Palabras clave (key words): Juan Ruiz de
Cisneros, Emilio Sáez, José Trenchs, Manuel Laza.
En mi entrada anterior di dos fechas de redacción de la
obra, 1330 y 1343 —no confundir con las de confección de los manuscritos— y
añado ahora que son dos porque la estrofa 1634 es distinta en los manuscritos T
y S. En el T es: Era de mill e tresyentos e sesenta e ocho años, fue
acabado este lybro por munchos males e daños,
mientras que el S reza: Era de mill é tresientos é ochenta é un años. Algunos piensan que 1330 pudo ser la fecha de una
primera versión y 1343 la de una segunda. Hay que explicar que los años del
texto son de la era hispánica (de César) y no de la era cristiana. Para pasar
de la primera a la segunda hay que restar 38. No es excesivamente difícil.
Julio Cejador piensa que la fecha de 1330 es un error del
copista, basado en su opinión de que el arcipreste redactó la obra en la
cárcel. Tras las insidias de los clérigos de Talavera, el cardenal Albornoz
ordenó su encarcelamiento, siendo arzobispo de Toledo (1337-1350), por lo que
la fecha correcta habría de ser 1343. Como algunos contestan la prisión
del arcipreste, el argumento de Cejador no es incontrovertible.
También resulta que en España hay más ciudades de nombre
Alcalá, topónimo derivado de un vocablo árabe que significa castillo; al menos
catorce. Una de ellas es Alcalá la Real, en la provincia de Jaén. Y sucede que,
en un artículo de 1972, de título Juan
Ruiz de Cisneros, autor del Buen Amor, Emilio Sáez y José Trenchs
propusieron como autor del libro a este Juan Ruiz, nacido en Alcalá la Real,
provincia de Jaén.
Toda o mucha de la argumentación que cimenta esta
hipótesis viene de que, en verdad, el autor del Libro de Buen Amor demuestra una gran cultura, conociendo bien los
temas jurídicos, los textos bíblicos, los recursos literarios, la música, etc.
y también parece ser persona ‘viajada’. Y de todo ello se deduce que es poco
probable que fuera el relativamente modesto arcipreste de un pequeño enclave
castellano, de quien no se sabe casi nada. Lector, quizá recuerdes que análogos
razonamientos se han empleado para negar la autoría de las obras de Shakespeare
y hasta de las de Cervantes.
El Juan Ruiz jiennense es persona de mucha más formación,
familiar del cardenal Albornoz, al que acompañó en alguna de sus embajadas en
el extranjero y en sus viajes a Italia. Nació algo más tardíamente que el otro Juan
Ruiz, siendo similares las fechas de sus muertes. Para los partidarios de esta
adjudicación, se explicarían así mejor los detalles de cultura que se advierten
en el Libro de Buen Amor y ciertas
notas de andalucismo o mudejarismo que pretender ver en la obra. Y no puedo
extenderme más.
El Juan Ruiz castellano conoció sin duda al cardenal
Albornoz, cuyo nombre es casi el único histórico y real que aparece en su
libro, en la estrofa 1690, en la que se lee: …allá en Talavera, en las calendas de
abril, / llegadas son las cartas del arçobispo don Gil… Pero hay que reconocer que el Juan Ruiz de Alcalá la
Real es un personaje mucho más próximo al cardenal y su entorno.
El máximo acercamiento entre el autor del libro y
Albornoz se da con Manuel Laza Palacio (1909-1988) —escritor malagueño y
buscador de tesoros—, quien piensa que Juan Ruiz es un heterónimo, un nombre
apócrifo, y postula al cardenal como autor, en su obra La España del Buen Amor, de 1966. Obviamente, las razones que
abogan por el autor alcalaíno frente al castellano son aún más rotundas si el
autor es el poderoso cardenal. Laza sugiere que lo escribió al final de su
vida, en Italia, hacia 1366. Es la menos plausible y más imaginativa de todas
las hipótesis y, siendo los manuscritos posteriores a dicha fecha, no resulta imposible,
aunque deja muchos cabos sueltos.
De este libro hay una sola edición, de doscientos
ejemplares numerados, publicada con amor y arte por un gran editor malagueño, en los que se lee: A costa de Ángel
Caffarena, mercader de libros en esta ciudad de Málaga, calle Cárcer, 6, donde
se hallará. Es uno de esos libros raros,
de autores libres, enfebrecidos y audaces, de tiradas modestas, ínfimas, que amo: el
reverso de la edición comercial. Creo que he escrito esta entrada sólo para
poder mencionarlo. La plausibilidad, ¿qué es eso? Lector, no me tomes siempre
al pie de la letra, trata de entenderme. También yo tengo derecho a soñar, a refugiarme
en la locura, en su belleza.