Al preparar
hace poco el índice de temas, en las entradas del 18 y 19 de octubre, compruebo
que en la del 24 de mayo traduje City
Lights, la bella película de Charles Chaplin, por Candilejas. No sé en qué estaría pensando; esto me da pie para
elucubrar un poco.
Los idiomas son
traicioneros, engañosos. En un muy viejo chiste, un marinero llega a puerto y
pregunta a alguien en el muelle: Parlez-vous français? Yes, responde este. Eso
es inglés, dice el marinero (no se sabe en qué idioma). El otro lo entiende y
dice: ¡Anda, ya sé otro idioma! Malo, malísimo, el chiste, para qué engañarnos.
Viene todo a
que es muy difícil manejar bien, de verdad, un idioma extranjero. Creemos
dominar una lengua y podemos estar muy equivocados. Un inteligente amigo de
Toronto, después de leer una frase muy circunstancial de mi blog, me escribe: why such morose view of life? (¿Por qué esa triste visión de
la vida?) Conozco el adjetivo, pero quiero
saber si moroso, en español, tiene alguna acepción relacionada con su significado
en inglés. No en el DRAE. En el Merriam-Webster, morose tampoco tiene acepción alguna ligada a ‘demora’. Se trata, pues, de un típico caso de ‘falsos
amigos’ (palabras parecidas en su grafía, en dos idiomas, que significan cosas
muy distintas). En la descripción del término inglés se remite a los sinónimos:
sullen, sulky, surly, dour, glum (no gloomy, más habitual). Conocer todas
estas palabras, sus sutiles diferencias semánticas, etc., es algo que me
sobrepasa claramente. No, no son fáciles los idiomas.
El título de la película de
Chaplin en inglés es Limelight. La
traducción de la voz candilejas es, sin embargo, footlights,
aunque el título español de la película está muy bien escogido. Limelight —luz de calcio o de Drummond—
se refiere a un tipo de iluminación especial usada en los escenarios en el
siglo XIX, que no se usa hoy día, si bien se ha conservado el nombre. La
potente luz que enfoca a veces un área reducida del escenario se llama spotlight. O sea, footlight, limelight, spotlight… Los idiomas, repito, no son
fáciles.
Termino, para abreviar. Seguiré
mañana y explicaré por qué dedico una entrada a este tema algo aburrido. Para
compensar, me gustaría, lector, eso sí, que leyeras mi entrada del 24 de mayo,
en la que hablo de Luces de la ciudad.
Y te doy ahora, que no lo hice entonces, el vínculo para su final: http://youtu.be/C_vqnySNhQ0. Son unos minutos inolvidables:
glorioso, puro, inmortal folletín.
(continuará)
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