Una de esas nuevas visiones del valle de las Batuecas, a
las que aludía en mi anterior entrada, se inicia con la fundación de un
convento de Carmelitas Descalzos, el Santo Desierto de San José de las Batuecas,
entre La Alberca (Salamanca) y Las Mestas (Cáceres), en 1597 por fray Tomás de
Jesús, en el que se ofició la primera misa el día cinco de junio de 1599. Algunos
pensaban, como ya dije, que la zona estaba poblada por restos de los árabes
expulsados — alarbes, como escribe el historiador Luis Cabrera de Córdoba
(1559-1623)— y se contaban los hechos fantásticos que ya referí. Fue Pedro
García de Galarza (1538-1604), obispo de Coria, quien dio la licencia para la
fundación del convento, que se crea porque en los años 1590s los carmelitas
descalzos empezaron a fundar los llamados desiertos o yermos en áreas rurales
remotas, movidos por la vocación eremítica del primitivo Monte Carmelo. Se vive
entonces en la Orden una especie de nostalgia de un paraíso perdido y se siente
la necesidad de sacralizar el espacio de los penitentes; esto coincide con un
cambio, una crisis, en el sentir de los europeos respecto a la relación con el
mundo natural, justamente al principio de lo que podría considerarse la
revolución industrial, que supone una diferenciación entre la admiratio mundi y la dominatio mundi. Es un rasgo de la mentalidad monástica típico de la
Contrarreforma: la infusión de un sentido sacro en el desnudo ambiente del
desierto. Se piensa en la Naturaleza como la casa que ayuda a la vida devota.
Se vuelve a hablar
entonces del Paraíso Terrenal y se lanzan diversas ideas sobre su posible
localización. De hecho, una razón por la que estoy escribiendo sobre las
Batuecas es lo leído en un periódico local —cuando viajo me gusta hojear la
prensa del lugar— en el que se habla del valle de ese nombre “como un jardín o
edén, en el cual incluso, como hizo el escritor jesuita Juan Eusebio Nieremberg,
se ha situado y localizado el propio Paraíso Terrenal” (sic), aquel donde
vivieron nuestros primeros padres. Como se ve, la visión del lugar pasa de ser concebido
como un lugar habitado por demonios a transformarse en un auténtico Edén. El
cambio no puede ser más radical. Todo esto me hizo buscar en literatura antigua,
la del siglo XVII.
Comprobé así que en
realidad el jesuita Nieremberg nunca afirmó que el Paraíso Terrenal pudiera
haber estado en el valle del que hablamos. En la omnisciente red pude encontrar
lo dicho por el jesuita en sus Obras
philosophicas del Padre Juan Eusebio Nieremberg de la Compañía de Jesús,
vol. 6, y dedicaré unas líneas a su discurso. El autor critica la idea de que el
Paraíso estuviera en Ceilán (actual Sri Lanka), “como refieren Horta Argensola
y Ludovico Romano y en la que creen los naturales de allí”. Cuenta Nieremberg
que hay en esa isla una cumbre que llaman Pico de Adán en la que existe una
huella de pie de unos dos palmos, que sería la del propio Adán, del que dicen
que allí lloró e hizo penitencia. También hay un árbol mediano que algunos
piensan que es el Árbol de la Vida o de la Ciencia, y afirma tajantemente el
jesuita: “ni de uno ni de otro lo creo, fuera de que el Paraíso ha de caer por
Mesopotamia”.
O sea, el Paraíso
no estuvo en Ceilán, sino que seguramente hubo de estar en Mesopotamia.
Nieremberg no excluye la posibilidad de que todavía perviva en alguna parte
oculta del mundo y se enfrenta a los que niegan esa posibilidad. Y es entonces
cuando menciona a las Batuecas (actualizo su castellano): El argumento que hacen algunos para negar la permanencia del Paraíso
[…] de que no se halle ahora […] aunque parece fuerte no concluye, pues vemos
que, en medio de España, se nos ha encubierto por inmemoriales años unos valles
que llamamos ahora las Batuecas, sin saber nosotros de ellos, ni los que
estaban allí de nosotros, criándose en aquel espacio breve como bestias, sin
religión, sin noticias de más mundo, y pues si en la frecuencia del mundo, sin
extraordinaria providencia del cielo, se nos ocultó aquella tierra hasta estos
días, qué mucho si el Paraíso se nos escondiese por singular consejo de Dios, y
ministerio de los Ángeles. Nieremberg no postula tampoco, pues, las
Batuecas como posible localización del Paraíso, sino que pone su ejemplo para
indicar sencillamente que el Paraíso podría estar escondido y ser hallado
todavía en algún momento futuro, como se encontró este valle en la propia
España.
Mucho más tarde,
es el Padre Feijoo quien toca el tema de un posible descubrimiento del Paraíso.
Se muestra contundente: “Hoy, que no hay
porción alguna de tierra donde verisímilmente pueda colocarse el Paraíso que no
esté hollada y examinada por innumerables Viajeros, y Comerciantes Europeos,
carece de toda probabilidad la opinión que le juzga existente”. Enfangado yo en
el tema, encuentro una ubicación curiosa del Paraíso en el pasado, pero no en
Mesopotamia, ni siquiera en Europa, sino en el Nuevo Mundo, en América del Sur.
Lo leo en Hombres y documentos de la
filosofía española, volumen cuatro, de Gonzalo Díaz Díaz y se
trata de la hipótesis de León Pinelo, en la que me detendré un momento.
Antonio de León
Pinelo, de ascendencia judía —su abuelo, el médico Juan López, había muerto en
la hoguera—, nació en Lisboa en 1590 y con dos o tres años pasó con sus padres a
Valladolid y luego a Córdoba (Argentina). Completó estudios superiores en la
Universidad de Lima y en 1623 regresó a España y fue nombrado Cronista mayor de
las Indias, en 1658. Amigo de Nieremberg, Lope y Ruiz de Alarcón, escribió El Paraíso en el Nuevo Mundo, entre 1640-1650,
en dos volúmenes de 239 y 288 hojas, en los que se esfuerza con muchos
argumentos en situar el Paraíso Terrenal en la zona amazónica regada por los
ríos de la Plata, Amazonas, Magdalena y Orinoco, y da muchos detalles
topográficos, de su flora y fauna. Según él, Noé construyó el arca en las
cercanías de Lima y durante el Diluvio las corrientes oceánicas la llevaron a
Europa, donde el género humano reinició su historia. Parte de ese pueblo volvería
después a América, a través del estrecho de Behring. Es que todo tiene su
explicación, lector, si se sabe buscar.
(continuará)
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