Palabras clave (key words): grafemas,
fonemas, alófonos, Great Vowel Shift.
En mi anterior entrada me comprometí a decir algo sobre
el Great Vowel Shift y ya es tarde
para arrepentirme. Lo siento, porque no es el tema más divertido del mundo y
recuerdo que también me comprometí a que mis entradas fueran festivas. Claro
que, antes, me había comprometido a tratar cualquier tema interesante
procedente de mis lecturas. En fin, compromisos varios, lo que me permite —es
la gran ventaja de un blog— hablar de lo que me pete en cada momento.
Lo del Great Vowel
Shift, surgió al comentar la caprichosa pronunciación del inglés, que es la
más obvia dificultad en su aprendizaje. Nótese, porque es importante, que esto
no cuenta a la hora de leer o escribir dicho idioma, una razón más para
explicar su papel actual de lingua franca.
Lector, si me apuras, te diré que casi no importa en el lenguaje hablado,
porque la gente pronuncia el inglés como malamente puede y no pasa nada. Ya
entiendo que sería conveniente y finolis hablarlo como un nativo.
En el inglés escrito hay las mismas vocales que en
español —los grafemas son los mismos— y ni siquiera hay acentos. Tampoco existen signos
especiales, como diéresis, o el francés <œ> de cœur
(corazón) o el alemán <ß> de schließen
(cerrar). En francés escribimos ‘coeur’, tal cual, y en alemán sustituimos
<ß> por <ss> y a vivir. El problema con el inglés es que las mismas
vocales se pronuncian de diferentes maneras, sin reglas fijas.
Hay algo más, claro: tienen más sonidos vocálicos que el
español, por hablar de nuestra lengua. En español hay sólo cinco fonemas
vocálicos, aunque la pronunciación de estos fonemas no sea siempre idéntica.
Estas diferencias, por la posición en la sílaba, en la palabra, etc. (los
alófonos) hacen que, en realidad, haya más de un sonido para cada vocal. Sin
embargos, estos alófonos se consideran el mismo fonema.
En inglés hay doce sonidos vocálicos diferentes
(monoptongos). Añadiendo ocho diptongos y cinco triptongos se tienen hasta 25
fonemas vocálicos. Cada uno tiene un símbolo y el conjunto forma parte del
llamado International Phonetic Alphabet
(IPA). Estas vocales se clasifican por la elevación de la lengua en la boca
(alta, media, baja) al emitir el sonido;
por su posición (delante, centro, atrás); por la abertura de los labios
(redondeada, extendida) y la duración del sonido (largo, breve). Todo esto es
una simplificación, no todos los fonólogos coinciden… No caben aquí más
precisiones. Sólo un sencillo experimento, lector: pronuncia la vocal /a/ unos segundos
y pon tu dedo índice sobre la lengua sin tocarla. Di después /e/, /i/. La lengua
empujará tu dedo hacia arriba.
El Great Vowel Shift, término acuñado por
el lingüista danés Otto Jespersen, fue un cambio que afectó a las vocales
largas durante los siglos XV y XVI, especialmente en el sur de Inglaterra, y
conduce desde el llamado por los filólogos Inglés Medio al Inglés
Moderno. Básicamente consistió en que las vocales empezaron a pronunciarse con
la lengua más elevada. Fenómenos parecidos se han dado en otras lenguas, como
el alemán y el holandés, y siguen ocurriendo incluso ahora. Pero en estas
lenguas, la variación fonética se acompañó, más o menos concertadamente, de la
variación en el deletreo de las palabras, cosa que no ocurrió en Inglaterra. El
Great Vowel Shift no se acompañó de
un Great Spelling Shift, por decirlo
así.
No está muy claro por qué. Algunos lo atribuyen a la
introducción de la imprenta. Antes de esto, el deletreo de las voces dependía
del copista y no había un canon rígido para el mismo. Con el advenimiento de la
imprenta en Inglaterra (William Caxton, 1476), los impresores trataron de fijar
un patrón de deletreo, sin tener en cuenta los cambios que estaban ocurriendo
en la pronunciación. El gran número de obras ya impresas y la aparición de una
población alfabetizada, constituyó un freno, una barrera, a la hora de cambiar
una ortografía ya establecida. Esto sí ocurrió en otras lenguas, en las que se
adecuó el deletreo de los vocablos a su pronunciación real.