marc Kac, un húngaro y un polaco, en 1939.
El primero es el protagonista del libro de Paul </span><span style="color: #7030a0;">Hoffman, <i>The
man who loved only numbers</i>, amor excesivo, que tampoco es bueno.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Sólo he podido dar un rápido paseo por uno de
los temas de la Matemática, ciencia que impresiona </span><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">por su vastedad, por su
inabarcabilidad. El saber ocupa mucho lugar; es el no saber el que no ocupa
lugar. Hice mal, quizá hubiera debido ceñirme a expresar la idea más evidente de
que esta ciencia es una especie de gimnasia intelectual. Porque es a la vez
abstracta y concreta, alejada y cotidiana. Como médico, citaré unas palabras de
Hipócrates a los médicos:<i> El estudio de
la aritmética y la geometría no sólo hará más esclarecida y útil vuestra vida,
para un sinnúmero de actividades humanas, sino también más inteligente vuestro
espíritu, y a vosotros más idóneos para dedicaros a la medicina.</i> Y algo más
severo aún, de Roger Bacon (1214-1294): </span><i><span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">Neglect
of mathematics works injury to all knowledge, since he who is ignorant of it
cannot know the other sciences or the things of this world. </span></i><i><span lang="EN-GB" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-GB;">And what is worst, those who are thus ignorant are
unable to perceive their own ignorance, and so do not seek a remedy</span></i><span lang="EN-GB" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-GB;">.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Si
alguien de Letras ignora por completo este bello mundo de la matemática, y el
de otras ciencias, quizá merece ese calificativo peyorativo de ‘letrasado’. Hay
que cuidar el cultivo de la Matemática, nos va demasiado en ello. El mundo se
está haciendo más digital y computable cada día. Ejemplos recientes demuestran
que la vida de las complejas sociedades del
presente, y nuestra libertad, pueden estar en peligro. Termino con otras palabras
de Charles Percy Snow: </span><span lang="EN-GB" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-GB;">So the great edifice of modern physics goes up, and the majority of the
cleverest people in the western world have about as much insight into it as
their Neolithic ancestors would have had (</span><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">mientras el gran edificio de la
física moderna crece, la mayoría de la gente más inteligente del mundo
occidental tiene de ella la misma visión que sus antepasados del Neolítico).
Mal asunto, <i>indeed</i>. <o:p></o:p></span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00620597546106587112noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-864781751175309023.post-85426138156599296462017-06-12T10:57:00.002+02:002017-06-12T10:59:12.814+02:00De las Letras y de las Ciencias (4 de 5)<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Los
números primos de Mersenne se obtienen mediante la fórmula: M<sub>n</sub> = 2<sup>n </sup>- 1 y al principio </span><span style="color: #7030a0;">se pensaba que todos eran primos <b>si n era primo</b>; esto se vio luego que era falso y Hudalricus Regius
ya mostró, en 1536, que 2<sup>11</sup> - 1 = 2047 no era primo
(es igual a 23*89). Se comprobó más tarde que estos números eran primos para n=17,
19, 31, pero no para n=23, 29, 37… Fue por fin Mersenne quien compiló una lista
de estos primos (exponentes hasta 257) y conjeturó que los de su
lista eran los únicos posibles. Cometió algunos errores, porque incluyó a M<sub>67</sub>
y M<sub>257</sub>, que no son primos, y en cambio omitió M<sub>61</sub>, M<sub>89</sub>
y M<sub>107</sub>, que sí lo son. También se equivocó al pensar que no existían
primos de este tipo con exponentes mayores de 257; hoy sabemos que hay primos
de Mersenne mucho más grandes. La lista definitiva, hasta el exponente 257, reconocida
en 1947, es con los exponentes 2, 3, 5, 7, 13, 17, 19, 31, 61, 89, 107 y 127. </span><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Actualmente,
hasta el 7 de enero del 2016, se conocen 49 primos de Mersenne, siendo el mayor
de ellos por ahora el M<sub>74 207 281</sub> = 2<sup>74 207 281</sup>−1, un
número de más de veintidós millones de dígitos, exactamente 22338618. Los más
recientes primos mayores, que se han ido conociendo gracias a potentes
ordenadores, son <b>casi siempre</b> primos
de Mersenne, pero no constantemente. Ha sido un matemático de la Central
Missouri University, Curtis Cooper, el que calculó este último número; ya había
logrado cuatro veces este récord, la primera el 15 de diciembre del 2005.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Ocurre
también, lector amigo —supongo que puedo llamarte así a pesar de esta dura entrada—
que 2<sup>n </sup>- 1 es la suma de la siguiente progresión geométrica: 2<sup>0</sup> + 2<sup>1</sup>
+2<sup>2</sup> + 2<sup>3 </sup>+… + 2 <sup>(n-1) </sup>= 2<sup>n </sup>-1. No
todas estas sumas, para diferentes n, son números primos, como ya se hizo
notar; de hecho muy pocas son números primos. Tan pocas que, hasta ahora mismo
—hasta el 7 de enero del 2016— sólo 49 cumplen la condición, como ya escribí.
Entre los cien primeros números naturales hay sólo tres primos de Mersenne, el
3, el 7 y el 31, mientras que el número total de primos es veinticinco. Y entre
los mil primeros números, en los que hay 168 primos, sólo hay 4 de Mersenne,
los tres mencionados antes y el 127; estos cuatro eran ya conocidos por los
matemáticos de la antigua Grecia. El quinto, el 8191, fue hallado en el siglo
XV por un autor anónimo y los dos siguientes, el 131071 y el 524287, son del
siglo XVI y se deben a Pietro Antonio Cataldi (1548-1626), un brillante
matemático italiano que nació y murió en la ciudad de Bolonia, mi querida
Bolonia, en donde hice mi doctorado hace ya muchos años, aunque no tantos como para coincidir con este Pietro Antonio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Los
primos de Mersenne, que resultan del cómputo 2<sup>n</sup> -1 (la suma de una
progresión, como ya sabemos), multiplicados por el último término de la misma,
2<sup>(n-1)</sup>, son números perfectos. Esta es la proposición final, para
los cuatro primeros, del libro IX de los <i>Elementos</i>
de Euclides de Alejandría, escritos hace unos 2300 años. </span><span style="color: #7030a0;">Para que esto se entienda, tengo que decir lo que son los
números perfectos, atribuidos por algunos a Pitágoras, unos doscientos años
antes, y lo haré muy brevemente. Cualquier número, si no es primo, tiene
divisores, aparte de él mismo y el uno. Al sumar todos los divisores de un
número, la suma puede tener el mismo valor que el propio número, o ser mayor o
menor. En el primer caso se dice que el número es perfecto. En los otros dos
casos, se habla de números abundantes o defectivos, respectivamente. Dos
ejemplos de números perfectos son el 28 = 1 + 2 + 4 + 7 + 14, y el 496 = 1 + 2
+ 4 + 8 + 16 + 31 + 62 + 124 + 248. Por todo lo explicado, resulta evidente que
Pietro Antonio Cataldi, al hallar dos primos de Mersenne en el siglo XVI,</span><span style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;"> <span lang="ES-TRAD">también
encontró, como es obligado, dos números perfectos, el sexto y el séptimo de
orden:</span></span><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0;"> </span><span style="color: #7030a0;">el (2<sup>17</sup> – 1)* 2<sup>16 </sup>=
8.589.869.056 y el (2<sup>19</sup> – 1)*2<sup>18</sup>= 137.438.691.328,
respectivamente. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0;">Escribiré algo más y terminaré esta serie con
la próxima entrada, la quinta.</span><span style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;"> <span lang="ES-TRAD">Estoy arrepentido de cómo la planteé; mi objetivo
era mostrar la potencialidad del paradigma científico para entender el mundo,
frente al de las Letras para el mismo empeño. Venía todo del escrito de un
periodista que, dado el sentido peyorativo del término “letrasado”, abundaba en
las ventajas para esta tarea de la formación en Letras. Quería yo hacer valer
el perfectamente compatible mérito de las Ciencias. Quise también, y ahí mi
error, contar algo de los apasionantes problemas de la Matemática, esa “bella
desconocida”. Pretender eso en unas pocas entradas es imposible.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Desde
que se separaron claramente las Letras y las Ciencias —los sabios antiguos era
teólogos, filósofos, matemáticos, médicos, etc., todo a la vez— se hizo
evidente que la falta de comunicación entre aquellas era una desgracia. El
físico y novelista inglés Charles Percy Snow, en su <i>Conferencia Rede</i>, en Cambridge, titulada <i>Las dos culturas</i>, de 1959, y en su libro sobre el mismo tema, de
1963, señaló que en gente dedicada a las Humanidades existe frecuentemente un
desconocimiento profundo de principios y postulados científicos esenciales. Los
de Ciencias, en cambio, por lo menos han oído hablar de Shakespeare. Esto puede
tener alguna explicación, pero esa asimetría, que era negativa entonces y
siempre, ahora puede ser catastrófica, suicida. <o:p></o:p></span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00620597546106587112noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-864781751175309023.post-7766410313255093752017-06-07T17:59:00.000+02:002017-06-07T17:59:01.645+02:00De las Letras y de las Ciencias (3 de 5)<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Terminé
mi anterior entrada ensalzando la maravilla de esas alrededor de ochenta y
cinco mil millones de neuronas que integran el cerebro humano y le permiten
percibir el esplendor y hermosura no sólo del mundo de Dios, sino de las obras
de los propios hombres —no escribo “y mujeres”, porque para cualquiera con dos
dedos de frente la aclaración es innecesaria; cada vez que oigo en un mitin “ciudadanos
y ciudadanas” me da un soponcio—. Y también indagar y conjeturar la estructura del
Cosmos, mediante el poder del pensamiento científico, creando otros universos abstractos
de sobrecogedora grandeza y armonía. Pensando en esas capacidades, conviene recordar
que, por lo que se refiere a la Matemática, muchos de los profesionales que la
estudian confiesan que el principal criterio para valorarla y amarla, en muchas
de sus áreas, no es otro que la pura belleza formal, sin que ello conduzca a consecuencias
prácticas inmediatas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Aunque
existen dominios de la misma que se prestan a tales aplicaciones. No es fácil diferenciar
<i>a priori</i> en esta ciencia qué tareas pueden
ser útiles en el manejo de la realidad. La historia de la Matemática está llena
de ejemplos en los que se emprendió una investigación en un campo concreto, por
un interés meramente teórico, y luego
resultó con aplicaciones prácticas. Como sucedió con la geometría no euclidiana
de Gauss, Bolyai y Lobachevsky —en ella se da la paradoja de triángulos cuyos
ángulos no suman exactamente 180º—, que luego sirvió de base para la geometría
de Riemann, necesaria a su vez para que Einstein elaborara su teoría general de
la relatividad. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Para
ilustrar con un ejemplo el método clásico de trabajo en las matemáticas, me
referiré a un tema que ha suscitado una antigua atención en la historia de esta
materia: los números primos. Euclides de Alejandría (325 – 265 a. C.) los
definió y ya pensó que había infinitos. Recordaré que número primo es aquel que
sólo es divisible por sí mismo y por la unidad: 2, 3, 5, 7 lo son; 9 ya no lo
es, porque es divisible por 3. Ningún número par es primo, por definición,
excepto el 2. Intuitivamente, uno piensa que a medida que un número sea más
grande resultará más probable que tenga algún divisor ‘no permitido’ y por lo
tanto no sea primo. En efecto, entre los cien primeros números hay 25 primos;
entre los mil primeros la proporción es menor, sólo 168, etc. Sin embargo, incluso
entre números enormes hay primos. Y no sólo eso, por grande que sea un número primo,
siempre habrá otro más grande. Esto no es tan fácil de concebir y, sobre todo, de
demostrar. ¿Cómo se demuestra la ‘primalidad’, la condición de primo? <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Siglos
antes de nuestra era, sabios chinos, de la corte del Emperador, habían esbozado
la llamada “hipótesis china”, que postulaba que un número, n, es primo si, y
sólo si, (2<sup>n</sup> - 2) es divisible por n, siendo n un entero superior a
uno. Esto luego se demostró que era falso, ya que, por ejemplo, (2<sup>341</sup>
–2) es divisible por 341 y, sin embargo, 341 no es primo, ya que es igual a 11*31
(* indica multiplicación). Este fallo, dado que estos sabios cuidaban la salud
del emperador y le auguraban una larga vida, enfureció a éste, quien ordenó que,
de momento, les cortaran las cabezas.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Se han
descrito otras muchas fórmulas para descubrir números primos, que no mencionaré
aquí. Un tipo especial de primos son los llamados de Mersenne, </span><span style="color: #7030a0;">en memoria del monje teólogo, filósofo y matemático
francés Marin Mersenne (1588-1648), quien en su <i>Cognitata
Physico-Mathematica</i> escribió una serie de postulados sobre ellos, que sólo
pudo refinarse tres siglos después.</span><span style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;"> <span lang="ES-TRAD">Los cuatro más pequeños eran ya
conocidos por los matemáticos griegos. De ellos hablaré en mi próxima entrada.<o:p></o:p></span></span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00620597546106587112noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-864781751175309023.post-68189429333624239992017-06-03T09:16:00.001+02:002017-06-07T17:52:55.549+02:00De las Letras y de las Ciencias (2 de 5)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En mi entrada
anterior contaba cómo la lectura de un artículo de un periodista, loando con
toda razón la importancia de los estudios, y la mentalidad, de Letras para la
comprensión del mundo, me ha inducido a escribir unas entradas sobre el también
laudable y poderoso espíritu científico. Llueve un poco sobre mojado. En un
libro mío, <i>El error en las pruebas de
diagnóstico clínico</i>, me quejaba ya de cierta actitud un poco displicente
que algunas personas adoptan frente a la Matemática, declarándose sin ningún
reparo ignorantes, infradotados u olvidadizos en asuntos de números. No es tan
frecuente, en cambio, que la gente se reconozca incapaz de sentir y gozar la
poesía o la literatura, o lego total e irredimible en lo tocante a Shakespeare
y su obra, por poner un ejemplo. Se tiene un cierto pudor para admitir esta
limitación, mientras se confiesa sin empacho que lo de las matemáticas no se
nos da bien, no es lo nuestro.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Sin embargo, el
hombre es, inevitablemente, un <i>homo
matemáticus</i>; como también es, claro, <i>homo
técnicus, homo fáber, homo séntiens</i>, etc. No hay, no puede haber, una
incapacidad invencible para la matemática, aunque incluso gente con muy amplia
formación universitaria, bromee un tanto al respecto. Resulta, además, que
vivimos rodeados de números: las direcciones, los teléfonos, los adeudos
bancarios, los documentos, los pesos, las medidas, las declaraciones a
Hacienda... Por encima de su utilidad, la Matemática es la ciencia de la
exactitud, de la perfección, de la certidumbre. Las ciencias llamadas exactas
han tenido tal éxito en la interpretación y control de la naturaleza, que se ha
pretendido emplearlas en ámbitos en los que no está garantizada su pertinencia.
Por ello, científicos eminentes, como Gregory J. Chaitin, hablan sin rubor de
la necesidad de reconocer ciertos límites en su aplicación. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El carácter abstracto
de la matemática demanda, para la comprensión de sus conceptos y axiomas, un
desarrollo intelectual y cultural, impensable fuera de la especie humana.
Algunos animales tienen un cierto <i>sentido
del número </i>—no me puedo detener en esto—, pero la abstracción, el paso
crucial por el que se descubre que dos piedras y dos caballos representan la
concreción, en ambos casos, del número dos, de una “dualidad”, exige un
desarrollo cerebral que sólo es hallable en el hombre. El ser humano ha
procedido de lo concreto a lo abstracto. En ciertas culturas primitivas, por
ejemplo, existen las palabras para designar todos los colores del arco iris,
pero falta la palabra para designar el color, el color sin más, la calidad
abstracta del color. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Igual ocurre en el
caso de los números; en estadios muy tempranos de la evolución existen las
palabras para los números más sencillos, pero no está presente la que
designaría a cualquier número, el concepto de número. En estadios superiores se
desarrolla esta capacidad de abstraer y se llega así a la matemática, que es un
proceso en dos etapas. Los matemáticos no se ocupan del mundo directamente,
sino que crean un modelo del mismo y este es el que estudian. No sólo los
matemáticos de profesión: hacia los cuatro o cinco años, un niño para la
operación de sumar no toma conjuntos separados de objetos y los reúne y los
cuenta después, sino que usa abstracciones, utiliza un modelo, que ya le acompañará el resto de su vida: el conjunto de los
números enteros positivos, 1, 2, 3, 4… Sobre la importancia de esa habilidad,
de esa conducta, las inmensas posibilidades que abre para el desarrollo de
nuestra inteligencia y nuestra capacidad de conocer el mundo, sobre esa
maravilla del intelecto humano hablaré un poco más. Pero adelanto ya una
conclusión: no hay Letras o Ciencias, hay Letras y Ciencias. Tenemos una mente
así de espléndida, con algo menos de cien mil millones de neuronas, que sirven para
las dos cosas, para todo.</span><span style="color: #7030a0;"><o:p></o:p></span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00620597546106587112noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-864781751175309023.post-34041207529572137002017-05-30T10:23:00.001+02:002017-06-07T17:52:23.077+02:00De las Letras y de las Ciencias (1 de 5)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-font-weight: bold;">Leo
con poco entusiasmo los periódicos y con gran cautela y desconfianza los
cuadernos llamados culturales de los mismos. Cuando me fijo un poco más
atentamente, puedo encontrar cosas levemente desconcertantes. Esta vez, aprendo
una nueva palabra que quizá circula hace ya tiempo por los medios de
comunicación y el lenguaje común, pero que para mí es nueva: <i>letrasado</i>.
Un periodista, o una periodista —no recuerdo ahora, en lo sucesivo usaré el
masculino—, afirma que en los institutos este término se ha hecho tristemente
popular para designar a los estudiantes de Letras y es la continuación de una
vieja invectiva: “el que vale, vale, y el que no ‘pa’ letras”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-font-weight: bold;">El
autor siembra profusamente la página con datos de erudición, cuyo principal
objetivo, entiendo, es demostrar al lector que no está leyendo cosas de un
cualquiera. Todos de actualidad, provenientes de muy diversos campos:
literatura, historia, música, fotografía, comics, ensayo, etc., que conducen a
una pregunta retórica, de retorcida sintaxis: ¿Cuánto hacen estas artes y estos
oficios por que comprendamos mejor a nuestros semejantes, los que nos
precedieron y los coetáneos? La respuesta se intuye encomiástica y de ahí nace una acerba crítica al hecho de que la asignatura de <i>Literatura Universal</i> se
haya anticipado un curso en el calendario escolar, con grave daño para el
conocimiento y aprendizaje de los discentes, ya que esta materia se daba antes en
el curso en que, según los expertos, los alumnos están más preparados, más
maduros, para apreciar en profundidad las novelas que dan una perspectiva
amplia del mundo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-font-weight: bold;">No
negaré en modo alguno lo que suponen, como adelanta el autor, “la belleza y el
arte para el no adocenamiento de la sociedad”. Avanza el autor —ya un poco más
arriesgadamente, en mi entender— en este encadenamiento lógico, y cuenta que “los
estudiantes de Humanidades son los más preparados para discernir dónde está la
verdad y dónde el camelo”. Carga luego contra el Ministerio de Educación, “decidido
desde hace años a borrar del mapa a los futuros pensadores y creadores”, por lo
que “debiéramos nosotros rebelarnos, defender convencidos las materias que tan
estrechamente ligadas están a nuestra libertad de pensamiento”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-font-weight: bold;">Cuesta
trabajo creer que el adelanto de un año en una signatura pueda ocasionar los
graves trastornos denunciados y también que el Ministerio de Educación persiga
tan sañudamente a los pensadores y creadores. Desprende el artículo un aromilla
de </span><i><span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-weight: bold;">highbrow self-complacency</span></i><span style="color: #7030a0; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-font-weight: bold;">,
encubridor quizá de algún complejillo mal resuelto. Es reveladora la asunción colectiva
de la facultad de pensar y crear, que se desprende de esa algo cacofónica primera
persona del plural: “debiéramos nosotros rebelarnos…”.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1.0cm;">
<span style="color: #7030a0; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-font-weight: bold;">Frente
a este canto a las Humanidades, que yo podría secundar perfectamente, como diré
más tarde, traeré aquí una cita de Sir Francis Bacon (1561-1626): </span><i><span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-weight: bold;">Pure mathematics do remedy and cure many defects in the wit and faculties
intellectual; for if the wit be too dull, they sharpen it; if too wandering,
they fix it; if too inherent in the sense, they abstract it </span></i><span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-font-weight: bold;">(</span><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-font-weight: bold;">Las
matemáticas remedian y curan muchos defectos de la inteligencia y facultades
intelectuales; porque si el ingenio es demasiado romo, lo afilan; si demasiado
movedizo, lo fijan; si demasiado pegado a los sentidos, lo hacen abstracto). </span><span style="color: #7030a0; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-font-weight: bold;">Palabras
que ensalzan las virtudes intrínsecas y poderosas del “pensar científico”, al
que dedicaré unas próximas entradas, aunque retrase las de mi viaje a Las
Hurdes y Granada. Nada es urgente en este blog y hace mucho tiempo que no
fatigo a los lectores con mis queridos números. La devoción de un periodista
por las Letras, me ha llevado a escribir algo sobre las Ciencias; en particular
sobre la Matemática, esa bella desconocida.<o:p></o:p></span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00620597546106587112noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-864781751175309023.post-44717475967872714322017-05-20T12:56:00.002+02:002017-05-21T09:37:10.974+02:00Glaucón, el anillo de Giges y la moción de censura<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Se ha presentado una
moción de censura contra el discutidísimo Gobierno de Mariano Rajoy. Se
descarta el triunfo de la misma, lo que no ha impedido su tramitación. Se trata,
se arguye, de un imperativo ético, un alegato contra la corrupción y la injusticia.
Lo hace, naturalmente, un partido integrado por hombres y mujeres, se entiende
que justos, que, no obstante, sólo logra obtener un porcentaje reducido de
votos en las elecciones, inferior siempre al del Partido Popular. ¿Cómo es esto
posible?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En el libro
segundo de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">República</i>, Platón dice,
por boca de su hermano Glaucón, cuando este dialoga con Sócrates, que “</span><span style="color: #7030a0;">no hay mayor perfección en el mal que el parecer ser
bueno no siéndolo y que nadie es justo de grado, sino por fuerza”. Los hombres
están persuadidos de que la justicia no es rentable. En cuanto uno cree que va
a poder cometer una injusticia, la comete, porque “todo hombre cree que resulta
mucho más ventajosa personalmente la injusticia que la justicia”.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Glaucón menciona en su argumentación a Giges, personaje que
guarda relación con el Giges histórico del que habla Herodoto, un pastor que
estaba al servicio del rey de Lidia. Hubo un terremoto, se abrió la tierra, el
pastor se adentró en una grieta y vio un caballo de bronce hueco, en cuyo
interior había un cadáver con un anillo de oro en la mano. Tomó la joya y
cuando se reunieron los pastores, como todos los meses, para informar al rey de
sus ganados, Giges giró inadvertidamente el sello del anillo hacia la palma de
su mano y comprobó que se hacía invisible, porque empezaron hablar de él como
de una persona ausente. Esto terminaba al girar otra vez el anillo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Comprobado el milagro, el pastor marchó a Palacio, sedujo
a la reina, mató con su ayuda al soberano y se apoderó del reino. Glaucón,
basándose en tal comportamiento, aventura que si hubiera dos sortijas como
aquella de Giges, una para un hombre justo y otra para un hombre injusto, es opinión
común que no habría persona de convicciones tan firmes como para perseverar en
la justicia. En nada diferirían, pues, los comportamientos del uno y del otro,
que seguirían exactamente el mismo camino. Porque todo hombre cree que resulta mucho
más ventajosa la injusticia. Es más: si hubiese quien, estando dotado de
semejante talismán, se negara a cometer injusticias y a poner la mano en los
bienes ajenos, le tendrían por el ser más miserable y estúpido del mundo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">En el diálogo platónico, la tesis de Glaucón es extrema y
representa sólo una exageración dialéctica para su argumentación frente a Sócrates. Pero quizá
los atenienses del siglo V a. de C. y los españoles de hoy tengan ideas
parecidas sobre la consistencia de los comportamientos humanos respecto a la
justicia; por eso son cautos a la hora de otorgar su confianza a los nuevos
políticos y eso es lo que se refleja en las urnas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: #0070c0;">¡Bandolerismo</span></i><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: #0070c0; mso-ansi-language: ES-TRAD;"> </span><span style="color: #0070c0;">arriba y bandolerismo abajo!
Pobretes, potentados, ilustres personajes y tunos</span></i><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: #0070c0; mso-ansi-language: ES-TRAD;"> </span><span style="color: #0070c0;">de presidio operan con los mismos</span></i><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: #0070c0; mso-ansi-language: ES-TRAD;"> </span><span style="color: #0070c0;">procedimientos. En todas las
esferas se</span></i><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: #0070c0; mso-ansi-language: ES-TRAD;"> </span><span style="color: #0070c0;">vive fuera de ley. ¡¡La España, estos tiempos,</span></i><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: #0070c0; mso-ansi-language: ES-TRAD;"> </span><span style="color: #0070c0;">vive sin leyes! ¡Y barco sin
timón,</span></i><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: #0070c0; mso-ansi-language: ES-TRAD;"> </span><span style="color: #0070c0;">naufraga! ¡Se
estrella! ¡Se hunde! ¡No se</span></i><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: #0070c0; mso-ansi-language: ES-TRAD;"> </span><span style="color: #0070c0;">salvan ni las ratas!</span></i><span style="color: #7030a0;"> Que no se
asuste nadie, estas palabras no son actuales; son de Valle-Inclán, en su obra <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Viva mi dueño</i>, cuya acción transcurre en
los años finales del reinado de Isabel II, a mediados del XIX, y resultan hoy excesivas.
Pero otro párrafo parece más actual, más enraizado en nuestra idiosincrasia y
temperamento: </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: #0070c0;">Entre</span></i><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: #0070c0; mso-ansi-language: ES-TRAD;"> </span><span style="color: #0070c0;">nosotros, el democratismo es hambre</span></i><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: #0070c0; mso-ansi-language: ES-TRAD;"> </span><span style="color: #0070c0;">atrasada, y todos sus chinchines tienen</span></i><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: #0070c0; mso-ansi-language: ES-TRAD;"> </span><span style="color: #0070c0;">por objeto la conquista de ‘<span style="mso-bidi-font-style: italic;">La Gaceta’</span>.</span></i><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: #0070c0; mso-ansi-language: ES-TRAD;"> </span><span style="color: #0070c0;">Cuantos hoy conspiran, buscan
comer.</span></i><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: #0070c0; mso-ansi-language: ES-TRAD;"> </span><span style="color: #0070c0;">¡Ahí está el
busilis!</span></i><span style="color: #7030a0;"> No soy yo tan pesimista
respecto a nuestra condición humana y creo que hoy, y siempre, hay sitio para
la esperanza. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">¿No dijo alguien de este partido censurador, y hasta censurista,
que había que tratar de seducir a más? Pues a eso, a mirarse imparcialmente en
el espejo que cada uno tenga en su casa y a componer aquellas figuras que nos fascinen
a más. Y analizar también los videos de sus actuaciones en el Congreso, en las
calles, etc.</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00620597546106587112noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-864781751175309023.post-7300196862210594072017-05-14T12:50:00.001+02:002017-05-14T12:50:36.848+02:00Croniquillas de viaje pendientes
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Amigos lectores, tengo que contar lo que me pasa con este
blog y me ampararé en una conocida coplilla popular, que algunos atribuyen a
Antonio Machado, lo que resulta altamente improbable: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">N<span style="mso-bidi-font-style: italic;">i contigo ni sin ti / tienen
mis penas remedio; / contigo porque me matas, / y sin ti porque me muero</span></i>.
Lo explico enseguida.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Dejé de escribir el blog, aunque siempre dije que no
sería una retirada definitiva, porque me sorprendí más de una vez hablando con
él y planeando temas o proyectos. No quería yo —a mis años, cuando se busca la
libertad que fue imposible durante casi la entera vida— una relación que supusiera
cualquier tipo de obligación. Así, he estado un mes sin escribir ninguna entrada y todo el
mundo tan contento: mis lectores y yo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Pero empieza otra vez el ronroneo. Los temas de
actualidad, que trato de evitar cuidadosamente, se han hecho tan pintorescos,
que cuesta trabajo no pararse y dedicar alguna glosa a tanta majadería. Sobresale
un proyecto de encuesta de la Generalitat, preguntando el parecer de los
ciudadanos catalanes sobre la conveniencia de no obedecer siempre la ley. Lo podrían
enriquecer aún más inquiriendo sobre la aceptación popular de robar alguna vez,
asesinar de vez en cuando, violar en determinadas circunstancias, etc. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Lo de viajar y contar las cosas es distinto y más goloso.
Acabo de visitar de nuevo la provincia de Granada, la Alpujarra, la costa, etc.,
y me gustaría compartir algo de mis impresiones. Recuerdo, sin embargo, que dejé
pendiente una croniquilla sobre un viaje del año pasado a Las Hurdes —posterior
al de Batuecas, al que dediqué seis de mis últimas entradas— y creo que cumple
hablar antes de ello. Podré así rememorar la figura de un excelente cirujano y
escritor español, José Goyanes Capdevila (1876-1964), que perteneció al grupo
que Gregorio Marañón reunió para acompañar al rey Alfonso XIII en su famosa visita a esa
región. Me parece justo, porque a Marañón lo conoce todo el mundo, pero no así
a Goyanes. Además fui compañero en mi hospital de un hijo de este último, cirujano
también, que me regaló algún libro de su padre.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">De mi reciente viaje a Granada, sólo adelantaré otra
famosa y conocidísima coplilla, presente en más de un sitio de la ciudad, cuya
autoría no es tan evidente: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dale limosna,
mujer, / que no hay en la vida nada, / como la pena de ser / ciego en Granada</i>.
El autor fue un mejicano, <span style="mso-bidi-font-weight: bold;">Francisco de
Icaza y Beña </span>(1863- 1925), crítico y poeta afincado en España, casado
con una española criada en Granada. Su hija Carmen de Icaza, fue una popular
novelista. Carmen Díez de Rivera fue nieta de este mejicano y el actual
ministro de educación, Íñigo Méndez de Vigo, es bisnieto.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Resumiendo: sin prisas, sin compromisos, hablaré, cuando
sea, de un viaje a Las Hurdes y luego de otro a Granada. Con toda la literatura
y elucubraciones anejas, claro. En fin, que seguiremos asomándonos aquí, de vez
en cuando. Un cariñoso saludo a todos.</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00620597546106587112noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-864781751175309023.post-25187207653767568572017-04-11T09:33:00.000+02:002017-04-11T09:33:50.051+02:00Elogio de la palabra (6 de 6)
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Abandono estas elucubraciones. He hablado
casi únicamente de palabras, aunque haya hecho alguna excursioncilla por otros
ámbitos de la realidad. Lector, quizá te haya hecho pensar en todo y en nada,
como pretendía el mismísimo Goethe —lo conté al principio—, en su discurso a
los compañeros, en una fiesta campestre. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">La realidad no se puede compartir —o lo que
es lo mismo, no existe— sin la palabra. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">No
sé con qué decirlo / porque aún no está hecha / mi palabra</i>, cantó Juan
Ramón Jiménez, en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Eternidades</i>, en
1917. Para todo hacen falta las palabras. En un relato de esos que considero
del todo inalcanzables, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El pequeño
Heidelberg</i>, de Isabel Allende, se cuenta de un capitán de barco, extraño y
viajero, elegante y pacífico, que había llegado al lugar hacía mucho tiempo y
había pasado allí cuarenta años bailando todos los sábados, en un sencillo
salón de baile, con Niña Eloísa, una dama local, diminuta, blanda y suave, sin
que se cruzaran una sola palabra, ni en español ni en ningún idioma conocido. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Un día, llegó una pareja de extranjeros y el
capitán oyó que hablaban sus palabras, las de su niñez, las que no había oído
durante décadas. Se dirigió a ellos, les pidió con premura algo y los
extranjeros tradujeron su recado en un pasable inglés, que el dueño del local
repitió en español, ante la frágil anciana. Niña Eloísa, pregunta el capitán
que si quiere casarse con él. ¿No es un poco precipitado?, musitó Niña Eloísa.
El capitán, respondieron los extranjeros, dice que ha esperado cuarenta años
para decírselo y que no podría esperar hasta que se presente de nuevo alguien
que hable su idioma. Dice que, por favor, le conteste ahora. El capitán pensó,
sin duda, que no podía declararse a nadie, si no era en su idioma materno, con
sus viejas palabras, aunque lo tuviera que hacer a través de intérprete. Y
esperó pacientemente hasta que llegó la ocasión, el milagro. Pero luego no
quiso, como es lógico, perder la oportunidad, cuando al fin se presentó.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">En ese mundo tierno, alocado, extravagante,
imprevisible y teñido de candor e inocencia, me gustaría vivir. Y como eso no
es posible, es el que quiero para la literatura: la gracia, la belleza,
gloriosamente despreocupadas por la verosimilitud y forjando sueños sin tregua.
Una literatura casi nunca ajena a los sentimientos. Hay que atreverse a sentir,
recomendó Stendhal. Con lo que, además, se hace fácil escribir, que ya
sentenció Cervantes, en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El amante liberal</i>,
que “lo que se sabe sentir, se sabe decir”. Así querría que fuera la mía: literatura
que sólo se pueda continuar y combinar adecuadamente con el silencio. “En ese
momento de su narración, Scherezada vio aparecer la mañana y se calló”.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Siempre he pensado que sólo hay unos pocos
temas realmente importantes. Junto a las palabras están, sin duda, los sueños.
Y también el tiempo. Ese tiempo que, lo digo en otro relato, deshace las vidas
y nos abate e iguala a todos, que huye asolando y descomponiendo
despiadadamente las cosas, haciéndolas cambiar bajo su soplo terrible y
constante. Incluso los astros, imperturbables y ajenos, aparentemente situados
fuera de su dominio, se alteran con su transcurso, porque hasta los cielos se
transforman y las constelaciones modifican su apariencia. El tiempo, que se une
viciosamente a la vida, que se confunde con la esencia misma de la vida, y la
envenena y destroza, y la hace pobre e ingrata. El tiempo es la limitación, la
opresión, el recuerdo constante de nuestra finitud y de nuestra impotencia. El
espacio crea perspectivas insólitas y descubre nueva belleza; el paso del
tiempo, en cambio, aniquila todo lo creado, destruye la hermosura del mundo y
es la fuente última de toda la melancolía, de toda la tristeza y de toda la
angustia humanas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Lector, ha pasado el tiempo y he de terminar.
Cuenta González Ruano, en su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Madrid
entrevisto</i>, que al final de su vida, el pobre Ramón de Basterra, que murió
sin cumplir los cuarenta años, con tanto inacabado, decía a sus amigos: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Decidme que mis versos son muy buenos... A
vosotros no os cuesta nada y a mí me hace muy feliz.</i> A mí, esos halagos me
dejan relativamente indiferente. No porque sea más ascético que Ramón de
Basterra, sino porque he vivido muchos más años. Pero sí querría, y lo digo con
franqueza, que se conocieran y leyeran mis libros. Porque los hice con cariño,
con cuidado, con personajes limpios y tiernos. No he sabido nunca crear
personajes malvados. Y he rechazado siempre la agresividad gratuita, el mal
gusto y la coprolalia (el hablar sucio). En literatura, o se cuenta algo con
claridad o se describe algo con precisión o hay que emborrachar con belleza.
Vivimos una época de gustos vulgares. Muchos sólo quieren historias de acción,
tipos que lleven una pistola en el sobaquillo. Y sexo, turbia y burdamente
expuesto. Don Quijote, hoy, tendría que revolcar a Dulcinea en el tercer
capítulo, sin quitarse la armadura, ha sugerido con gracia Andrés Trapiello,
uno de nuestros buenos escritores contemporáneos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Empecé hablando de Goethe y de palabras, y
así querría terminar. El maestro alemán afirmó: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Soy enemigo mortal de las palabras bajo cuya cáscara no encuentro nada.</i>
Ojalá haya logrado yo poner algo dentro de las mías, en estas entradas.</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00620597546106587112noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-864781751175309023.post-21575527134011654792017-04-05T10:08:00.000+02:002017-04-05T10:08:01.125+02:00Elogio de la palabra (5 de 6)<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Palabras que han de ser engarzadas con amor,
como hago en otro relato mío, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Semana
Santa en Úbeda</i>: Se acercaron hasta el mirador que se abre sobre el valle
del Guadalquivir. Germán revivió la antigua e invariable imagen que le había
seducido desde su niñez. Siempre he creído, le confesó al amigo, que por la
noche un mar misterioso y mágico cubre estas tierras y convierte a Úbeda en el
activo puerto de algún portulano fantástico, desde el que pueden iniciarse
viajes a reinos ya desaparecidos o ignotos. Un puerto en el que barcos de
muchos remos atracan todavía, trayendo vino de Creta, cerámica de Corinto,
ámbar de Pilos, cobre de Chipre, estaño de las Casitérides y marfil de África.
Y desde el que se puede ir a Corcira, la de enhiestas torres, la isla de los
felices feacios, vestidos de púrpura desde el amanecer hasta el anochecer; a
Naxos, con sus collados cubiertos de bacantes; a la verde Donusa, a la blanca
Paros. Y cito a Álvaro Cunqueiro, que habla también de las palabras: ¿De qué se
hace la nave más ligera para ir a los feacios? De palabras, Ulises. Te sientas,
apoyas el codo en la rodilla y el mentón en la palma de la mano, sueñas y
comienzas a hablar. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Y me pregunto, ¿cómo es posible que ese poco
de aire estremecido, esos pocos sonidos que se hilvanan en un instante para
dejar de existir inmediatamente, tengan tanta fuerza, tanto poder? Se llevaron
el oro y nos dejaron el oro... Se lo llevaron todo y nos dejaron todo..., nos
dejaron las palabras, cantó Pablo Neruda. ¡Todo lo importante del mundo se
resume en palabras, abren o cierran, atan o libran!, escribió Torrente
Ballester, en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Isla de los jacintos
cortados</i>. Son tan extremadamente poderosas que un personaje de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El siglo de las luces</i>, de Alejo
Carpentier también nos previene, con razón: Cuidémonos de las palabras
hermosas, de los Mundos Mejores creados por las palabras.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Para mí, las palabras son todo. La palabra es
más cegadora que la luz, más veloz que el viento, más certera y mortífera que
la flecha, más engañosa y complicada que cualquier laberinto imaginable. La
literatura no puede ser otra cosa que el pulimento, la orfebrería de las palabras.
El escritor es un argentador de palabras. Claro, ¿no? Pero luego viene Azorín
y, para ensalzar el prólogo del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Persiles
y Segismunda</i> cervantino, dice que “parece escrito sin palabras”. ¿Sin
palabras, maestro Azorín? ¿Cómo se puede escribir sin palabras? Se entiende que
Azorín quiere decir que las palabras pueden ser tan exquisitamente escogidas,
referir la acción tan cabal y exactamente, que apenas se hagan notar, que se
diluyan en el contenido de lo que se narra, que se oculten discretamente en el fluir
del puro pensamiento. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Y, desde luego, pueden no ser imprescindibles
en la ciencia, donde cabe reemplazar ventajosamente las palabras por símbolos,
por fórmulas, por guarismos. Cuanto a mayor altura de perfección raya un saber
constituido, menos se fía de las palabras y más empleo hace de las fórmulas; lo
hizo ya notar Eugenio D’Ors. En el futuro quizá la ciencia se sirva
exclusivamente de los números, de las ecuaciones, de un lenguaje formal de
índole matemática. No es una perspectiva que me horrorice. Los números son
todo, los números son la realidad.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Las palabras son todo. Los números son todo.
Se preguntarán ustedes que cómo es posible esta dualidad. Pues es muy simple: porque
estoy tratando de grandes verdades. Las grandes verdades tienen la asombrosa
particularidad de que son verdades, ellas mismas, y sus contrarias, sus
opuestas. Quien no ha entendido esto, no ha entendido el mundo. Lo que quiere
decir, aplicando la propia regla que acabo de exponer, que, sin entender esto,
se puede entender perfectamente el mundo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">O, por mejor decir, se podría, si no fuera
radicalmente incognoscible. Vivir es bordear una ignorancia casi perfecta.
Perseguimos inútilmente la certeza, estamos carcomidos por la duda. Qué se
puede decir de un Universo con cien mil millones de galaxias, cada una con decenas
de miles de millones de estrellas, del que sólo podemos ver una pequeña
fracción —se dice que un cuatro por ciento de lo que contiene—, ya que el resto
está integrado por lo que llaman materia oscura y energía oscura. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Cómo me gustaría perderme ahora en
elucubraciones, que me superan de la manera más total: hablar de eso que empiezan
a llamar el multiverso o metauniverso o pluriverso, que predicen algunos
modelos de la teoría cuántica. El multiverso es el conjunto de múltiples
universos (incluyendo el nuestro), que comprende todo lo que existe
físicamente, todas las formas de la materia y de la energía, y las leyes y
constantes físicas que las gobiernan. Es un término que fue acuñado hace ya
mucho tiempo, en 1895, por un psicólogo americano, William James. En esos infinitos
universos paralelos o alternativos o cuánticos, las constantes físicas pueden
ser idénticas a las del nuestro o pueden ser distintas. Y puede, eventualmente,
existir otro universo que sea exactamente igual al nuestro. Tegmark, un físico
especializado en estos temas, señala que este mundo idéntico tendría que estar
a una distancia de 10<sup>18</sup> metros. Bueno, si algún lector sabe bien algo
de todo esto, le agradecería que me lo explicara un poco.</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00620597546106587112noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-864781751175309023.post-54214644927532285332017-03-31T09:12:00.001+02:002017-03-31T09:12:43.307+02:00Elogio de la palabra (4 de 6)
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Termino con esta querida Marta mía y os
cuento que el amor hostigaba sin tregua a otro personaje que aparece en una de mis
obras, un dulce trovador provenzal, Raimbaut de Vaqueiras, de finales del siglo
XII y principios del XIII. Moría de amor por una doncella llamada Beatriz y
escribió como nadie había escrito hasta entonces, aunque tantos habían sentido
lo mismo. Tenía ese don el buen hombre. Y se acercaba tan derechamente a la
muerte, que la dama se ablandó al saberlo, lo amó y le regaló, embellecida y
multiplicada, la vida. Se casó luego con su prometido, Don Arrigo, para no complicar
tontamente las cosas, pero el trovador fue mantenido en palacio y siguió
gozando de todos los privilegios adquiridos. Sí, de todos, lector; estos
arreglos juiciosos han existido siempre. Don Arrigo era amante de la caza y
cazaba, el trovador amaba la trova y trovaba, Beatriz amaba... Bueno, Beatriz
era muy comprensiva y estaba encantada de la vida. Y el mundo seguía rodando
incansable y ciegamente por sus caminos de siempre. Y yo no sé ahora de otros,
pero estos tres eran felices.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Hasta que una noche de verano, cuando los
imprudentes enamorados reparaban sus dulces fatigas sobre un oculto pradillo
del jardín, embriagados con el aroma de la hierba recién cortada, y dormían
dulcemente, apenas cubiertos con el manto del trovador, el hermano de ella, el<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>marqués Bonifacio de Monferrato, que quizá se
había arrepentido ya alguna vez de haberse traído al insistente provenzal a
palacio, los sorprendió y, con delicadeza y tacto, les quitó, sin despertarlos,
la ropa del amante y los cubrió con su propia capa, en la que estaban bordadas
muy claramente las armas del marquesado. Después del suceso, el marqués
Bonifacio no tuvo grandes problemas para convencer al trovador de la cabal
conveniencia de peregrinar a Tierra Santa y dejar los entretenimientos. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Los dos, el marqués discreto y el trovador
enamorado, se fueron de palmeros, peregrinaron a Jerusalén. Muchos otros
pecadores arrepentidos iban en la misma nave, camino del perdón y de la
aventura. Iba aquel monje de Chieri que quedó convertido en un faisán por haber comido un ala de volátil en Viernes Santo, encerrado en jaula de plata y
amparado por un salvoconducto extendido por los duques de Saboya. Iba también
aquel caballero de Mandovi, que intentó raptar a una monja en Fossano. A punto de conseguirlo, ella pidió a Dios que le mandara la lepra para
conservar intacta su pureza, lo que ocurrió en un instante, haciendo huir al
caballero, que se tornó pesaroso y penitente tras la milagrosa mudanza.
Viajaban entonces, hacia Jerusalén, gentes de toda condición, en busca de la
gloria, de la muerte, del amor, del olvido, de sus respectivos e ignotos
destinos. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Monferrato, tras sólo un par de batallas,
ganó el reino de Salónica e hizo a Raimbaut duque del mismo y lo nombró también
príncipe de Orfani. El pobre trovador quedó hecho príncipe y gobernador de un
reino. ¿Se puede pedir, se puede ambicionar más? Pues fíjate, lector, lo que es
el amor, cierto tipo de amor. El nuevo y flamante príncipe era víctima
insalvable de la melancolía, olvidaba todas sus ventajas y conveniencias y sólo
soñaba con Beatriz y le escribía sin cesar las más tiernas baladas, declarándose
prisionero en ultramar, herido de amor, infeliz e incurable. Mientras tanto,
Beatriz le dio once hijos al Caretto, quien sabe si con pasión por medio, que
esto es muy complicado de averiguar en las mujeres y es sabido que hay mil
formas de fingimientos. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Raimbaut murió en su principado, añorando
aquel lejano y perdido amor; entreviendo, por siempre inalcanzable, a su
Beatriz en la distancia, en el horizonte engañoso e impasible del mar, que se
divisaba desde la blanca terraza de mármol del palacio. En ocasiones, cuando
los vientos eran mareros, creía oír su voz que le llamaba con aquellos nombres
tiernos y secretos que se habían inventado y confiado tantas veces, juntos, en
las tierras del marquesado de Monferrato, en la dulce Lombardía inolvidable. Ni
un día dejó de pensar en ella, ni un día pudo desprenderse del infortunio, de
la desesperación y de la nostalgia. Para lo bueno o para lo malo, nada sería lo
mismo en el mundo sin el amor. Cantó entonces: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">¿De qué me valen, pues, conquistas ni riquezas? Porque yo me tenía por
más rico cuando era amado y leal amigo y Amor me nutría. Prefería un solo
placer que aquí gran corte y gran hacienda.</i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Dejo estos turbulentos enamoramientos, para
seguir hablando de las palabras. De ellas habla Marie Laure, la francesa
filóloga y entrometida, al guapísimo Roberto Milfuegos, el primo de Marta:
Tienes que fijarte en las puras palabras, deteniéndote en cada una de ellas,
porque todas son como un milagro. Y te tienes que dejar acariciar por los
sonidos con que se visten y muestran. Cuando se trata de escritos, las palabras
son siempre muy importantes; hay que jugar, seducir y embrujar con ellas. Para
hablas más planas, ya están las de la conversación corriente, las de cada día
que, esas sí, han de ser sencillas y escuetas. El hombre no fue completamente
hombre hasta que inventó las primeras palabras. Con ellas ya pudo, también él,
crear incontables mundos y tuvo la posibilidad de advertir, suplicar, enseñar,
engañar y mentir. Fue capaz de expresar su pensamiento y también de
suplantarlo, de ocultarlo.</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00620597546106587112noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-864781751175309023.post-33765608571788031812017-03-26T10:37:00.000+02:002017-03-26T10:37:20.936+02:00Elogio de la palabra (3 de 6)
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">No es una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">boutade</i>,
no es una manera de hablar. De verdad les digo que en más de una ocasión los
personajes que yo creo en mis obras, viven su vida, con propio discernimiento y
voluntad. Se hacen independientes, imponen sus criterios y sus deseos. Pero eso
mismo los hace, para mí, más reales y más queridos. En realidad, esta es ya la
última razón por la que escribo: para refugiarme en unos personajes algo
extraordinarios y libres, a los que llego sinceramente a amar y que, cuando me
siento harto de las mujeres y de los hombres que me rodean en el mundo, me
consuelan un poco y me proporcionan la ilusión de que la vida no es tan
ramplona como a veces parece. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Tengo hasta mis cautas preferencias. En la
novela citada, mi preferida es Marta y a ella dedicaré ahora más tiempo que a
nadie. Marta es una jueza inteligente y delicada, enamorada toda su vida de su
primo, sin que este se entere, y que sabe, cuando hace falta, utilizar el
lenguaje, las palabras, con la contundencia de un arriero. Como cuando se queja ante alguien,
reventando de amor y despecho, de la intromisión ya un poco prolongada de una
extranjera en la vida sentimental del primo: Y usted no sabe cómo quiero yo a
mi primo. Es que desde que nací he estado siempre con él, ¿me entiende?, desde
el puto nacimiento. Y además ella es francesa y tiene millones de franceses
para elegir, ¿por qué tiene que venirse aquí, a este lado de los Pirineos, a
fastidiar? Marta estaba al borde de las lágrimas. Y usted no conoce a mi primo,
no sabe lo guapo y lo bueno que es.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Marta llevaba años en esta espera. Y mientras
tanto se le iba escapando el amor y fue incapaz de entregarse a nadie. En una
ocasión, con treinta años ya, tuvo que ir a su médico de cabecera, una doctora.
Menudo genio tenía la que le correspondió en el ambulatorio. Todavía la veo,
recordaba Marta, cuando fui a que me viera. Después de preguntarme sobre mis
enfermedades de la infancia, las de mis padres, la fecha de mi primera
menstruación, mis hábitos de todo tipo y mil detalles más ―porque aquello fue
un interrogatorio en toda regla, que yo sé de eso―, no tuve más remedio que
confesar que aún no había conocido varón, que ya ni me acuerdo de cómo expresé
aquello, si fue con esa fórmula u otra igualmente tonta, porque estaba yo
apuradísima y no sabía ya ni lo que decía. Entonces la tía empezó a dar voces,
que parecía que quería que la oyese todo el ambulatorio: “No me lo creo, no me
lo puedo creer; no es posible”. ¡Y vaya si era posible! Y qué iba yo a hacer,
pobre de mí. Y me miraba como si tuviera delante una iguana gigante o la hidra
de las nueve cabezas o el célebre lagarto de Jaén. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">En aquellos momentos, continuó Marta, me
sentí tan mal que hubiera cogido al primer celador o médico o enfermero que
pasara por allí y le hubiera pedido que, aunque fuera dentro de su horario
laboral, que se supone que está para otras cosas ―o no, porque según se cuenta,
y para reducir la tremenda tensión de su trabajo, los médicos y enfermeras
parece que casi no hacen otra cosa que jugar al amor en los hospitales―, me
hiciera un favor, el favor que me interesaba entonces de manera urgente, aunque
fuera sólo para callar de una vez a la doctora, que seguía sin salir de su
asombro y estaba como pasmada, en silencio, hasta que de repente volvía otra vez en sí y
empezaba con aquello de “no me lo creo, no puede ser”, a voces puras. Y
llegarme después del sacrificio hasta ella y decirle: Ve usted, ya no hay por
qué admirarse de nada, que tampoco esto es tan difícil, ni tiene tanto mérito.
Ya está hecho, ya me lo he dejado hacer. Y ahora, ¿qué?, ¿dejará ya de gritar?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">La verdad es que yo siempre he pensado que
ese favor es muy fácil de conseguir de cualquier hombre, seguía reflexionando
Marta. Algo por lo que, después de todo y en estricta justicia, tendríamos que
estarles reconocidas las mujeres, por su buena disposición para estos asuntos,
en vez de andar por ahí bromeando con lo de que “siempre están pensando en lo
mismo, no les queda cerebro para otros asuntos”, y cosas parecidas. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Allí mismo, ya digo, se lo podría haber
pedido al primero que llegase, aprovechando además que en la salita en la que
la doctora me había dejado sola, para que me desnudara antes de la exploración,
había una camilla, quizá aprovechable para el cumplimiento de la misión. Aparte
de que, en casos de verdadera urgencia, ya había visto yo muchas veces en el
cine, que no hacen falta ni camas ni camillas ni nada, que todo se puede
resolver incluso de pie. En las películas, por cierto, yo había observado que,
en algunas ocasiones, estando los dos de pie, hasta se le encaramaba la mujer
al pobre hombre, quien, además de estar atento a lo que hacía, encima tenía que
cargar con la prójima cabalgándole en la cintura, que todo junto tiene que ser
muy incómodo y dificultoso. Para él y para ella, para todos, aunque para la
mujer tiene que resultar algo más llevadero, pienso yo, honradamente. Es que yo
creo —no sé por qué, la verdad, porque yo de esto conozco sólo lo de las
películas— que en la cosa del sexo las mujeres nos llevamos la mejor parte.
Claro que luego está, para compensar, el asunto del parto, que esa sí que es
otra historia.</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00620597546106587112noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-864781751175309023.post-44827833237019777242017-03-21T17:57:00.004+01:002017-03-21T17:57:49.333+01:00Elogio de la palabra (2 de 6)
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Pero el Sur puede ser también el desorden, el
exceso, la locura, le argumenté tímidamente al maestro. De Nápoles, un refrán
afirma que es un paraíso habitado por diablos. ¿No os llegó a cansar aquel
doloroso estado de pobreza, de banalidad; ese universo lleno de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pifferari</i>, de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">lazzaroni</i>. Aun así, me contestó, esa fue la luz que yo busqué; os
lo digo ahora que regreso inocente y sabio de la muerte. Iba yo a contarle que,
en cierta manera, él había estado en España, que yo había escrito un relato titulado
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Goethe en el Guadalquivir</i>; pensaba
hablar con él de tantas cosas… Pero en ese momento el guía nos apremió para que
continuáramos el camino y pasáramos a la siguiente habitación y todo se
desvaneció. Comprendí entonces, mientras salía del dormitorio, que el maestro
llevaba razón.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Y recordé los encendidos párrafos que yo
mismo había escrito, en Madrid, hace ya muchos años, en una habitación perdida
en el remanso de la ciudad universitaria, con pensamientos y sentires que puse
en la cabeza de un médico, el doctor Fernández: “Cuando llegó, se asomó a la
terraza. Era ya casi de noche. El cielo tenía un hermoso color azul oscuro, con
ese brillo metálico del solsticio de estío y la ciudad aparecía como un inmenso
fuego a punto de extinguirse. Una brisa cálida llegaba agotada del Sur y
recreaba, intactos, los ensueños de los tiempos pasados, en los que se
multiplicaban espejismos imposibles. En los rincones del aire nacían adelfas y
nardos, mientras, en el horizonte inmediato, la sierra, de color violeta, imprimía
una apacible vibración al paisaje.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">El doctor Fernández, poseído ya por un mundo
que conocía bien y sabía inevitable, pensó una vez más que jamás podría
abandonar un país en el que tantas cosas invitaban a la felicidad y en el que,
precisamente por ello, era imposible que la gente fuera excesivamente juiciosa.
No se es razonable en los paraísos, aunque sean elusivos y finalmente
inalcanzables. Se es razonable en las tierras inhóspitas, en los climas duros,
donde durante siglos los pueblos han tenido que luchar lúcidamente, y todos
juntos, para subsistir. En aquel país, en realidad, para ser feliz, se trataba
sólo de luchar contra el exceso de algunas locuras: la locura de las noches de
luna y los viejos cantos paganos, la locura de los limoneros y los naranjales,
la locura de los olivos de argento... la locura del sol. Un sol que llevaba
milenios castigando y adormeciendo, acunando y fermentando todos los ensueños y
todas las desganas. Un sol que llamaba a la vida, que cantaba a la vida y que
en el Sur, siempre presente en el médico, junto al mar, teñía de sangre las
ventanas de las casas blancas en cada atardecer, al ocultarse herido tras
cegadores horizontes de sal”.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Hay más presencia de Goethe en mi obra. En mi
libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Una noche en Nueva York</i>, hay un
vagamundo, un ser tierno y vagaroso retirado en el Bowery, un barrio marginal y
perdido de la ciudad, que cita al autor alemán: “El vagamundo, escribo yo en mi
relato, empezó a recoger sus cosas, preparándose para dormir. De repente, se
dirigió de nuevo al extranjero:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">— Eso que te he dicho sobre el mundo lo
escribió muy bien tu querido y admirado Goethe. Te voy a citar de memoria, pero
no me equivocaré mucho: Todas las cosas de este mundo vienen a parar en
bagatelas, y el que, por complacer a los demás, contra su gusto y necesidad, se
fatiga corriendo tras la fortuna, los honores u otra cosa cualquiera, es
siempre un loco. Es de Werther.”</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;"><o:p><span style="color: #7030a0; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Goethe está también en el
epílogo de la novela que cité antes, cuando hablo en primera persona: “Os dije
que no sabía muy bien quién la escribía en realidad, que no estaba muy seguro
de ser yo el que manejara, a mi capricho y con absoluta potestad, a los
personajes que iba imaginando y que procuré hacer pasablemente creíbles y
cercanos. Fueron ellos los que acabarían imponiéndose a la hora de fijar el
curso de la acción y dar algún sentido a la obra. Como me maliciaba, que ya en
el acto II de la segunda parte del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fausto</i>,
después de que Wagner creara a Homúnculus, Goethe hace decir a Mefistófeles: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Am Ende hängen wir doch ab von Kreaturen, die
wir machten</i>. Y es verdad, al final, somos los autores los que dependemos de
las criaturas que creímos forjar libremente.”</span></o:p></span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00620597546106587112noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-864781751175309023.post-55762898652330128102017-03-16T11:42:00.002+01:002017-03-16T11:42:37.674+01:00Elogio de la palabra (1 de 6)
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">En algunas entradas de este blog me he
referido de pasada a las palabras. En las entradas que empiezo hoy, que son el
texto de una conferencia, querría hablar de ellas de manera más organizada y
monográfica, siempre como un mero degustador de palabras, no con el enfoque de
un lingüista o un lexicólogo. He preferido conservar el estilo de la comunicación
oral y tomo prestado el título, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Elogio de
la palabra</i>, del discurso del poeta catalán Joan Maragall, pronunciado en
1903, cuando fue elegido Presidente del Ateneo barcelonés; es también el título
de otros escritos de diversos autores. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Me dispongo, pues, a hablar de literatura, de
las palabras. Empezaré con una narración deliciosa de Goethe, escrita en sus
años estudiantiles, en la universidad de Strasbourg. La llamó simplemente <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cuento</i>, y la leyó durante una fiesta
campestre, ante un auditorio en el que estaba su amada —su amada de entonces,
se entiende— Friederike. Y empezó diciendo: “Esta noche he de contaros un
cuento que os haga pensar en todo y en nada”. Pues como yo hoy, en eso vamos a
coincidir. Porque casi no tengo tiempo de hablarles de nada y querría apuntar a
todo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Naturalmente, he de resumir la historia del
escritor alemán. El caso es que una hermosa serpiente verde tragó unas monedas
de oro y se fue haciendo luminosa y transparente. La serpiente entró en una
cueva y allí, en una hornacina, había una imagen en oro puro de un rey
venerable. El rey comenzó a hablar, y le preguntó: ¿De dónde vienes?— De la
sima donde habita el oro, contestó la serpiente. Se sabe desde siempre que las
serpientes pueden hablar y hasta ser muy convincentes. — ¿Qué es más precioso
que el oro?, preguntó el rey. — La luz, respondió la serpiente. — ¿Qué es más
bello que la luz?, preguntó aquél. — La palabra, respondió esta.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">No pueden imaginarse lo que me conmueve esta
rotunda confesión sobre el valor y primacía de la palabra, imaginada por un
hombre que amaba tan arrebatadamente la luz. Hace un mes estaba yo en su casa,
en la casa de Goethe, en la bellísima Weimar, en Alemania, siguiendo
distraídamente al guía que nos apacentaba y conducía mansamente por las
habitaciones de la mansión, llenas de cuadros, estatuas clásicas, dibujos,
raros y preciosos minerales... Estaba yo impaciente por llegar a su dormitorio,
a la cama en la que murió y desde la que pronunció aquellas últimas palabras:
“¡Luz, más luz!”. Ya no sé si lo vi o lo oí en ese momento, pero sí me escuché
diciéndole: Querido maestro, yo vengo de un país del Sur, de España, miradme.
Quizá queden todavía restos de sol en mi retina, en mis ojos. Tomadlos, son
vuestros, son para vos. Yo he amado vuestra tierra, me contestó sonriendo,
aunque nunca estuve en ella. Si recordáis, en una escena de mi Fausto, aquella
en la que Mefistófeles se burla de los estudiantes y realiza algunos portentos,
él cuenta que acaba de regresar de España, “del hermoso país del vino y las
canciones”. Claro que la recuerdo, contesté, vengo ahora de Leipzig y visité
allí la famosa taberna de Auerbach, en la que transcurre esa acción. De ella se
infiere claramente que el diablo conoce bien mi país, le gusta, y debe de andar
entre nosotros de vez en cuando, me atreví a bromear. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Pero también hay esa otra luz, maestro, la
interior, la que está dentro de nosotros y que vos supisteis ver como nadie. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ja,</i> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">das
innere Licht</i>. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Bon, vous savez</i>...,
contestó Goethe, en alemán y en francés; era capaz de hablar y ser escéptico en
muchas lenguas. Creí percibir un leve desdén, un cierto descreimiento en sus
palabras. Y continuó, yo he amado, sobre todo, la luz exterior, la luz del
mundo, la que calienta y da vida a los cuerpos gloriosos, la de los países en
donde florece el limonero y centellean las naranjas doradas entre el follaje
oscuro, donde la brisa sopla suave bajo el cielo azul, y se puede hallar al
silencioso mirto y al alto laurel. Lo he cantado en mis versos: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">¡Hacia allí, hacia allí, quisiera yo ponerme
en camino!</i></span></div>
<span style="color: #7030a0;"><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Es verdad que Goethe amó el Sur y los cantos
del Sur. En mi novela <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las increíbles
vidas de Roberto Milfuegos</i>, cuento que en Venecia se cantaban en sus
tiempos los versos de Tasso y Ariosto. Él mismo, en su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Viaje a Italia</i>, refiere un paseo nocturno en góndola, en el que dos
gondoleros los cantaban alternativamente, a la luz de la luna. Estas voces,
escribió, cuando se oyen en la lejanía, producen un efecto extrañísimo, algo
increíblemente conmovedor, que hace llorar. Y no eran sólo los gondoleros, los
cantaban también las mujeres de los pescadores del Lido, especialmente las de
Malamocco y Pellestrina, cuando dejaban sus casas por las tardes y se sentaban
junto al agua, en la orilla del mar, esperando a sus hombres. Entonaban esos
cantos sin tregua, con voz penetrante, hasta que les contestaban las recias y
cansadas voces de sus maridos, que habían salido a pescar y llegaban ya a
tierra firme.</span></div>
</span><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00620597546106587112noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-864781751175309023.post-608128249844308762017-03-06T18:04:00.000+01:002017-03-06T18:04:14.818+01:00Viaje a las Batuecas (6 de 6)
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Dije que se podían distinguir tres visiones
distintas del valle o región de las Batuecas y ya he descrito dos: la
tenebrosa, poblada de salvajes y demonios, y la idílica, impregnada de
misticismo e inmersa en un proceso de sacralización de la Naturaleza. Existe
una tercera, parecida a la segunda, en la que la leyenda se enlaza y revitaliza
con el nacimiento o renovación del mito del ‘buen salvaje’—el hombre es bueno
por naturaleza y es la civilización la que lo corrompe— y el triunfo literario
del Romanticismo, cuyo siglo de oro es el XIX, con alta difusión sobre todo en
Francia, y que en las Batuecas es como una reliquia de la vida eremítica
desaparecida. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Los orígenes del mito del buen<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>salvaje no nacen con Rousseau, Gueudeville o
el pensamiento francés revolucionario del siglo XVIII, sino que muchos lo retrotraen
al descubrimiento de América, cuando aparecen tribus y hombres nuevos, que
obligan a reconsiderar la situación del ser humano fuera de las sociedades establecidas
según nuestro modelo de convivencia europeo, llevando a la meditación moral y
filosófica sobre el particular. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres</i>,
de Jean-Jacques Rousseau, del año 1755, es muy posterior a todo esto. Antes, en
1721, el barón de Montesquieu (1689-1755) había escrito, en sus <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cartas persas</i>, que “los españoles han
hecho hallazgos inmensos en el Nuevo Mundo y no conocen todavía su propio
continente: existe sobre sus ríos tal puente que no ha sido aún descubierto, y
en sus montañas naciones que les son ignotas”. Se refiere obviamente al viejo mito
tantas veces descrito de las Batuecas. Todavía anterior es el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diálogo o conversaciones entre un salvaje y
el barón de la Hontan</i>, del francés Nicolás Gueudeville (1652–1721),
publicado en 1704, en el que ya se recoge el mito del buen salvaje, con medio
siglo de antelación a la citada obra de Rousseau.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">El espíritu del Romanticismo reinventa lo que
de desierto, yermo o Tebaida tuvieran ciertos lugares santos para las personas
de mentalidad religiosa. En el caso de las Batuecas, la difusión de la leyenda
sigue teniendo un cauce literario, que mostraré, en el que perviven los fulgores
épicos del mito: Paraíso, Edén, Jardín de las Hespérides. Es una belleza no
perceptible para todos, sobre la que ya escribió el granadino Pedro Soto de
Rojas en su críptico <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Paraíso cerrado para
muchos, jardines abiertos para pocos</i>, de 1652. Más tarde, geógrafos,
ingenieros y sociólogos empiezan a estudiar el caso y hacen una revisión de las
comarcas de Batuecas y Hurdes.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Hay una novela francesa posterior que resume esta
visión nueva del valle. Se trata de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Les
Battuécas</i> (1816), de la aristócrata francesa Felicité du Crest de
Saint-Aubin, condesa consorte de Genlis (1746-1830), traducida al castellano en
Valencia (1826), con el título de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Plácido
y Blanca</i>. La escritora George Sand en sus <i>Memorias</i> afirma que leyó
ese libro de niña y que le hizo profunda impresión en su ánimo, influyendo más
adelante en el curso de sus ideas. Los Batuecos, explica y resume la Sand, son
una pequeña tribu que ha existido, en la realidad o en la imaginación, en un
valle de España rodeado de montañas inaccesibles. A consecuencia de no sé qué
acontecimientos, escribe, esta tribu se encerró voluntariamente en un lugar
“donde la<a href="https://draft.blogger.com/null" name="PG377"></a> naturaleza le ofrece todos los recursos
imaginables, y donde se perpetúa hace muchos siglos, sin tener contacto alguno
con la civilización actual”.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Félicité de Genlis —adoptó de casada el
título de su esposo— fue una mujer de vida intensa, que no puedo sino esbozar. Exiliada
en Inglaterra durante el Terror, pudo volver a Francia en 1801, gracias a
Napoleón, que se sirvió de ella como espía. Compuso la novela que nos ocupa a la
edad de setenta años. Es la historia de Adolphe y Calixte, novios de la
aristocracia francesa, obligados a huir cada uno por su lado ante el peligro de
la Revolución. Adolphe y su padre llegan a una aldea perdida, situada en las
Batuecas. Madame de Genlis, citando supuestas fuentes, pero sin nombrar a Lope
de Vega, presenta la versión del dramaturgo como un hecho histórico y cuenta que
el valle fue descubierto por el Duque de Alba. En la aldea, Adolphe conoce al
verdadero protagonista de la novela, Plácido, prodigio casi sobrenatural, de belleza
incomparable, fuerza inigualable y preclara inteligencia, prototipo mejorado del
buen salvaje rousseauniano. Doña Blanca es una viuda de veinte años, no
batueca, rica, bella como un ángel y llena de talento. La trama es complicada y
el final no tan usual. Y no cuento más, porque esto se ha hecho ya demasiado
largo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">A pesar de las inexactitudes históricas y
geográficas, la novela, bien escrita, hace una comparación entre la vida
idílica de la aldea —una utopía socialista anticipada, en la que no hay ni
propiedad ni guerra— y las sociedades llamadas civilizadas, en las que reinan
injusticias sociales, miseria, lujuria e hipocresía. Como dije, se respeta la
leyenda primitiva de que hacia el año 1009, un desvío del torrente del Tormes,
cerró la única entrada por la que podían penetrar los extraños al valle de las
Batuecas, como si el cielo hubiera querido asegurar eternamente la tranquilidad
y seguridad de los pacíficos habitantes de aquella soledad, quienes por la dulzura
y la pureza de sus costumbres merecían sin duda atraer sobre ellos la
protección divina. Los Batuecos vivieron así algunos siglos en el centro de
España, extranjeros en su patria y separados del resto del universo. Olvidaron
su lengua materna, sus antiguas costumbres, las leyes que eran ya inútiles y
hasta su origen, abrazando un nuevo culto sin templos ni sacerdotes. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Los Batuecos no tenían ambición, ignoraban
que tal pasión pudiera existir, y sus limitadas posesiones eran más que
suficientes para sus necesidades. No creían que fuera posible la existencia de manjares
más sabrosos que sus yerbas y sus frutos, ni licor más delicado que el agua
fresca y pura de sus fuentes, ni habitaciones más agradables que sus chozas.
Vivían en dulce unión, porque nada podía excitar entre ellos la envidia o la
emulación; la fuerza no tenía ningún poder, sólo apreciaban la igualdad, la paz
y la tranquilidad. No habían visto nunca dar coronas al más osado, al más
valiente o al más ingenioso. No ignoraban enteramente que existían otras
criaturas fuera de los límites de su imperio, porque las habían divisado muchas
veces desde lo alto de sus peñascos, pero el temor y la indolencia los tenían
fijados para siempre en su tranquilo recinto.</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00620597546106587112noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-864781751175309023.post-11274842844126024802017-03-02T07:28:00.000+01:002017-03-02T07:28:43.103+01:00Viaje a las Batuecas (5 de 6)
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Abandono
la digresión sobre el Paraíso y prosigo con la conformación de la nueva idea
sobre el valle de las Batuecas, en la que se destierra definitivamente la
concepción demoniaca del lugar y, por el contrario, se cimenta la imagen amable
y paradisiaca del mismo. Vuelvo a citar a Tomás González de Manuel, quien en
el<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>prólogo de su obra ya citada explica
que se pone a escribir la obra para contestar a alguien que le pide
información sobre la región, y se queja: “esta ficción de las Batuecas está de tal suerte
introducida, que ya la tienen por asentada y verdadera, sin haber quien nos
desengañe”. […] “Y así me fue preciso el escribir este corto tratado, para
desengaño de este sujeto y de aquellos que viven en el mismo error”. También se
hace una pregunta retórica, pero pertinente: Desde La Alberca, ¿cómo pudieron
estar tantos siglos sin descubrir ese valle, no habiendo mar ni río, no otro
impedimento que lo estorbase?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Explica
el autor que estas peculiaridades que se cuentan del lugar, junto a la falsedad
de los salvajes y demonios, es anterior a la llegada de los carmelitas al
convento fundado. “Yo traté y comuniqué con personas de toda fe y crédito de
esta tierra, que conocieron lo de las Batuecas antes de fundarse en ellas el
convento dicho y de que los religiosos de él hubiesen venido por esta tierra.”
“No he hallado persona que de tal descubrimiento se acuerde, ni lo haya oído
decir, ni en los libros de bautizados, que los hay bien antiguos, hay noticias
de nadie nuevamente convertido”. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En el
capítulo IV de la obra cuenta: La fertilidad del suelo de este valle es tan
abundante, que algunos han dicho que es remedo del Paraíso Terrenal, y lo
parece por la fragancia de tanta flor de albaca, cinamomos, arrayanes, cedros,
cipreses, naranjos, limones y frutales, aceite y vino, todo lo da el valle,
aunque pan nada… Las aguas en abundancia, muy delicadas y cristalinas, en cuyos
arroyos hay abundancia de truchas y peces. Sólo reconoce la inexistencia de
tierras aptas para el cultivo de trigo u otros cereales.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">No es sólo Tomás González: los propios monjes
del Santo Desierto de San José idealizan también el territorio en que viven,
que pasa así, de ser un lugar tenebroso, habitado por hombres salvajes
adoradores del demonio, a constituir un marco idílico en donde el hombre puede
reencontrarse con dios en una refundación del Edén. En un siglo crearon los
carmelitas seis ‘desiertos’ en España, siendo el de Batuecas el tercero, tras
Bolarque y Las Nieves en Málaga; el plan formaba parte del nuevo espíritu de la
Contrarreforma. También se fundaron ‘desiertos’ en Italia, Francia, Austria,
Portugal.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Alonso de la Madre de Dios fue el primer
carmelita que visitó el valle en 1597. Tomás de Jesús, recién elegido Provincial
de Castilla la Vieja, ya había sugerido la creación del yermo batueco y sabiendo
que fray Alonso iba a cortar leña a San Martín de Castañar, próximo al lugar,
le pidió que preguntara, sin descubrir el propósito, si había un sitio apropiado
para la fundación. Luego el propio fray Tomás quiso ver la zona y marchó a La
Alberca. Los lugareños ya hablaban de la leyenda citada, pero no la creían
naturalmente, y se extrañaban de que los monjes preguntaran por hechos
relacionados con la misma. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">No se habla ya, pues, de demonios o salvajes y fray José de Santa Teresa en su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Historia General de los Padres Carmelitas Descalzos</i>, Madrid, 1693,
describe el encantador paisaje. Leo la cita en inglés, que traduzco, en </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="EN-GB" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-GB;">Sacred space in Early Modern Europe</span></i><span lang="EN-GB" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-GB;">, de Will Coster and
Andrew Spicer, 2005, en el </span><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">capítulo </span><span lang="EN-GB" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-GB;">10, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jardineros
de Dios, </i></span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">los desiertos carmelitas y la
sacralización del espacio natural en la España de la Contrarreforma</span></i><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">: Pequeños
manantiales de varias partes descienden de las montañas buscando el río […]
multitud de árboles del bosque, hermosos barrancos por la variedad de plantas,
todo en un profundo silencio venerando la Suprema Majestad.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Fray Tomás de Jesús (1564-1627) concibió la
idea de comunidades medio cenobíticas y medio eremíticas. El número de
religiosos en cada desierto era de veinticuatro, los eremitas habitaban en rocas,
cuevas y hasta en habitáculos arbóreos. Tenían una dieta mínima, sin carne,
sólo para sostener la vida. No podían abandonar sus celdas sin permiso. Escribió
un tratado de más de 900 páginas, publicado en Amberes, en 1613: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">De procuranda salute ómnium gentium,
schismaticorum, haereticorum, iudaedorum, sarracenorum, caeterorumquen
infidelium libri XII.</i> (</span><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Para procurar la salvación de todas las gentes,
cismáticos, herejes, judíos, sarracenos y otros infieles).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">A mediados del siglo XVII la región es objeto
de una potente acción eclesiástica; a partir de 1654 también por parte de los
Jesuitas. Hay textos que descubren su belleza y su afinidad con el Paraíso. La
primitiva leyenda está ya en decadencia; queda sólo como recurso sarcástico, tal
que en el muy posterior artículo de Larra, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Carta
a Andrés, escrita desde las Batuecas por El Pobrecito Hablador</i>, que es de
1832.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Para terminar, traeré aquí unas palabras de Sor
Cecilia del Nacimiento Sobrino de<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Morillas </span><span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">(1570-1646):</span><span lang="EN-US" style="color: #7030a0;"> </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: #7030a0;">Descripción de
nuestro desierto de San José del Monte, en Batuecas</span></i><span style="color: #7030a0;">: “Dios ha dispuesto un nuevo paraíso poniendo a la luz
una segunda demostración de la admirable sabiduría de su amistad”. El mito de
belleza paradisíaca y exotismo sobrevivió en una tradición secular que hermoseó
la flora y fauna del lugar y motivó incluso una expedición científica para
estudiarla en 1857: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Expedición científica
y artística a la Sierra de Francia</i>, relatada en una memoria publicada en
1883 en el Boletín de la Real Academia de la Historia. Esta política de los
desiertos duró algo más de cien años.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>La
mayoría de ellos se disolvió en los siglos XVIII y XIX.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; mso-pagination: none; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">(continuará)</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00620597546106587112noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-864781751175309023.post-18197693126633692002017-02-26T09:31:00.000+01:002017-02-26T09:31:13.505+01:00Viaje a las Batuecas (4 de 6)
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #7030a0;">Una de esas nuevas visiones del valle de las Batuecas, a
las que aludía en mi anterior entrada, se inicia con la fundación de un
convento de Carmelitas Descalzos, el Santo Desierto de San José de las Batuecas,
entre La Alberca (Salamanca) y Las Mestas (Cáceres), en 1597 por fray Tomás de
Jesús, en el que se ofició la primera misa el día cinco de junio de 1599. Algunos
pensaban, como ya dije, que la zona estaba poblada por restos de los árabes
expulsados — alarbes, como escribe el historiador Luis Cabrera de Córdoba
(1559-1623)— y se contaban los hechos fantásticos que ya referí. Fue Pedro
García de Galarza (1538-1604), obispo de Coria, quien dio la licencia para la
fundación del convento, que se crea porque en los años 1590s los carmelitas
descalzos empezaron a fundar los llamados desiertos o yermos en áreas rurales
remotas, movidos por la vocación eremítica del primitivo Monte Carmelo. Se vive
entonces en la Orden una especie de nostalgia de un paraíso perdido y se siente
la necesidad de sacralizar el espacio de los penitentes; esto coincide con un
cambio, una crisis, en el sentir de los europeos respecto a la relación con el
mundo natural, justamente al principio de lo que podría considerarse la
revolución industrial, que supone una diferenciación entre la </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;">admiratio mundi</span></i><span lang="EN-US" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;"> y la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">dominatio mundi</i>. Es </span><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">un rasgo</span><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: EN-US;"> </span><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">de la mentalidad monástica típico de la
Contrarreforma: la infusión de un sentido sacro en el desnudo ambiente del
desierto. Se piensa en la Naturaleza como la casa que ayuda a la vida devota.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Se vuelve a hablar
entonces del Paraíso Terrenal y se lanzan diversas ideas sobre su posible
localización. De hecho, una razón por la que estoy escribiendo sobre las
Batuecas es lo leído en un periódico local —cuando viajo me gusta hojear la
prensa del lugar— en el que se habla del valle de ese nombre “como un jardín o
edén, en el cual incluso, como hizo el escritor jesuita Juan Eusebio Nieremberg,
se ha situado y localizado el propio Paraíso Terrenal” (sic), aquel donde
vivieron nuestros primeros padres. Como se ve, la visión del lugar pasa de ser concebido
como un lugar habitado por demonios a transformarse en un auténtico Edén. El
cambio no puede ser más radical. Todo esto me hizo buscar en literatura antigua,
la del siglo XVII.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Comprobé así que en
realidad el jesuita Nieremberg nunca afirmó que el Paraíso Terrenal pudiera
haber estado en el valle del que hablamos. En la omnisciente red pude encontrar
lo dicho por el jesuita en sus <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Obras
philosophicas del Padre Juan Eusebio Nieremberg de la Compañía de Jesús</i>,
vol. 6, y dedicaré unas líneas a su discurso. El autor critica la idea de que el
Paraíso estuviera en Ceilán (actual Sri Lanka), “como refieren Horta Argensola
y Ludovico Romano y en la que creen los naturales de allí”. Cuenta Nieremberg
que hay en esa isla una cumbre que llaman Pico de Adán en la que existe una
huella de pie de unos dos palmos, que sería la del propio Adán, del que dicen
que allí lloró e hizo penitencia. También hay un árbol mediano que algunos
piensan que es el Árbol de la Vida o de la Ciencia, y afirma tajantemente el
jesuita: “ni de uno ni de otro lo creo, fuera de que el Paraíso ha de caer por
Mesopotamia”. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">O sea, el Paraíso
no estuvo en Ceilán, sino que seguramente hubo de estar en Mesopotamia.
Nieremberg no excluye la posibilidad de que todavía perviva en alguna parte
oculta del mundo y se enfrenta a los que niegan esa posibilidad. Y es entonces
cuando menciona a las Batuecas (actualizo su castellano): <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: #0b5394;">El argumento que hacen algunos para negar la permanencia del Paraíso
[…] de que no se halle ahora […] aunque parece fuerte no concluye, pues vemos
que, en medio de España, se nos ha encubierto por inmemoriales años unos valles
que llamamos ahora las Batuecas, sin saber nosotros de ellos, ni los que
estaban allí de nosotros, criándose en aquel espacio breve como bestias, sin
religión, sin noticias de más mundo, y pues si en la frecuencia del mundo, sin
extraordinaria providencia del cielo, se nos ocultó aquella tierra hasta estos
días, qué mucho si el Paraíso se nos escondiese por singular consejo de Dios, y
ministerio de los Ángeles.</span></i> Nieremberg no postula tampoco, pues, las
Batuecas como posible localización del Paraíso, sino que pone su ejemplo para
indicar sencillamente que el Paraíso podría estar escondido y ser hallado
todavía en algún momento futuro, como se encontró este valle en la propia
España.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Mucho más tarde,
es el Padre Feijoo quien toca el tema de un posible descubrimiento del Paraíso.
Se muestra contundente: </span><span style="color: #7030a0;">“Hoy, que no hay
porción alguna de tierra donde verisímilmente pueda colocarse el Paraíso que no
esté hollada y examinada por innumerables Viajeros, y Comerciantes Europeos,
carece de toda probabilidad la opinión que le juzga existente”. Enfangado yo en
el tema, encuentro una ubicación curiosa del Paraíso en el pasado, pero no en
Mesopotamia, ni siquiera en Europa, sino en el Nuevo Mundo, en América del Sur.
Lo leo en </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Hombres y documentos de la
filosofía española, volumen cuatro</span></i><span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">, de Gonzalo Díaz Díaz y se
trata de la hipótesis de León Pinelo, en la que me detendré un momento.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Antonio de León
Pinelo, de ascendencia judía —su abuelo, el médico Juan López, había muerto en
la hoguera—, nació en Lisboa en 1590 y con dos o tres años pasó con sus padres a
Valladolid y luego a Córdoba (Argentina). Completó estudios superiores en la
Universidad de Lima y en 1623 regresó a España y fue nombrado Cronista mayor de
las Indias, en 1658. Amigo de Nieremberg, Lope y Ruiz de Alarcón, escribió <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Paraíso en el Nuevo Mundo</i>, entre 1640-1650,
en dos volúmenes de 239 y 288 hojas, en los que se esfuerza con muchos
argumentos en situar el Paraíso Terrenal en la zona amazónica regada por los
ríos de la Plata, Amazonas, Magdalena y Orinoco, y da muchos detalles
topográficos, de su flora y fauna. Según él, Noé construyó el arca en las
cercanías de Lima y durante el Diluvio las corrientes oceánicas la llevaron a
Europa, donde el género humano reinició su historia. Parte de ese pueblo volvería
después a América, a través del estrecho de Behring. Es que todo tiene su
explicación, lector, si se sabe buscar.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: #7030a0; mso-ansi-language: ES-TRAD;">(continuará)</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00620597546106587112noreply@blogger.com0