En una entrada de este blog, en
la que opinaba sobre un reciente discurso de Antonio Muñoz Molina, postulaba yo
que algunas personas, sin tener una formación específica y reglada en
literatura, sin haber hecho de ella su oficio, podían tener facilidad para
escribir bien. Por una aptitud natural, por un aprendizaje insensible e
intuitivo. Se habla a veces de la Universidad de la calle, para designar esos
conocimientos que se adquieren en el normal vivir de las gentes, sin necesidad
de asistir a ninguna Facultad. Esto se podría aplicar perfectamente en estos
casos, sustituyendo quizá calle por lectura, por la lectura de los buenos
autores.
Sigo dándole vueltas a esa
idea, que ya avisé que no me gusta dejar cabos sueltos y puedo ser detallista
en ocasiones: hay gente con ciertas gracias y talentos innatos. Ocurre además
que las modernas posibilidades tecnológicas hacen relativamente fácil el desarrollo
y manifestación de esas habilidades: en las letras, en la pintura, en la
música, en todo. Aquello que dijo Andy Warhol de que en el futuro todo el mundo
será famoso durante quince minutos tal vez se ha cumplido ya, ya estamos en ese
futuro. Pero no sólo por estas facilidades que nos ofrece la técnica, sino, y
este es el núcleo de mi mensaje, porque realmente hay mucha gente que está bien
dotada para muchas tareas.
Pensar que sólo aquellos de
renombre en los diversos quehaceres, por haberse dedicado especialmente a
ellos, son los únicos capaces de crear, me parece pretencioso. En Internet, leo
un comentario al discurso citado: “Para quienes escribimos, la parte más
hermosa de este discurso es en la que habla de nuestro oficio”. Es una opinión,
hasta inocente y tierna, de autoafirmación ilusionada, de los que han escogido
la literatura como dedicación privilegiada, siendo fieles a una vocación
difícil y no sin riesgos. Pero que no puede excluir la realidad de que otras
personas, que no son del oficio, puedan escribir cosas muy atinadas y valiosas.
Tras todo esto está la vieja cuestión de si el artista nace o se hace, que
siempre me pareció un falso dilema.
Un viejo amigo me manda el
vínculo para un vídeo de charlestón de una sobrina nieta, traductora en la
Unión Europea, poseedora de varios idiomas, entre ellos el chino. Aparte de las
virguerías tecnológicas —es un montaje hecho con ella desde Gante y el músico
desde Bruselas—, yo creo que los dos lo hacen muy bien. Cosas así estoy viendo
constantemente en las más variadas artes o actividades, realizadas por gente
que no son artistas profesionales, pero que muchas veces hacen lo que sea muy
bien; tan bien como otras gentes dedicadas a esos menesteres. El vínculo para
ver el charlestón es http://youtu.be/bvG3StkXs54.
No es un canto al adanismo
cultural, es una simple constatación de la realidad, que no debiera suscitar
celos o recelos en nadie. Pasa con todo y es hasta explicable. No siempre es
posible garantizar que los escogidos en cualquier arte o actividad sean exactamente
los mejores. Pensar que Miss España, por poner un ejemplo, sea la joven más
guapa del país en un determinado año, no deja de ser francamente arriesgado.
Pensar que será una mujer bien linda y llena de atractivos está absolutamente
garantizado.
Hola, Paco. Soy Beatriz, la del video. Mi tío abuelo Paco Trujillo nos hizo llegar el enlace de tu blog. La entrada me ha encantado, y desde luego es un honor que casi me hace sonrojar el que te haya gustado tanto como para homenajearla, mil gracias por ello. Un beso y un abrazo muy grandes de mi parte, y continúa con este blog tan bonito.
ResponderEliminarEncantado de conocerte, Beatriz. El vídeo es una auténtica delicia y corrobora mi idea de que hay mucha gente con talento y gracia. Y además familia de un muy querido amigo. Un gran abrazo.
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