Palabras clave
(key words): Sonidos vocales ingleses, Great Vowel Shift
Ya hablé en este blog del ‘imposible’ arte de traducir en
el ámbito literario. En el científico parece menos imposible, aunque presenta
otras dificultades y exige saberes técnicos complejos. En la oralidad hay
términos que pueden emboscarse y hacerse irreconocibles. En la columna (aquí)
de un
diario médico, leo sobre palabras inglesas que se escriben como en español, o casi,
pero se pronuncian diferentemente. Escojo sólo dos: cyanosis y enema, con la
pronunciación aproximada que se propone, saianousis
y énima. Con buen sentido, el autor
no recurre a los signos del International Phonetic Alphabet (IPA) u otros algo
más sencillos, como los del diccionario Merriam-Webster.
Abundando en lo mismo, recuerdo mi desconcierto cuando,
hablando sobre la India con un inglés, se refirió a los ‘paraias’ y yo puse la
cara de tonto que tan bien me queda. Siendo voz importada, al pronto no caí en
que nuestro “paria” (o pariah) podría pronunciarse en inglés de otra manera. Hasta que me di
cuenta. Lo mismo puede ocurrir con expresiones nuevas, abreviaciones, etc. Por
ejemplo, el tan común término ‘wi-fi’, en inglés lo pronuncian ‘wai-fai’. Hay
más, hasta la mismísima palabra se pronuncia diferentemente en ocasiones.
Houston, varía en su pronunciación según nos refiramos a la ciudad de Texas o a
la calle de ese nombre de Nueva York.
El tema de la caprichosa pronunciación del inglés me
interesó siempre, porque es la única dificultad seria en el aprendizaje de
dicha lengua, que tiene, como todo el mundo sabe, una gramática bastante facilona.
En español, como en swahili o finlandés, la correspondencia entre ortografía y
pronunciación es muy estricta. No ocurre lo mismo con el inglés, donde la
grafía no determina inequívocamente la pronunciación. Me animo a escribir un
poco sobre todo esto, también porque se da la circunstancia de que conozco al autor de la columna que he mencionado,
un traductor científico que está haciendo una gran labor, con interesantes
ideas y propuestas que rebasan lo que es la mera traducción. Se trata de
Fernando A. Navarro, médico (Universidad de Salamanca, 1986, Premio
Extraordinario), dedicado a esa labor desde 1993. De su muy amplio currículum,
sólo señalaré que es vocal de la comisión de traducciones de la Academia
Norteamericana de la Lengua Española (Nueva York) y miembro de la Asociación
Española de Médicos Escritores.
Ingresó en dicha asociación en octubre de 1999, siendo yo
entonces Secretario General. En una de mis cartas a los socios, escribí al poco
tiempo: Nadie que esté interesado en por qué
escriben los médicos debió faltar al discurso de ingreso del doctor Navarro.
Los que no vinieron, se equivocaron; así de simple. Fue muy interesante. Pero
fue algo más: un discurso trabajado, hecho con cariño —estas cosas se notan—,
denso y eso que en inglés se designa como thought-provoking.
En español se diría ‘que hace pensar’ y bien sabe Dios que quiere decir lo
mismo. Lo escribo en inglés por puro mimetismo, ya que el doctor Navarro usó en
su conferencia múltiples lenguas. Se veían las diversas columnas de fuego sobre
su cabeza; fue muy bonito.
Me recordó aquel médico judío de Córdoba, del siglo X,
“que hablaba todos los idiomas conocidos y había inventado una sustancia que
curaba todas las enfermedades”. Se llamaba Hasday ibn Shaprut. Pues bien, en
cuanto a lo primero, también los habla el doctor Navarro. Y en cuanto a lo
segundo, están en ello en la empresa farmacéutica en que trabaja, en Basel.
Ahora vive en España y la última vez que lo vi fue en la
presentación de su libro, Medicina en
español, en la RAE. En otro momento, el doctor Navarro especula sobre la
comunicación entre el médico y el enfermo y comenta que puede hacerse difícil,
por no adecuar el médico su vocabulario al nivel cultural del enfermo. Un
personaje de una novela corta mía, D. Romualdo, preguntaba al paciente si su
dolor era transfixivo. Sobre este extremo y sobre el Great Vowel Shift escribiré en las dos próximas entradas.
Muchas gracias por la mención y por los piropos, Fray Gerundio. Los interesados en estos asuntos encontrarán más entradas sobre lenguaje médico, redacción y traducción en la bitácora 'Laboratorio del lenguaje'
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