18 de marzo de 2015

Sobre Maledetti toscani, de Curzio Malaparte


Palabras clave (key words): vanidad del mundo y de la gloria, de la lengua italiana.

En mi última entrada hablé de Curzio Malaparte, el conocido escritor italiano, fascista primero, comunista después, personalidad poliédrica y controvertida. Me referí a su libro, no muy conocido en España, Maledetti toscani, el último que escribió, en 1956, un año antes de su muerte. Me detengo aquí y te aseguro, lector, que es un buen sitio para reposarnos y charlar un rato.

La obra es una delicia, llena de humor, de inteligencia, de belleza, con un italiano excelente, de esos que te hacen ver que esa lengua, aparentemente fácil y próxima para los españoles, engaña y es más complicada de lo que parece. También hay en ella consideraciones morales —de una moral íntima, sincera y rotunda, que rezuma autenticidad y tiene carácter más bien afectivo—, demostrando que se puede divertir y hacer reflexionar a la vez, aunque la hazaña sea imposible para muchos.

Ironiza cariñosamente sobre los toscanos, su inteligencia, su amor a la libertad, su capacidad para intimidar y desconcertar al resto de los italianos. Todo es una broma, naturalmente, pero que descubre también la miseria y la boria (la vanidad) de las cosas terrenas e incita a pensar. Aprovechando que Prato, la ciudad toscana en la que nació el autor, a quince kilómetros de Florencia, es uno de los centros textiles más importantes de Europa y allí se reciben, para reciclarlos, retazos, trapajos, andrajos y pingajos de toda Italia y de otras partes del mundo, escribe:

A Prato, dove tutto viene a finire: la gloria, l’onore, la pietà, la superbia, la vanità del mondo. [...] Mentre gli altri credono che tutto sia di buona lana, i pratesi sanno che tutto è fatto di cenci. [...] Della grandezza umana, della superbia degli uomini, ridono, perché sanno di che son fatte. [...] Sono esempio di semplicità e di lealtà in un mondo, dove tutti cercano di nascondere quel che sono, e che erano, e si dànno l’aria d’essere il contrario di quel che sembrano. Traduzco:

“En Prato, donde todo viene a acabar: la gloria, el honor, la piedad, la soberbia, la vanidad del mundo. Mientras los demás creen que todo es de buena lana, los prateses saben que todo está hecho de guiñapos. De la grandeza humana, de la soberbia de los hombres se ríen, porque saben de qué están hechas. Son ejemplo de simplicidad y lealtad en un mundo en el que todos buscan esconder lo que son, o eran, y se dan aires de ser lo contrario de lo que parecen”.

Lector, este es el italiano fácil (hasta pensé en no traducirlo), pero no todo es así. Trapero, por darte ya un ejemplo, es cenciaiolo (pezzaio, barattiere), no tan entendible ya, ¿verdad? Por cierto, la cita más conocida que conozco sobre Marañón es la que afirma que era un “trapero del tiempo” (por saber aprovechar bien los ratos perdidos).

Es imposible extenderse más, porque lo que habría que hacer es leer el libro entero. Pero los editores españoles no lo han traducido —cada vez me irritan más— y se puede leer sólo en italiano. ¿Por qué no se ha vertido al español? Seguramente, porque no es un libro para grandes masas. Leo una crítica, italiana: Non è, in tutta franchezza, un libro che si possa consigliare a chicchesia (No es, con franqueza, un libro que se pueda aconsejar a cualquiera). Y sigue: Ribadisco: un libro per pochi. Ma che piacere leggere certi passi, anche per la lingua! (Repito: un libro para pocos. Pero qué placer leer ciertos pasajes, ¡también por el lenguaje!). No estoy de acuerdo: es un libro para cualquiera que tenga sensibilidad. Lo mostraré un poco más en la siguiente entrada.

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