Estaré fuera
algún tiempo y esta entrada es un poco una despedida temporal. No obstante,
querría resaltar muy brevemente un par de cosas.
La primera es
que, obviamente, escribo este blog sin ningún propósito académico y muy guiado por
sentimientos. Me parece completamente injusto que los compositores no gocen de
la misma fama o nombradía que los intérpretes de sus canciones. Por eso he
dedicado algún tiempo a Sebastián Iradier. Y no hace falta decir que casi todos
los autores de música popular, no clásica, están en las mismas condiciones.
La segunda es
una, me parece que apasionada, defensa de Wikipedia. Y también de Google,
claro. San Google y Santa Wikipedia dicen ya algunos. Respecto a la última,
quizá no todos saben que fue creada por Jimmy Wales y Larry Sanger, en el año
2001 (lo leo en la propia Wikipedia, naturalmente). El nombre se debe a este
último, que formó una palabra compuesta con los términos ‘wiki’ y ‘pedia’. Wiki
es quick (rápido) en hawaiano, y pedia
deriva del griego paideia y significa
enseñanza, educación, instrucción…
Sólo me
referiré a una crítica frecuente a Wikipedia: sus inexactitudes. Existen, sin
duda, y también las hay en las otras enciclopedias más formales. Sin embargo,
un estudio sobre 42 entradas científicas en Wikipedia y la muy prestigiosa Encyclopaedia Britannica, realizado por la también muy
prestigiosa revista Nature, reveló
que el promedio de errores en Wikipedia era de cuatro, frente a los tres de la
EB. Se siguió luego una cierta controversia, que no merece la pena comentar.
A cambio, cuando quise escribir algo sobre Servio Sulpicio Galba, en Wikipedia encontré tres personajes disntintos con ese nombre y en mi EB sólo uno. Sin contar que, en muy poco tiempo, se está asistiendo a un progresivo rigor en
la redacción de Wikipedia y basta ver las referencias de cada entrada para
reconocerlo. Sus otras ventajas son tan obvias e importantes, que tampoco es
necesario ponerlas de manifiesto.