Conté en mi entrada anterior historias enredadas en el silencio, ese don
divino, esa paz repleta de sentido —“sólo sé decirte mi silencio”, escribió un
poeta—, que debería extinguirse únicamente cuando lo reemplazaran palabras
cargadas de belleza, de razón o de bondad. Cada vez me seduce más esta última
cualidad en los seres humanos. Beethoven dijo o escribió que solamente reconocía un índice
de superioridad: la bondad.
Hablo de literatura, claro. En la vida corriente hay que emplear
palabras, que a veces pueden ser duras y cortantes. Incluso entonces, se ha de
evitar el lenguaje desarrapado o sucio. Por no hablar de la violencia física,
siempre odiosa. En la tertulia de Gómez de la Serna, un día, alguien ofendido
pidió a otro contertulio salir a la calle para arreglar cuentas. Y Ramón
pontificó: “Aquí de insultar todo, de pegarse nada”. Para mí, ni siquiera
insultar. Queda mucho mejor, y es más hiriente, la ironía.
No sé si hay un tutorial para los que escribimos un blog. Si lo hubiera,
tampoco lo consultaría; ya he insinuado, y dicho abiertamente también, que en
literatura prefiero la espontaneidad y la libertad a cualquier otra cualidad.
No niego que se dé también en ella el oficio, pero pienso, como Neruda, que
“la parafernalia de la literatura, con todos sus méritos, no debe sustituir a
la desnuda creación”. Quizá todo viene de mi modo personal de abordarla.
Menciono lo del tutorial porque no sé si es buena práctica reincidir en
entradas pretéritas. Lo voy a hacer, para volver a la del veintisiete de
agosto, en pleno verano, y con alguna recomendación que no me importa repetir.
Allí explicaba yo muy sinceramente lo que busco en cualquier arte y daba
el vínculo para una película de mi juventud, Cuentos de Hoffmann, de 1951, que me impresionó muy vivamente. El
cine podría haberse convertido en ese arte o espectáculo total que buscaron
hace tiempo los artistas. Por desgracia, no está siendo así y muchas películas
de hoy son una colección de efectos especiales, disparatados a
veces. Doy de nuevo el vínculo, http://youtu.be/t6zcAzZGUjQ,
y añado la letra de la célebre barcarola, en su original francés. Con una
excelente traducción, que encuentro ya hecha:
Le temps fuit
et sans retour emporte nos tendresses!
Loin de cet heureux séjour,
le temps fuit sans retour.
Zéphyrs embrasés,
versez-nous vos caresses;
zéphyrs embrasés,
versez-nous vos baisers, Ah!
Belle nuit, ô nuit d'amour,
souris à nos ivresses,
nuit plus douce que le jour,
ô belle nuit d'amour!
¡El
tiempo huye sin cesar
y
se lleva nuestras ternuras!
Lejos
de esta feliz morada,
el
tiempo huye sin cesar.
Céfiros
ardientes,
dadnos
vuestras caricias;
céfiros
ardientes,
dadnos
vuestros besos, ¡ah!
Bella
noche, oh, noche de amor,
sonríe
a nuestra embriaguez,
noche
más dulce que el día,
¡oh,
bella noche de amor!
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