Palabras clave (key words): vanidad del mundo y de la gloria, de la
lengua italiana.
En mi última
entrada hablé de Curzio Malaparte, el conocido escritor italiano, fascista
primero, comunista después, personalidad poliédrica y controvertida. Me referí
a su libro, no muy conocido en España, Maledetti
toscani, el último que escribió, en 1956, un año antes de su muerte. Me
detengo aquí y te aseguro, lector, que es un buen sitio para reposarnos y
charlar un rato.
La obra es una
delicia, llena de humor, de inteligencia, de belleza, con un italiano
excelente, de esos que te hacen ver que esa lengua, aparentemente fácil y
próxima para los españoles, engaña y es más complicada de lo que parece. También
hay en ella consideraciones morales —de una moral íntima, sincera y rotunda,
que rezuma autenticidad y tiene carácter más bien afectivo—, demostrando que
se puede divertir y hacer reflexionar a la vez, aunque la hazaña sea imposible
para muchos.
Ironiza
cariñosamente sobre los toscanos, su inteligencia, su amor a la libertad, su
capacidad para intimidar y desconcertar al resto de los italianos. Todo es una
broma, naturalmente, pero que descubre también la miseria y la boria (la vanidad) de las cosas terrenas
e incita a pensar. Aprovechando que Prato, la ciudad toscana en la que nació el
autor, a quince kilómetros de Florencia, es uno de los centros textiles más
importantes de Europa y allí se reciben, para reciclarlos, retazos, trapajos,
andrajos y pingajos de toda Italia y de otras partes del mundo, escribe:
A Prato, dove tutto viene a finire: la gloria,
l’onore, la pietà, la superbia, la vanità del mondo. [...] Mentre gli altri
credono che tutto sia di buona lana, i pratesi sanno che tutto è fatto di
cenci. [...] Della grandezza umana, della superbia degli uomini, ridono, perché
sanno di che son fatte. [...] Sono esempio di semplicità e di lealtà in un
mondo, dove tutti cercano di nascondere quel che sono, e che erano, e si dànno
l’aria d’essere il contrario di quel che sembrano. Traduzco:
“En Prato, donde
todo viene a acabar: la gloria, el honor, la piedad, la soberbia, la vanidad
del mundo. Mientras los demás creen que todo es de buena lana, los prateses saben que todo está hecho de
guiñapos. De la grandeza humana, de la soberbia de los hombres se ríen, porque
saben de qué están hechas. Son ejemplo de simplicidad y lealtad en un mundo en
el que todos buscan esconder lo que son, o eran, y se dan aires de ser lo
contrario de lo que parecen”.
Lector, este es el
italiano fácil (hasta pensé en no traducirlo), pero no todo es así. Trapero,
por darte ya un ejemplo, es cenciaiolo
(pezzaio, barattiere), no tan entendible ya, ¿verdad? Por cierto, la cita más
conocida que conozco sobre Marañón es la que afirma que era un “trapero del
tiempo” (por saber aprovechar bien los ratos perdidos).
Es imposible
extenderse más, porque lo que habría que hacer es leer el libro entero. Pero
los editores españoles no lo han traducido —cada vez me irritan más— y se puede
leer sólo en italiano. ¿Por qué no se ha vertido al español? Seguramente,
porque no es un libro para grandes masas. Leo una crítica, italiana: Non è, in tutta franchezza, un libro che si possa
consigliare a chicchesia (No es, con franqueza, un libro que se pueda
aconsejar a cualquiera). Y sigue: Ribadisco: un
libro per pochi. Ma che piacere leggere certi passi, anche per la lingua! (Repito: un libro
para pocos. Pero qué placer leer ciertos pasajes, ¡también por el lenguaje!).
No estoy de acuerdo: es un libro para cualquiera que tenga sensibilidad. Lo
mostraré un poco más en la siguiente entrada.
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