En mi anterior
entrada ya amenacé con hablar de endecasílabos. Lector, conviene que vayamos
dejando las cosas claras: si andas con prisas, si no estás dispuesto a perder un
poco de tu tiempo —a ganarlo quizá, nunca se sabe—, este no es tu blog, por
culpa tuya. Si aspiras a conseguir un conocimiento definitivo y perfecto de
cualquier realidad, tampoco es este el sitio, por culpa mía. Lo que yo pretendo
es estimular tu interés, llamar tu atención sobre materias o temas que quizá te
pasaron desapercibidos hasta ahora. Luego tendrás que ampliar lo que leas aquí,
que para eso el mundo está lleno de enciclopedias, diccionarios y muy sesudos
autores.
En el texto de Justine, de Lawrence Durrel, había
espigado yo dos endecasílabos: las
palmeras se quiebran y reflejan y en los espejos de marcos dorados. Si no
me equivoco al escandir, al medir, estos versos —y te aseguro que no soy nada bueno
en esto— y si capto bien los acentos, el primero de estos endecasílabos los lleva
en las sílabas 3, 6 y 10 y el segundo en las 4, 7 y 10. Por lo tanto, el primero
es un melódico puro (o propio clásico) y el segundo un dactílico puro. ¿Contento,
lector? Déjame decirte que hay decenas de tipos de endecasílabo.
Si no eres un
estudiante de métrica no es fácil que esto te interese mucho. A mí tampoco
extraordinariamente. Pero creo que es bueno conocer que existen estos saberes,
aunque sólo sea para justipreciar a las gentes que estudian estas cosas, que
muchas veces son personas dedicadas y valiosas que han escogido ese oficio.
Esto sí es un oficio y no tiene mucho que ver con el de un escritor de novelas.
Digo esto por lo que sostuve en mi entrada sobre el discurso de Muñoz Molina.
Se puede hacer
una magnífica novela sin saber esto. Pero es que también se puede hacer poesía
de gran mérito, sin saberlo. El acto de creación tiene un componente intuitivo,
espontáneo que es muy importante. En la poesía se trata de tener buen oído,
buen gusto para conformar los versos, imaginación, sensibilidad… Y también
oficio, claro; sin pasarse quizá en esto.
No todos los
endecasílabos suenan igual. Esteban Manuel de Villegas (1589-1669) escribió una
Oda al céfiro, cuyos versos iniciales
son estos:
Dulce vecino de la
verde selva,
huésped eterno del
abril florido,
vital aliento de
la madre Venus,
céfiro blando.
Para mi gusto son de los versos más sonoros
escritos en castellano. Se trata de una estrofa sáfico-adónica (tres
endecasílabos y un pentasílabo), llena de elegancia y ritmo. Los endecasílabos son sáficos puros plenos
(acentos en las sílabas 1, 4, 8 y 10).
Y ahora ya, lector, a pensar, a pensar por nosotros mismos, que es una de las tareas divertidas a las que se puede dedicar el hombre. ¿Crees tú que este gusto mío coincidirá con el de la mayoría de los mortales o será una de mis rarezas? ¿Y es sólo cuestión de acentos?, porque las palabras y lo que se dice con ellas también ha de contar. ¿Cómo suena este otro verso de Góngora, del mismo tipo?: Era del año la estación florida. ¿Cómo suenan las otras estrofas de la oda? Míralas en la red, que para eso está. Y si suena mejor la primera, ¿no será porque la hemos oído más? Tantas preguntas, todo tan complicado enseguida.
Y ahora ya, lector, a pensar, a pensar por nosotros mismos, que es una de las tareas divertidas a las que se puede dedicar el hombre. ¿Crees tú que este gusto mío coincidirá con el de la mayoría de los mortales o será una de mis rarezas? ¿Y es sólo cuestión de acentos?, porque las palabras y lo que se dice con ellas también ha de contar. ¿Cómo suena este otro verso de Góngora, del mismo tipo?: Era del año la estación florida. ¿Cómo suenan las otras estrofas de la oda? Míralas en la red, que para eso está. Y si suena mejor la primera, ¿no será porque la hemos oído más? Tantas preguntas, todo tan complicado enseguida.
Nicanor Parra, premio Nobel de Literatura, en un poema de
título Defensa de Violeta Parra, copia los dos primeros versos de esta
Oda, cambiando vecino por vecina.
Dulce vecina de la verde selva,
huésped eterno del abril florido,
grande enemiga de la zarzamora,
Violeta Parra.
huésped eterno del abril florido,
grande enemiga de la zarzamora,
Violeta Parra.
¿Plagio? ¡Bah!
Vecina y enemiga son femeninos y huésped es masculino. ¡Bah! Esto es literatura,
no es ciencia. Lo que hay que preguntarse es: ¿Suena bien? ¿Es bello? Eso es lo
que importa. Todo dentro de un orden, naturalmente.
No le hacía a usted en estas métricas, señor.
ResponderEliminarYa que cita a los clásicos, le regalaré una cuarteta endecasílaba del soneto V, muy de mi gusto.
Canta Garcilaso:
"Escrito 'stá en mi alma vuestro gesto
y cuanto yo escribir de vos deseo:
vos sola lo escribistes; yo lo leo
tan solo que aun de vos me guardo en esto."
Hoy tendríamos que haber escrito "escribeste", pero sigo la sabia edición, seguramente fiel, de Elias L. Rivers (Castalia).
Ese "solo" del cuarto endecasílabo viene a significar "tan a solas", según anota el erudito de Charleston.