Palabras clave (key words): Radioisótopos, medición de insulina,
Nature y el JCI.
Mencioné en mi anterior entrada a Rosalyn Yalow y Solomon
Berson. Hablar de personas como ellos es darse un paseo por algún cielo
entrevisto, regresar al paraíso perdido. Quizá tuvieran algún defecto, pero con
gentes así no acierto a ver nada que pueda empequeñecerlos. Justamente lo
contrario de lo que me ocurre con los famosos que son meros bluffs, que no encuentro nada, aunque me esfuerce, que me los haga
grandes.
Rosalyn Sussman (su nombre de soltera) nació en Nueva
York, en el Bronx, en el 1921. Su padre era hijo de inmigrantes rusos; su madre
llegó de Alemania con cuatro años. Rosalyn se graduó en el Hunter College.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los varones eran llamados a filas y las
universidades empezaron a admitir más fácilmente a mujeres. Rosalyn pudo
ingresar en la de Illinois donde terminó su doctorado en Física en 1945, casada
ya con un compañero de estudios, Aaron Yalow. De vuelta a Nueva York, fue
consultora en el Veterans Administration Hospital, en el Bronx, hasta que en 1950
se integró plenamente y contribuyó a desarrollar el Servicio de Radioisótopos.
Allí encontró a Solomon Berson, un joven residente médico. El milagro empezó
ahí, todo vino de ahí. Trabajaron juntos veintidós años, hasta la muerte de
Berson.
Estas uniones de especialistas en distintos campos pueden
ser extraordinariamente fructíferas. Empezaron a emplear isótopos radiactivos
para muy distintos tipos de estudios: estimación del volumen de sangre,
remoción del iodo por el tiroides y riñón y fisiología de proteínas y hormonas,
sobre todo insulina. Descubrieron que esta hormona se eliminaba más lentamente
en los diabéticos tratados que en normales sanos y pensaron que en los
pacientes la hormona se ligaba a proteínas por lo que desaparecía más
lentamente de la circulación. Postularon que la insulina suscitaba la formación
de anticuerpos, idea que no fue aceptada al principio por la comunidad
científica. De hecho tuvieron dificultades para que les publicaran sus
trabajos.
Por fin, al final de la década de los cincuenta,
publicaron lo que quizá fue su trabajo más importante y definitivo, en la
revista Nature, de 1959: Assay of plasma insulin in human subjects by
immunological methods, por Yalow, R. S., and Berson, S. A., firmando ella
en primer lugar. Un año más tarde, en el 1960, apareció en el Journal of Clinical Investigation, otro
trabajo suyo: Immunoassay of endogenous
plasma insulin in man, otra vez con Rosalyn como primera firmante.
Aprovechando la realidad de que la insulina, una proteína
pequeña, inducía la formación de anticuerpos, desarrollaron una técnica —la
llamaron radioinmunoanálisis (RIA)— que permitía medir su concentración. Era la
primera vez que se utilizaban radioisótopos para evidenciar la reacción entre
antígenos y anticuerpos, lo que causó una revolución en los estudios
biológicos. Se abrió la posibilidad de medir otras hormonas o sustancias presentes
en muy pequeña concentración en el organismo. Todo eso cambió radicalmente la
realidad médica: para el diagnóstico, para muchos tratamientos, para la
investigación de los más diversos mecanismos metabólicos, para la cuantificación
de fármacos, detección de virus, etc.
Solomon A. Berson nació en Nueva York en 1918, hijo
también de un inmigrante ruso, y quiso estudiar medicina, pero lo rechazaron en
todas las escuelas. Hizo entonces un máster en Ciencias, hasta que por fin pudo
ingresar en la New York School of Medicine, en 1941. Se casó un año después con
Miriam Gittleson. Terminó Medicina en 1945, prestó dos años servicio en el
ejército y luego hizo su residencia en el Veterans del Bronx, en donde encontró
a Yalow, que andaba buscando un colaborador médico para sus investigaciones con
isótopos. En una primera entrevista se dedicaron a resolver problemas
matemáticos. Y ya dije que todo empezó ahí. Veinte años de trabajo sin pausa,
de excitación continua. Y al final, la gloria… y la muerte. Lo contaré en otra entrada.
(continuará)