Prometí indagar
sobre Hinton, autor del que Borges quizá
tomó la idea del ‘pasado modificable’. Recalco intencionadamente el adverbio
porque la cita borgiana es muy escueta: “las diversas eternidades que
han ideado los hombres, desde el inmóvil Ser de Parménides hasta el pasado
modificable de Hinton” —ya no se dice nada más— y no creo que llegara aquí a
más profundidades el maestro argentino.
Charles Howard Hinton (1853-1907) fue un
matemático británico, escritor de ciencia ficción e interesado en la cuarta
dimensión. No es fácil de leer, aviso, y en sus especulaciones se remonta a
Parménides, Platón y Aristóteles. De Platón aprovecha su famoso mito (República,
libro VII), que cuenta cómo unos hombres encadenados en una caverna perciben
sólo sus sombras y las de otros objetos proyectadas sobre la pared a la que
miran forzada y continuamente. Uno de ellos logra salir de la cueva, contempla
el mundo real y comprueba cuán distinto es de lo que ha visto hasta entonces.
Lo mismo hace el filósofo, elevándose al mundo de las ideas, más grande y más
real que el percibido por los sentidos; un mundo en el que todo lo que nos afecta
no es pasajero y transitorio, sino eterno. Por cierto que Platón, al imaginar que
ese hombre regresara a la caverna y contara el descubrimiento a sus compañeros,
aventura con gran pesimismo, ¿no lo matarían, si pudieran tenerlo en sus manos?
Hinton utiliza esta alegoría para proclamar
que “as
our world in three dimensions is to a shadow or plane world, so is the higher
world to our three-dimensional world. That is, the higher world is
four-dimensional” (lo que nuestro mundo de
tres dimensiones es a un mundo plano de sombras, es lo que el mundo superior es
al nuestro tridimensional. O sea, el mundo superior es tetradimensional). Entiendo que
también podría tener más dimensiones. Cualquiera que haya estudiado casos de
regresión múltiple, sabe que la mente se desenvuelve sin problemas, en lo
matemático, en espacios de cualquier número de dimensiones. Otra cosa,
naturalmente, es imaginar tales espacios.
Hinton sugiere también que el movimiento es aparente. “We can conceive that all things and
movements in our world are the reading off of a permanent reality by a space of
consciousness” (podemos concebir que todas las cosas y movimientos en
nuestro mundo son lecturas a partir de una realidad permanente en un marco de
conciencia). Y sigue diciendo, “each
atom at every moment is not what it was, but a new part of that endless line which
is itself” (cada átomo en cada momento no es lo que fue, sino una nueva
parte de la línea sin fin que es). Hinton trata de explicar esto con figuras
geométricas y proyecciones y, leyéndole con cuidado, puede uno hasta pensar que
lo ha entendido. No estoy nada seguro de eso, lector, y creo que es un autor
que requiere una mentalidad matemática, que no se da en las personas
corrientes.
Más adelante
Hinton recurre a las teorías de Lobatchewsky and Bolyai, sobre la geometría no
euclidiana, porque tienen, según él, una singular y curiosa relación con el mundo
superior que postula. Una geometría en la que los ángulos de un triángulo
pueden sumar más de dos ángulos rectos y en la que desde un punto se puede
trazar más de una recta paralela a otra recta dada. Una geometría en la que el
cuadrado de la hipotenusa puede no ser la suma de los cuadrados de los catetos,
sino su diferencia. Beltrami mostró que esa geometría
operaba en ciertas superficies curvas; la conocerían seres hipotéticos que
vivieran en la superficie de una esfera.
Nada fácil de entender, ya digo. Borges es un escritor y
sabe apropiarse de lo que conviene para edificar una fantasía. De la línea que
copié antes —each atom at every moment is
not what it was— puede surgir la idea de un ‘pasado modificable’. Nada que
objetar desde el punto de vista de la ficción, de la literatura, pero
absolutamente cuestionable desde el punto de vista físico o metafísico. Este
ejemplo vale para resaltar lo que de inasequible tienen algunas teorías
científicas, que no pueden ser aprehendidas por todos. Hermann Weyl
(1885-1915), un gran físico y matemático alemán, dijo en su día que si murieran
diez o doce personas determinadas, la física de la época se perdería para
siempre. Siempre conviene ser humilde que, como decía el paje Florisel al que
ya mencioné, “al que sabe
ser humilde, en todas partes le va bien”. Pero es que, en ciertos casos
es absolutamente necesario y lo contrario es suicida. ¡Cómo para andar por ahí
diciendo que uno lo entiende todo!
No pude
elucidar mucho sobre el pensamiento de Hinton, pero encontré motivo de reflexión
para el enigma de la posible modificación del pasado. Eso ocurre a veces, que
se descubre lo que no se busca, pero a esto me referiré en una próxima entrada
que se titulará Serendipity.
No hay comentarios:
Publicar un comentario